Cada decisión que tomamos como directores es solo el inicio, pero su verdadero impacto se mide en la ejecución. La próxima vez que enfrentes una decisión importante, pregúntate: ¿estoy preparando a mi equipo para ejecutar con claridad y compromiso, o estoy dejando que mi ego influya en el proceso?
El proceso no está libre de retos: para lograrlo, debemos delegar sin intervenir, empoderar sin imponer y alinear al equipo sin que los egos —propios o ajenos— se interpongan. Estos desafíos demandan de nosotros claridad y un enfoque equilibrado.
La presión de una decisión bien tomada
Cada decisión que tomamos puede impulsar o frenar nuestra estrategia. Sabemos que el éxito de una decisión no depende solo de nuestra visión: requiere del apoyo de un equipo comprometido y preparado. Sin embargo, el ego puede convertirse en un obstáculo si no sabemos cuándo ceder el control.
Aunque nuestro papel es pensar estratégicamente, también debemos asegurarnos de que cada paso sea ejecutable sin nuestra intervención directa. Involucrarse demasiado en la ejecución puede ser señal de que hemos perdido el enfoque en lo esencial: guiar y dar a nuestro equipo las herramientas para actuar con autonomía.
Delegar y empoderar sin protagonismo
Un liderazgo efectivo no solo toma decisiones, sino que confía en que el equipo sabrá ejecutarlas. Esto implica dar contexto y claridad para que cada miembro comprenda el propósito de la decisión y su papel en ella.
Un buen ejemplo es la transformación de Microsoft bajo Satya Nadella. Cuando Nadella asumió el cargo de CEO en 2014, Microsoft enfrentaba desafíos en un mercado en rápida evolución. Nadella no solo dirigió una serie de decisiones estratégicas, sino que también enfocó su liderazgo en construir una cultura de colaboración y aprendizaje continuo. Abandonó el estilo competitivo interno que había caracterizado a Microsoft y unió al equipo en torno a una visión clara: transformar la empresa en un proveedor líder de servicios en la nube.
Esa estrategia no solo mejoró los resultados financieros, sino que alineó al equipo bajo un propósito común, permitiéndoles ejecutar la visión sin la interferencia del ego. Hoy, Microsoft es un ejemplo de cómo un liderazgo que se enfoca en la cultura y la alineación puede transformar una organización.
Manejar los egos en el proceso de toma de decisiones
En el ámbito directivo, la toma de decisiones también implica lidiar con los egos, tanto de otros líderes como el propio. A veces, el ego es el mayor obstáculo para una ejecución efectiva.
Como líderes, es natural querer que nuestras ideas prosperen, pero debemos reconocer cuándo el ego está limitando una decisión y cuándo conviene gestionar las influencias de otros de manera diplomática.
La decisión más efectiva será siempre la que se tome en beneficio de la organización, no para satisfacer intereses personales. Este enfoque asegura que el equipo esté alineado y enfocado en un objetivo común, sin distracciones innecesarias.
Para tomar decisiones que generen resultados y unan al equipo en la ejecución, podemos seguir estos cinco pasos clave:
- Analizar el objetivo y el impacto. Antes de decidir, aclara el propósito y el impacto deseado. Esto establece un marco de referencia para comunicarlo al equipo, sin que el ego del líder se convierta en el propósito mismo.
- Involucrar a las personas clave. La decisión será más sólida si involucras a quienes van a ejecutarla. Considera perspectivas valiosas que puedan mejorar la implementación y mantén el ego bajo control para aceptar puntos de vista diferentes.
- Escuchar, pero actuar con firmeza. Escucha a tu equipo y a otros líderes, pero recuerda que la decisión final debe tomarse con determinación, sin que el ego interfiera en imponerla. La firmeza genera seguridad en el equipo, esencial para una buena ejecución.
- Definir el “cómo” de la ejecución. La ejecución requiere claridad. Especifica los pasos, asigna responsables y establece tiempos de seguimiento. Aquí el ego puede confundirse con un plan; evítalo, definiendo acciones concretas.
- Comunicar el “por qué” y el “cómo” al equipo. La comunicación es fundamental. Explica por qué tomaste la decisión y cómo se llevará a cabo, para que el equipo entienda el propósito y su papel en la ejecución, sin que el mensaje se pierda en el deseo de protagonismo.
Decidir y ejecutar con humildad y propósito
La toma de decisiones en liderazgo va más allá de crear estrategias; se trata de construir un camino claro para que los equipos actúen con confianza y compromiso, sin la carga del ego.
Liderar no es ejecutar ni imponer, sino guiar de forma estratégica para que los equipos logren las metas planteadas. La próxima vez que enfrentes una decisión importante, asegúrate de que estás facilitando el camino para que tu equipo ejecute con claridad y determinación.
Deja que ellos se encarguen de la ejecución, mientras tú te aseguras de que tengan todo lo necesario para llevarla a cabo con éxito, dejando el ego a un lado y permitiendo que el equipo brille.