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Cómo manejar el comportamiento pasivo-agresivo en la oficina

Comienza con la comprensión de la causa.

Cómo manejar el comportamiento pasivo-agresivo en la oficina [Foto: LIGHTFIELD STUDIOS/Adobe Stock]

Lidiar con el comportamiento pasivo-agresivo en el lugar de trabajo puede ser complicado, especialmente cuando se manifiesta de manera sutil, como ojos en blanco, usando sarcasmo o un desapego silencioso. Muchos de nosotros lo hemos encontrado, pero gestionarlo como líder puede parecer particularmente desafiante. ¿Cómo podemos abordar este comportamiento de una manera que mantenga un lugar de trabajo positivo y fomente la comunicación abierta?

Como mediador y gerente en el lugar de trabajo, he visto una buena cantidad de comportamientos pasivo-agresivos. Aquí hay algunas ideas que he recopilado durante la última década que espero te puedan ayudar si te encuentras en el extremo receptor de tales comportamientos.

LAS CAUSAS DE LA AGRESIÓN PASIVA EN LA OFICINA

La agresión pasiva a menudo surge de luchas internas o frustraciones no expresadas. Si bien cada individuo es único, a continuación se presentan algunas razones comunes por las que las personas pueden recurrir a tales comportamientos:

  • Miedo al conflicto. Algunas personas encuentran intimidante la confrontación directa y recurren a expresiones indirectas de su frustración.
  • Dificultad para expresar sentimientos. Esto puede suceder si han estado en entornos que no son receptivos al diálogo abierto.
  • Baja autoestima. Una persona que lucha con la confianza en sí misma puede encontrar difícil afirmar sus necesidades directamente, por lo que opta por formas más sutiles de expresar su insatisfacción.
  • Dificultad para ser asertivo. Es posible que simplemente carezcan de las habilidades o el nivel de comodidad para expresar sus preocupaciones de manera abierta y constructiva.

Descubrí que comprender algunas de las causas comunes del comportamiento me ayudó a sentir más empatía por la persona con la que estaba tratando.

Ahora bien, para ser claros, tener una mayor conciencia y empatía no significa excusar el comportamiento. Aún necesitas abordarlo (especialmente si eres un gerente), pero es vital que lo hagas desde un lugar de empatía para minimizar cualquier reacción negativa que puedas tener. Esto se debe a que cuando reaccionas negativamente al comportamiento pasivo-agresivo, es demasiado fácil que la conversación se centre en la reacción en lugar del comportamiento original que deseas abordar.

ABORDARLO DIRECTAMENTE, CON CALMA Y RAPIDEZ

Una de las formas más efectivas de manejar el comportamiento pasivo-agresivo es abordarlo de manera rápida pero gentil. Mencionar con calma lo que notas puede marcar una gran diferencia. Intenta usar un lenguaje neutral que se centre en la observación en lugar de la acusación. La siguiente frase podría ser útil: “Noté un ligero cambio en tu lenguaje corporal durante la reunión anterior. Cuéntame qué te está pasando por la cabeza”.

Este tipo de lenguaje le da a la persona la oportunidad de abrirse sobre lo que le molesta. Puede incitarlos a discutir preocupaciones que de otra manera podrían mantener ocultas, lo que podría evitar futuros incidentes pasivo-agresivos.

Sin embargo, si eligen ignorarlo, resiste la tentación de presionar. No todo el mundo está preparado para abrirse de inmediato, pero reconocer el comportamiento con gentileza planta una semilla para futuras conversaciones.

QUÉ HACER SI CONTINÚA

Si el comportamiento continúa, es posible que debas tener una conversación más profunda. En este caso, puede ser útil conectar con ellos a nivel personal compartiendo una experiencia que podría ayudarlos a sentirse vistos y comprendidos. Por ejemplo, podrías decir:

“Sé que te he preguntado varias veces si todo está bien. No quiero que sientas que tu voz no se escucha. Recuerdo momentos en roles pasados en los que sentí que no podía expresar mis preocupaciones abiertamente y fue un desafío. Quiero asegurarme de que no te sientas así aquí”.

Al ofrecer lo que crees que puede estar sucediendo y enmarcar la discusión como una forma de ayudarlos en lugar de “regañarlos”, aumentas las posibilidades de que se abran.

LA IMPORTANCIA DE CREAR UNA CULTURA ABIERTA Y DE APOYO

En última instancia, la mejor manera de abordar el comportamiento pasivo-agresivo es crear una cultura donde los miembros del equipo se sientan cómodos compartiendo sus pensamientos abiertamente. Practicar el desacuerdo constructivo como equipo puede reducir significativamente la probabilidad de agresión pasiva.

Hay una actividad específica que he realizado con muchas organizaciones con las que he trabajado y he obtenido excelentes resultados. Comienza con llevar una idea al equipo para que la critique. Ya sea presentando un concepto (o un proyecto hipotético) y animando a cada persona a que observe cualquier defecto potencial, recorre la sala e invita a todos a compartir sus pensamientos. Es importante que todos hablen por turno, no solo tener una discusión abierta donde las mismas personas contribuyan.

Repite esta práctica cada semana e invita a los miembros del equipo a presentar sus ideas y dejar que el grupo las critique. Una vez que el equipo se sienta cómodo compartiendo cuando ve un problema, haz que la mitad del equipo comparta todos los aspectos positivos de la idea que se ha presentado y la otra mitad comparta los problemas que ve. Ahora están practicando desafiarse activamente entre sí en una situación de bajo riesgo.

PROPORCIONA ORIENTACIÓN ESPECÍFICA

No dudes en proporcionar orientación sobre el lenguaje específico. Modela un lenguaje positivo cuando des retroalimentación. Por ejemplo, “Creo que planteas un buen punto con X. Permíteme agregar Y a la ecuación”. Este enfoque muestra que los desacuerdos son parte de una discusión saludable en lugar de un desafío personal.

Al practicar constantemente este método, los miembros del equipo desarrollan la confianza para compartir sus verdaderos pensamientos, lo que en última instancia reduce la probabilidad de un comportamiento pasivo-agresivo.

Cuando las personas se sienten escuchadas, apoyadas y alentadas a expresar sus opiniones, es mucho menos probable que recurran a formas indirectas de expresar frustración. Con las estrategias correctas y un compromiso con la comunicación abierta, puedes crear un espacio positivo y productivo donde todos los miembros del equipo se sientan valorados e involucrados.

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