
Para entender la estrategia mediática del presidente Donald Trump en torno al mayor programa de televisión del año, es útil pensar en sus acciones como una activación de marca, un branding. Para captar y controlar la mayor cantidad posible de la atención de la nación en torno al Super Bowl, Trump simplemente tomó como modelo los manuales de publicidad para productos de consumo.
Aunque los estadounidenses siguen cortando el cable y ven menos horas de televisión en vivo cada año, el Super Bowl sigue siendo un evento de gran audiencia que las personas sintonizan para ver. En lugar de pasar rápidamente por los comerciales en su DVR o YouTube TV, los llamativos anuncios se consideran parte de la programación. Las marcas pagan mucho dinero para tener sus anuncios durante el juego (el costo de 30 segundos publicitarios durante la transmisión ahora es de 8 millones de dólares), aunque el costo real es mucho más alto. Las marcas a menudo preparan sus anuncios lanzándolos en línea antes del juego y luego continúan con activaciones de marca para exprimir sus 30 segundos durante el mayor tiempo posible. Trump hizo algo similar.
Más que una entrevista, una estrategia mediática
El Super Bowl ya es un gran día para el presidente, ya que la cadena que transmite el partido tradicionalmente recibe una entrevista informativa previa al partido. Sin embargo, si Trump hubiera dependido únicamente de su entrevista previa al partido con el presentador de Fox News, Bret Baier, los titulares hubieran estado fuera de su control y hubieran centrado en algunas de sus políticas más negativas.
Incluso sentarse a hablar con una cadena amiga (Fox se convertirá en la primera cadena en la historia de Estados Unidos en emitir un programa presentado por un familiar del presidente) plantea riesgos para la narrativa de un presidente. A Trump le preguntaron sobre sus acciones, como poner al hombre más rico del mundo, Elon Musk, a cargo de recortar el gasto gubernamental (un juez puso recientemente restricciones a los poderes del controversial empresario y las encuestas muestran que se está volviendo cada vez más impopular); sus amenazas de aranceles a Canadá y México, que asustaron al mercado de valores antes de que Trump cambiara de rumbo y pusiera pausa; y los precios al consumidor no han bajado desde que asumió el cargo a pesar de las promesas de campaña de hacerlo.
Pero en lugar de basarse únicamente en la entrevista previa al partido, Trump intentó diseñar su propio ciclo de noticias en torno al juego. Trump fue el primer presidente en funciones que asistió al Super Bowl y se apoderó de un valioso tiempo de transmisión que lo mostraba saludando a la bandera durante el himno de EU. Como una marca de consumo que busca maximizar su tiempo publicitario, preparó su aparición y se hizo tiempo para hacer un seguimiento.
Trump, el Golfo de América y la polémica pospartido
De camino a Nueva Orleans para el partido, el Air Force One cruzó el recientemente rebautizado Golfo de América. Con un mapa de gran tamaño como soporte, Trump firmó una proclamación que declaraba el domingo como el “Día del Golfo de América”. El cambio de nombre y la proclamación, por supuesto, no hacen nada para bajar los precios o hacer que Estados Unidos sea un lugar más seguro, pero sí tienen mucho en común con los nombres de marca, como cuando IHOP se llamó temporalmente IHOb para promocionar sus hamburguesas, o Coors Light, que lanzó cervezas de edición limitada “Mondays Light” para promocionar su producto el día después del Super Bowl.
Trump abandonó el partido antes del final tras predecir –de manera incorrecta– que los Kansas City Chiefs ganarían, pero de camino a casa buscó hacer más noticias, peleándose con Taylor Swift en su red social y anunciando un plan para dejar de acuñar monedas de un centavo. La idea de acuñar monedas de un centavo ya se había planteado antes, sin mencionar el hecho de que no está clara la autoridad de Trump para hacerlo de manera unilateral. Aun así, tiene todas las características de su forma de gobierno favorita: llamativa, visceral y fácil de entender.
Trump también anunció el lunes aranceles del 25% al aluminio y al acero, lo que puede no ser tan simple ni tan popular, pero considerando el pan y los circo de su domingo en el Golfo de América, la noticia bien puede quedar eclipsada por sus narrativas preferidas.