El drama en el trabajo. Son los chismes en la máquina de café, los gestos de desaprobación en las reuniones, los comentarios pasivo-agresivos y las explosiones por asuntos que rara vez importan a largo plazo. Reduce la energía, erosiona la confianza y agrega estrés innecesario, distrayendo a todos de lo que realmente importa: hacer un gran trabajo y disfrutar de ser parte del equipo.
En el entorno polarizado y de alta presión actual, el drama en el trabajo puede parecer inevitable. Pero no tiene por qué ser así. Puedes esquivar el caos sin aislarte de tus compañeros o parecer frío y desconectado. ¿El secreto? Equilibrar límites saludables con conexiones positivas y elegir cómo te involucras. A continuación te indicamos cómo.
DECIDE QUIÉN QUIERES SER
El primer paso para mantenerse alejado del drama en el trabajo es tener claro quién quieres ser y cómo quieres presentarte en el trabajo. Pregúntate: “¿Por qué quiero que me conozcan?”.
Tal vez quieras ser la voz tranquila y centrada en soluciones en la sala. O la persona que mantiene las cosas encaminadas y comprende a los demás cuando las emociones se intensifican. Usa esa visión para guiar tu comportamiento cuando surge el drama.
Abraza tu “estrella del norte”: no solo te mantiene alineado con tus valores, sino que también ayuda a que los demás te vean como una influencia positiva y constante.
TEN CURIOSIDAD EN LUGAR DE REACCIONAR
El drama se intensifica cuando la gente reacciona con el piloto automático, responde con brusquedad o se pone a la defensiva. Cuando la tensión aumente, resiste la urgencia de ir a donde tus emociones te lleven primero y, en cambio, haz una pausa y siente curiosidad.
Pregúntate: “¿Qué está pasando realmente aquí?” La curiosidad te ayuda a abordar la situación con calma, cambia el enfoque a la comprensión en lugar de hacer suposiciones y te da tiempo para pensar.
Por ejemplo, si un colega irrumpe en tu oficina desahogándose por la decisión de un líder, podrías responder con “Tranquilicémonos aquí y consideremos por qué podrían haber tomado esa decisión. ¿Hay algo que no estemos viendo?” Esto mantiene la discusión productiva y te posiciona como un colega reflexivo y orientado a soluciones.
EMPATIZA SIN AGREGAR COMBUSTIBLE
Evitar el drama no significa callar a la gente. Ignorar a un colega frustrado o descartarlo puede parecer despectivo. En cambio, equilibra la empatía con la redirección.
Comienza por reconocer sus sentimientos: “Puedo ver que esto realmente te ha molestado” o “Parece que estás frustrado, ¿tengo razón?” Luego, cambia el enfoque hacia la acción: “¿Qué podemos hacer para mejorar esto?” o “¿Qué está bajo nuestro control?”
Este enfoque demuestra que te preocupas sin alimentar la negatividad. También ayuda a guiar las conversaciones para que dejen de ser quejas y se orienten hacia soluciones, lo cual es mejor para todos los involucrados.
ESTABLECE LÍMITES HABLANDO EN PRIMERA PERSONA
Cuando te arrastran a una conversación o situación que prefieres evitar, establecer límites es esencial. Pero no se trata de culpar o callar a la gente, se trata de enmarcar tu respuesta de una manera que mantenga intactas las relaciones.
En la oficina, usa declaraciones en “yo” para que se trate de tus necesidades, no de su comportamiento. Por ejemplo, en lugar de decir: “Siempre eres tan negativo”, prueba con: “Por mi propio bienestar, necesito concentrarme en lo que podemos hacer para sacar el máximo provecho de esta situación, así que preferiría no volver a repasar esto”.
Este enfoque es desarmador y ayuda a evitar la actitud defensiva. También refuerza tu compromiso de mantenerte positivo sin alienar a tus colegas, e incluso puede animarlos a que ellos mismos tomen un camino diferente.
MODELA EL COMPORTAMIENTO QUE QUIERES VER
La mejor manera de reducir el drama en tu lugar de trabajo es predicar con el ejemplo. La comunicación es contagiosa: si deseas un entorno más positivo y centrado en soluciones, comienza a encarnar esos rasgos tú mismo.
Esto no significa evitar las conversaciones difíciles o fingir que los problemas no existen. Significa enfrentar los desafíos con un equilibrio de optimismo y realismo, buscar soluciones y participar con los colegas de manera significativa. Celebra los éxitos, reconoce las contribuciones y céntrate en los objetivos compartidos en lugar de las quejas o los chismes. La coherencia importa: cuando los demás ven que te mantienes enfocado en lo que puedes controlar e influenciar, los anima a hacer lo mismo.
El drama en el trabajo puede parecer inofensivo, o incluso entretenido, pero causa un daño real. Con el tiempo, erosiona la confianza, destruye la moral y añade estrés innecesario. Al establecer límites, practicar la empatía y mantenerte enfocado en las soluciones, puedes evitar verte arrastrado por la negatividad sin dejar de estar conectado con tu equipo.
El drama siempre existirá en el lugar de trabajo. ¿La decisión de involucrarse en él? Esa es completamente tuya.