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Equilibra estos 2 factores si no quieres que tus correos sean malinterpretados

Al reconocer los posibles inconvenientes y al mismo tiempo aprovechar su capacidad para una comunicación clara, cálida y profesional, podemos transformar esta fuente de estrés laboral en una herramienta para construir relaciones.

Equilibra estos 2 factores si no quieres que tus correos sean malinterpretados [Ilustración: Freerange]


Mandar correos sigue siendo el método favorito para la correspondencia laboral. Sin embargo, esta forma aparentemente simple de comunicación tiene un alto potencial de malentendidos. En marzo de 2024, mi empresa, Babbel, encargó a la agencia internacional de investigación de mercados OnePoll que realizara una encuesta a 2,000 trabajadores de oficina en Estados Unidos sobre sus preferencias de comunicación.

Los resultados arrojaron luz sobre la constante dependencia del correo electrónico y revelaron que un asombroso 88% de los trabajadores de oficina estadounidenses han lamentado de inmediato haber presionado el botón de enviar. A medida que el lenguaje y la comunicación laboral evolucionan con la incorporación de nuevas generaciones a la fuerza laboral, redactar el correo perfecto se ha vuelto más complejo y crucial que nunca.

LA TRAMPA DEL TONO

La frase aparentemente simple “bien hecho” en un correo electrónico puede generar una ansiedad significativa en los empleados, llevándolos a especular durante mucho tiempo sobre las intenciones del remitente. ¿Es un cumplido sincero o un sarcasmo sutil? Por ejemplo, investigaciones muestran que el 60% de las personas interpretan la frase “bien hecho” como sarcástica cuando se envía por correo electrónico, lo que destaca un desafío fundamental de la comunicación digital: la ausencia de tono vocal y lenguaje corporal crea abundante espacio para la malinterpretación.

Frases comunes en el ámbito laboral se han convertido en posibles trampas. La abreviatura “FYI” puede percibirse como pasivo-agresiva, mientras que “como mencioné en mi correo anterior” a menudo transmite una sensación de frustración apenas disimulada.

Incluso la elección de puntuación puede alterar drásticamente el significado de un mensaje. Un punto al final de “gracias” puede cambiar el tono de gratitud genuina a uno de sarcasmo.

Estos desafíos de interpretación se ven amplificados en el entorno laboral multigeneracional actual. Según la investigación de Babbel, mientras el 40% de los trabajadores de oficina estadounidenses consideran que los emojis son apropiados en correos electrónicos profesionales, su uso puede generar opiniones polarizadas. Los empleados más jóvenes, particularmente los de la Generación Z, frecuentemente utilizan emojis para agregar calidez y claridad a la comunicación laboral. Por el contrario, los empleados senior con un enfoque más tradicional a la correspondencia laboral a menudo consideran los emojis como poco profesionales, inapropiados y faltos de madurez.

EL OTRO COSTO DE LA MALA COMUNICACIÓN

Las repercusiones de una mala comunicación por correo electrónico van más allá de la incomodidad momentánea. Según la encuesta de Babbel, el 28% de los trabajadores de oficina creen que un correo electrónico que enviaron ha tenido un impacto negativo en sus carreras. Además, el 60% de los participantes de la encuesta informaron que el volumen de correos electrónicos que recibieron aumentó sus niveles de estrés. La creciente presión para comunicarse eficazmente mientras se gestionan bandejas de entrada desbordadas crea la tormenta perfecta para posibles errores.

A diferencia de las plataformas de mensajería instantánea, donde los mensajes pueden eliminarse o editarse, los correos electrónicos crean registros permanentes. La naturaleza formal de la correspondencia por correo electrónico añade una capa de complejidad a la dinámica comunicativa. Aproximadamente el 48% de los encuestados consideraron que el correo electrónico es un medio más formal en comparación con otras formas de comunicación, como la mensajería instantánea o las llamadas telefónicas.

Esta percepción intensifica las apuestas, llevando a los profesionales a redactar meticulosamente los correos, asegurándose de que sus mensajes sean concisos y apropiados. Esto puede generar ansiedad, haciendo que los empleados duden de la redacción y el tono, lo que lleva a sobreexplicar y a la ambigüedad, lo que a menudo causa malentendidos y, en última instancia, socava el significado intencionado del mensaje.

3 MANERAS DE EQUILIBRAR PROFESIONALISMO CON PERSONALIDAD

La clave para una comunicación eficaz por correo electrónico radica en equilibrar profesionalismo con personalidad, una habilidad que las herramientas efectivas de aprendizaje de idiomas pueden mejorar significativamente. Para navegar este delicado equilibrio, considera las siguientes estrategias:

  1. Conoce a tu audiencia y su estilo de comunicación preferido.
    Mientras que los correos internos pueden adoptar informalidad, incluyendo emojis, la correspondencia con partes externas generalmente requiere un enfoque más tradicional.
    Para fomentar la claridad, considera desarrollar directrices de equipo para la comunicación por correo electrónico, estableciendo expectativas compartidas. Además, evalúa si el correo electrónico es el medio más adecuado para tu mensaje: algunas conversaciones pueden ser más adecuadas para reuniones presenciales, videollamadas o incluso plataformas de mensajería instantánea.
  2. Concéntrate en la claridad y el tono.
    Según la investigación de Babbel, el 48% de los trabajadores juzgan con mayor severidad la corrección gramatical en los correos electrónicos que en los mensajes instantáneos. Por lo tanto, revisa cuidadosamente el mensaje en busca de errores gramaticales y de ortografía.
    También considera el posible tono para evitar malentendidos. Por ejemplo, ¿podría “solo quería saber” interpretarse como microgestión? ¿Sería “Espero tus comentarios” más accesible que “Por favor, envíame tu retroalimentación”?
    Asegúrate de que tu correo sea conciso y contenga solo la información necesaria, ya que los detalles innecesarios pueden oscurecer el mensaje principal y aumentar el riesgo de malinterpretación. Sin embargo, lograr la concisión no debe hacerse a expensas de la calidez y la cortesía.
  3. Abraza la calidez mientras mantienes el profesionalismo.
    Frases simples como “espero que estés bien” o “gracias por tu tiempo” pueden humanizar las interacciones digitales sin comprometer su naturaleza formal. Los empleados pueden practicar incorporando calidez en sus correos mediante elogios específicos y/o reconocimiento en lugar de expresiones ambiguas como “bien hecho”, que pueden parecer insinceras.

EL FUTURO DE LA ETIQUETA EN LOS CORREOS ELECTRÓNICOS

Un sorprendente 79% de los estadounidenses en la investigación de Babbel reconocen juzgar a otros por sus firmas de correo electrónico, enfatizando cómo cada elemento de nuestra comunicación digital tiene significado. Este escrutinio se extiende particularmente a cómo concluimos nuestros mensajes. Lo que antes era una elección sencilla entre “atentamente” para correspondencia formal y “saludos cordiales” para interacciones más casuales, está evolucionando.

A medida que el correo electrónico sigue resistiendo los desarrollos tecnológicos, la comunicación laboral exitosa está en manos de quienes aborden activamente estos desafíos. Los comunicadores más competentes serán aquellos que puedan adaptar su estilo a su audiencia manteniendo la autenticidad. Reconociendo los posibles inconvenientes del correo electrónico y aprovechando su capacidad para una comunicación clara, cálida y profesional, podemos transformar esta fuente de estrés laboral en una herramienta para construir relaciones profesionales más fuertes entre generaciones.

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Sobre el autor

es vicepresidente senior de Babbel for Business.

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