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Pagos internacionales —de las primeras monedas al blockchain

El futuro de los pagos internacionales ya no está simplemente en la rapidez de la transacción, sino en la forma en que estas transacciones pueden ser más inclusivas, seguras y transparentes.

Pagos internacionales —de las primeras monedas al blockchain [Imagen impulsada por IA]

Los pagos internacionales no comenzaron con la formalidad de una transacción bancaria ni con un clic en una app. De hecho, los pagos entre países tienen raíces mucho más antiguas que las tarjetas de crédito, las criptomonedas y las transferencias electrónicas. 

Desde que las primeras civilizaciones hacían trueques de sal, especias y metales preciosos, el intercambio de valor es una constante en la historia humana. Sin embargo, al igual que el comercio, los pagos internacionales también representan una evolución interminable, una carrera por hacerlo más rápido, más seguro, más accesible. 

El viaje del trueque a la moneda: la primera clase de los pagos internacionales

Imagínate en una antigua ciudad, rodeado de vendedores con telas, metales y especias. Si querías comprar un saco de arroz de un comerciante chino, tendrías que ofrecer algo de valor equivalente, tal vez una pequeña cantidad de oro o plata. Pero aquí estaba el problema: si no había acuerdo sobre la cantidad o el valor del intercambio, la transacción no ocurría. El sistema era lento y dependía completamente de la presencia física de las partes, además de la confianza mutua.

Pero, al igual que un rompecabezas que empieza a tomar forma, la solución llegó con la aparición de la moneda como medio de intercambio. El oro, la plata y las primeras monedas sirvieron como un “pase VIP” para los comerciantes que buscaban cruzar las fronteras del comercio. No sólo hizo posible el pago sin importar la ubicación, sino que estableció la base para lo que sería la futura red de pagos internacionales.

El pago internacional es como un puente invisible que conecta economías enteras. Con el paso del tiempo, esos puentes dejaron de ser de piedra para ser de bits y bytes.

La revolución bancaria: la etapa de la Red de Alta Velocidad

Avancemos varios siglos. En el siglo XIX, la revolución industrial estaba en pleno auge, y los bancos empezaron a desempeñar un papel esencial en la creación de redes para transferencias internacionales. La llegada de las primeras casas bancarias globales, que permitían el intercambio de dinero entre países, dio lugar a una nueva clase de transacciones. Pero al igual que los primeros teléfonos móviles, estas redes seguían siendo limitadas, costosas y lentas en comparación con lo que vendría después.

Los pagos internacionales se muestran como una carrera entre la necesidad de seguridad y la demanda de velocidad. En los años 80, el teléfono móvil representaba lo más avanzado en comunicación; hoy en día, eso mismo ocurre con los pagos digitales,  son instantáneos, pero el terreno sigue evolucionando a la par.

La era digital: la carrera hacia la inmediatez y la inclusión

Hoy en día, los pagos internacionales son más rápidos, pero no exentos de desafíos. Con la llegada de plataformas como PayPal, Stripe y más recientemente el uso de blockchain, los pagos transfronterizos se digitalizaron, permitiendo que el dinero cruce océanos en segundos. Y si los pagos internacionales fueran un coche de carreras, entonces la tecnología blockchain sería el motor de alto rendimiento que evoluciona la forma en que transferimos dinero.

Pero, como sucede con cualquier tecnología que promete ser disruptiva, hay una curva de aprendizaje. Las criptomonedas, que abrieron la puerta a pagos sin necesidad de bancos tradicionales, dieron un paso a un ecosistema financiero paralelo. Sin embargo, no todo es color de rosa; aún existen barreras de acceso, comisiones y la falta de interoperabilidad entre plataformas que hacen que la experiencia de pago global no sea tan fluida como se quisiera.

¿Qué nos depara el futuro? La intersección entre innovación y oportunidad

El futuro de los pagos internacionales ya no está simplemente en la rapidez de la transacción, sino en la forma en que estas transacciones pueden ser más inclusivas, seguras y transparentes. La oportunidad está en que, por fin, podemos visualizar un sistema donde cada individuo, sin importar dónde se encuentre, pueda acceder a la economía global de manera justa. 

La historia de los pagos internacionales es una historia de evolución constante, en la que cada avance es una respuesta a una necesidad más grande de conectar, transaccionar y colaborar. De las primeras monedas a las criptomonedas, de los pagos en papel a los digitales, recorrimos un largo camino. 

Pero el viaje está lejos de terminar. El siguiente gran paso está en cómo mejoramos y ampliamos este puente global de pagos, de forma que cada transacción no solo sea más rápida, sino más inclusiva y accesible. Lo fascinante de este viaje es que, como un rompecabezas que aún no tiene todas sus piezas, el sistema de pagos internacionales aún tiene mucho por resolver. Y las oportunidades para transformar este panorama son tan vastas como el propio planeta.

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Sobre el autor

Directora de Desarrollo de Negocios y Expansión en Cobre

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