
La reestructura empresarial es uno de los desafíos más estratégicos que enfrentan los directivos hoy. No se trata solo de reducir costos o hacer más eficientes las operaciones; el verdadero reto es reconfigurar la empresa sin perder el talento clave que hará posible la ejecución de la estrategia de negocio.
Sin embargo, muchas empresas llegan a la reestructura por errores acumulados en la gestión de talento. Durante periodos de crecimiento o expansión, es común contratar sin un análisis profundo de cargas de trabajo, roles, objetivos y alineación con la estrategia de negocio. Se suman personas, pero no siempre se define con claridad cómo contribuirán al resultado final. Como consecuencia, los equipos crecen desordenadamente, con estructuras que se vuelven pesadas y poco productivas.
Con el tiempo, los números no mienten. Cuando la rentabilidad empieza a verse afectada y la empresa se enfrenta a decisiones financieras difíciles, es ahí donde muchas organizaciones recurren a medidas drásticas, como los recortes de personal. Pero, ¿podría haberse evitado este escenario con una estrategia de talento más alineada a la visión del negocio desde el inicio?
Reestructurar no es solo recortar, es rediseñar
Uno de los errores más comunes en una reestructura es verla únicamente como un proceso de reducción. Pero si solo nos enfocamos en cortar costos, corremos el riesgo de eliminar capacidades clave que podrían marcar la diferencia en la competitividad de la empresa.
Un gran ejemplo es Apple. En los años 90, la compañía estaba al borde de la quiebra, con un portafolio de productos confuso y una pérdida significativa de mercado. En lugar de hacer recortes indiscriminados, Steve Jobs decidió reenfocar la empresa: simplificó la línea de productos, priorizó la innovación y fortaleció la identidad de la marca. En menos de una década, Apple pasó de estar al borde del colapso a convertirse en la empresa más valiosa del mundo.
Otro caso emblemático es LEGO, que a principios de los 2000 enfrentaba una crisis financiera por su expansión en negocios ajenos a su mercado principal. En vez de recortar sin estrategia, la empresa reestructuró su enfoque, vendió divisiones no rentables y apostó por sus productos icónicos. No solo logró recuperarse, sino que se consolidó como líder en la industria del entretenimiento infantil.
¿Qué nos dicen estos casos? Que una reestructura efectiva no se trata de reducir por reducir, sino de rediseñar la empresa para que sea más eficiente, sin sacrificar su esencia ni su capacidad de crecimiento.
El error de reducir headcount sin estrategia
Uno de los errores más frecuentes en las reestructuras es tomar decisiones basadas en cuotas de reducción de personal, en lugar de en necesidades estratégicas. Es común ver empresas que piden a cada líder de área que sacrifique un porcentaje de su equipo, sin importar si esas posiciones son críticas para la operación.
Este tipo de decisiones pueden generar una reducción de costos inmediata, pero a mediano y largo plazo pueden comprometer la competitividad del negocio. Despedir empleados solo para cumplir con un número sin evaluar el impacto en la ejecución de la estrategia puede llevar a una pérdida de conocimiento clave, sobrecarga de trabajo para los equipos que permanecen y una caída en la moral organizacional.
Las empresas más exitosas en reestructuras toman un enfoque diferente: en lugar de hacer recortes uniformes, analizan a profundidad cuáles son las áreas estratégicas y cómo pueden redistribuir el talento para maximizar la eficiencia sin perder capacidad operativa.
Además, contar con equipos diversos y una reestructura que valore el talento interno puede marcar una diferencia en los resultados. Según el estudio Diversity Wins: How Inclusion Matters de McKinsey & Company, las empresas con mayor diversidad de género en sus equipos ejecutivos tienen un 25% más de probabilidades de obtener una rentabilidad superior al promedio de su industria. Aún más, aquellas con mayor diversidad étnica y cultural en posiciones de liderazgo son un 36% más propensas a superar a sus competidores en términos de rentabilidad.
Estos datos refuerzan la importancia de que la reestructura no se trate solo de reducir costos, sino de fortalecer las capacidades organizacionales con el talento adecuado, impulsando la innovación y el crecimiento sostenible.
Cómo alinear la reestructura con la estrategia de negocio
Antes de tomar decisiones de reestructura, los líderes deben analizar tres aspectos fundamentales:
- ¿Dónde está el valor real de la empresa?
No todas las áreas generan el mismo impacto. Antes de hacer cambios, hay que identificar qué unidades de negocio y funciones son clave para la ventaja competitiva y el crecimiento futuro. En el caso de LEGO, reenfocar su negocio principal fue lo que le permitió recuperar rentabilidad.
- ¿Qué talento es clave para la ejecución de la estrategia?
La reestructura no puede significar la pérdida de las personas que generan impacto. El estudio de McKinsey demuestra que las empresas que apuestan por diversidad e inclusión en sus equipos tienen más probabilidades de ser rentables. Esto refuerza la idea de que una reestructura debe centrarse en fortalecer el talento interno en lugar de debilitarlo.
- ¿La nueva estructura maximiza la eficiencia sin afectar la capacidad de ejecución?
Ser más lean no significa ser más frágil. La clave está en eliminar duplicidades y optimizar procesos sin debilitar la capacidad operativa ni afectar la experiencia del cliente.
Estrategias contundentes de personas hacia el resultado
Si queremos mejorar la rentabilidad y la competitividad, la estrategia de talento no puede quedar en segundo plano. Para que una reestructura tenga éxito sin generar fuga de talento clave, es necesario implementar acciones concretas:
- Contratación estratégica desde el inicio. Evitar contrataciones sin una evaluación clara de cargas de trabajo y necesidades reales del negocio. La expansión no debe ser sinónimo de crecimiento desordenado.
- Reasignación inteligente. En lugar de ver la reducción como una pérdida, podemos reubicar talento en áreas de mayor impacto, maximizando su experiencia y potencial.
- Transparencia y comunicación clara. Los líderes deben ser directos y honestos sobre los cambios, explicando el por qué y el cómo, no sólo el qué. La incertidumbre mal gestionada puede ser más dañina que la propia reestructura.
- Capacitación y reskilling. En un entorno de cambios rápidos, capacitar y desarrollar nuevas habilidades en el talento interno puede ser la mejor inversión. Según Deloitte, las empresas que invierten en formación logran un 30% más de retención en su talento clave.
- Cultura de agilidad y rendimiento. No se trata solo de hacer más con menos, sino de generar una mentalidad en la que la eficiencia y el alto rendimiento sean parte de la cultura organizacional. Esto requiere cambios en liderazgo, procesos y toma de decisiones.
Reestructurar con visión, no con miedo
Una reestructura mal ejecutada puede debilitar la empresa más de lo que la fortalece. Pero muchas veces, los recortes son consecuencia de errores previos en la gestión de talento: contrataciones sin planeación, estructuras pesadas y falta de alineación con los objetivos del negocio.
Las empresas que piensan estratégicamente en su talento desde el inicio reducen la necesidad de tomar decisiones drásticas en el futuro. Apple y LEGO nos enseñan que una reestructura bien pensada no es una crisis, sino una oportunidad para reenfocar y fortalecer el negocio.
Entonces, ¿estás listo para estructurar con visión desde el inicio y evitar medidas reactivas? El futuro de tu empresa no depende solo de los costos que elimines, sino del talento que sepas gestionar y aprovechar para alcanzar los resultados.