El poder de la Generación Z para redefinir las historias de las marcas

Hace un tiempo ya, que reservo un espacio de mi semana para consumir marcas desde un espacio “neutral” que me permita ver qué tanto y hacia dónde están moviéndose sus estrategias. Debo decirles que estoy maravillada.

Y no, no es que como publicistas –como estratega, en mi caso– no sepamos por dónde se están moviendo las cosas (sería un pecado mortal, oigan), sino que a veces al estar inmersos no logramos ver la dimensión de ello. Vaya, nos pasa como al pez en el cardumen: sabemos a dónde vamos, pero no sabemos lo increíble que se ve ese movimiento desde fuera.

Ese movimiento del que les cuento es el que sigue empujando la Gen Z respecto a las motivaciones de compra. Y es que mientras los millennials vivimos enfocándonos en qué tanto necesitamos un producto, qué tanto nos gusta o cómo es su calidad o diseño, para la Generación Z la compra se trata de otros aspectos.

Para ellos no se trata solo de que un producto sea bueno en su funcionalidad o estética, sino que además la marca que lo produce sea un reflejo de sus ideales y valores, que se alineen con su visión del mundo; esto significa que sus decisiones de compra están impulsadas, en su mayoría, por factores y valores asociados con causas sociales.

Conexiones reales

Hoy las marcas que adoptan posturas relacionadas a los valores de esta generación –ya sea en sus campañas publicitarias o en la manera en que presentan sus productos– son las que logran captar la atención y consideración de los consumidores, haciéndolos sentir parte de un cambio positivo.

Este cambio en el comportamiento de compra tiene relación en cómo se accede a la información en la actualidad. Con las redes sociales como las principales fuentes de descubrimiento y consumo, y las conexiones que se generan con los influencers, es más sencillo generar confianza a través de historias que sean cercanas a la realidad que viven las nuevas generaciones.

Hoy, 92% de las personas no quiere ver anuncios, sino historias, lo que ayuda a que las promesas se tangibilicen para el consumidor de a pie. Sin embargo, no podemos olvidar que estamos ante una generación hiperconectada, acostumbrada a contrastar, por lo que la autenticidad se convierte en el segundo punto clave.

Marcas con impacto

Según 5W Public Relations, agencia de relaciones públicas, 63% de los consumidores prefiere comprar a empresas que tienen una reputación de autenticidad. Esto implica que las marcas ya no pueden tener un bajo perfil en cuanto a su impacto social, sino que deben mostrar lo que están haciendo para transformar el mundo, desde su cadena de suministro hasta su impacto en usuarios finales.

Esta generación se siente atraída hacia las historias que resuenen con sus valores y su identidad, ya no les basta con ver un producto brillante y atractivo en un anuncio de publicidad; lo que realmente capta la atención de esta generación son las historias auténticas sobre el impacto positivo que una marca genera en la sociedad, sobre cómo están comprometidos con su misión y, sobre todo, cómo sus esfuerzos contribuyen a un cambio real.

Esto permite que la Generación Z no solo vea el producto, sino que permite humanizar a las marcas y sentirlas más cercanas. Una marca que comparte cómo es más inclusiva, sostenible o ética a través de su historia, creará una conexión emocional y la hará más memorable. De acuerdo con The Brand Shop, empresa de diseño, el 55% de los consumidores afirman que tienen más probabilidades de recordar una historia que una lista de hechos.

Sin duda, las marcas tienen un reto importante hacia adelante: conectar con una generación que busca consumir de forma más consciente y comenzar a estudiar a las siguientes generaciones que, seguramente, tendrán otras formas de acercarse a las marcas.