ADVERTISEMENT

| Work Life

¿El secreto para influir en los demás? La validación

La validación demuestra que estás ahí, que lo entiendes y que te importa. No se trata de elogios, ni de resolución de problemas, ni de acuerdo.

¿El secreto para influir en los demás? La validación [Foto: Freepik]

Caroline Fleck es psicóloga colegiada, consultora corporativa e instructora clínica adjunta en la Universidad de Stanford. Obtuvo una licenciatura en psicología e inglés en la Universidad de Michigan y una maestría y un doctorado en el Departamento de Psicología y Neurociencia de Duke.

Fleck ha sido supervisora ​​y consultora en algunos de los programas de formación clínica más rigurosos del país y ha aparecido en importantes medios de comunicación estadounidenses, como The  New York TimesGood Morning America y HuffPost.

En su consulta privada, Fleck se especializa en terapia dialéctica conductual (DBT) y otros tratamientos cognitivo-conductuales para trastornos del estado de ánimo, la ansiedad y la personalidad. El trabajo corporativo de Fleck se centra en fortalecer la cultura empresarial y el rendimiento individual. Implementa programas de formación personalizados para empresas de Fortune 500 y ofrece coaching ejecutivo a líderes de la industria en todo el mundo.

¿Cual es la gran idea para influir en los demás?

El secreto para influir en los demás no reside en la persuasión, sino en la validación. En Validación: Cómo el conjunto de habilidades que revolucionó la psicología transformará tus relaciones, aumentará tu influencia y cambiará tu vida, Fleck revela cómo reconocer y aceptar las experiencias de los demás puede fortalecer las relaciones, resolver conflictos e incluso fomentar la autocompasión. A través de historias cautivadoras y técnicas prácticas, presenta ocho poderosas habilidades para aprovechar el impacto transformador de la validación. La validación revela cómo ver y ser visto de verdad es la clave para un cambio duradero.

A continuación, Fleck comparte cinco ideas clave de su nuevo libro. Escucha la versión en audio, leída por la propia Fleck, en la app Next Big Idea.

1. La validación no es lo que piensas que es

Mi definición técnica de validación es que comunica atención plena, comprensión y empatía de maneras que transmiten aceptación. Si tuviera que traducirlo a un mantra, sería: “La validación demuestra que estás ahí, que lo entiendes y que te importa”.

  • La validación no es un elogio: el elogio es un juicio. Dice: “Me gusta tu aspecto o tu rendimiento”. La validación demuestra aceptación. Dice: “Te acepto tal como eres, independientemente de tu aspecto o rendimiento”. Cuando las personas afirman que no deberíamos depender de la “validación externa”, confunden la validación con el elogio.
  • La validación no es resolver problemas: la resolución de problemas se centra en cambiar la reacción de alguien al sugerirle soluciones, por ejemplo, “Sé que no te fue bien en el examen de ortografía; ¿por qué no intentamos repasar tus palabras de camino a la escuela la próxima vez?”. La validación, por otro lado, se centra en reconocer la situación y la validez de la respuesta de alguien: “Estudiaste mucho; puedo entender por qué estás molesto”.
  • Validar no es estar de acuerdo: Puedo validar por qué alguien podría tener preocupaciones sobre la protección de un feto, incluso si soy pro-elección. Si la idea de validar una opinión con la que no estás de acuerdo te pone nervioso, ten por seguro que validar la perspectiva de otra persona no necesariamente la refuerza. Al contrario, las personas tienden a aferrarse a sus opiniones cuando sienten que deben defender su propia postura o atacar la tuya. Una respuesta de validación por tu parte no deja nada que atacar, y mucho menos algo contra lo que defenderse.

Así que, de nuevo, la validación demuestra que estás ahí, que lo entiendes y que te importa. No se trata de elogios, ni de resolución de problemas, ni de acuerdo.

2. La validación es como el MDMA para tus relaciones

La validación mejora las relaciones al transformar cómo se sienten, aumentando la confianza, la intimidad y la seguridad psicológica. Las investigaciones han demostrado sistemáticamente que la validación es una de las herramientas más sólidas para pronosticar resultados conectados entre sí, desde el compromiso hasta la calidad en diversos tipos de relaciones. Esto es fundamental dado el efecto que las relaciones tienen en nuestra salud y esperanza de vida. Tener malas relaciones sociales se asocia con la misma tasa de mortalidad que fumar 15 cigarrillos al día. Los datos muestran que la calidad de las relaciones de una persona puede aumentar su probabilidad de supervivencia en un 50%.

Es importante destacar que la validación es crucial en todas nuestras relaciones, incluyendo la que tenemos con nosotros mismos. Saber cómo validar tus propias emociones es esencial para desarrollar la autocompasión y mejorar tu relación contigo mismo. En el libro, encontrarás muchos más consejos sobre cómo cultivar la autovalidación.

La validación también es particularmente útil en situaciones de conflicto. Es básicamente como añadirse un filtro de gato adorable durante una videoconferencia: te hace inmediatamente menos amenazante y mucho más difícil discutir contigo. ¿Por qué? La respuesta parece estar en cómo afecta la fisiología de la persona validada. A medida que alguien se enfada más, su capacidad de razonar, recordar y concentrarse disminuye drásticamente. Su sistema nervioso simpático toma el control, reduciendo sus opciones de respuesta: lucha, huida o inmovilización.

La validación modera esta respuesta: reduce la activación simpática y mejora la capacidad de la persona para razonar y adoptar nuevas perspectivas. Se ha demostrado que validar a las personas en situaciones de alto estrés reduce su frecuencia cardíaca, la respuesta de la piel –sudoración– y las emociones negativas. Como era de esperar, la invalidación ha demostrado el efecto contrario, aumentando la angustia y el conflicto.

3. Las investigaciones sugieren que la validación es un catalizador del cambio

Ya mencioné este punto anteriormente al hablar sobre el uso de la validación en la TCD. Sin embargo, la investigación con neuroimagen puede ayudarnos a comprender qué sucede. La cuestión de si la validación puede impulsar a las personas a cambiar su comportamiento depende del grado en que se perciba como gratificante. Cualquier recompensa tiene el potencial de servir como “refuerzo positivo”: una recompensa otorgada después de un comportamiento que aumenta la probabilidad de que este se repita. Por ejemplo, si un perro que ha sido recompensado con una golosina por sentarse al recibir la orden tiene más probabilidades de sentarse al recibir la orden en el futuro, sabemos que la golosina funcionó para reforzar positivamente su comportamiento.

El refuerzo positivo activa el centro de recompensa de nuestro cerebro, liberando neurotransmisores como la dopamina, que generan sensaciones de placer. Por ejemplo, los opioides, los orgasmos y los regalos de dinero producen este efecto. Estudios de neuroimagen han demostrado que sentirse comprendido estimula estos mismos centros de recompensa, así como áreas vinculadas a la conexión social. Volviendo a nuestra pregunta de si la validación es lo suficientemente placentera como para impulsar un cambio de comportamiento, la respuesta es un rotundo sí.

4. La validación es una habilidad que cualquiera puede dominar.

Los terapeutas reciben formación en habilidades específicas que les ayudan a comunicar la validación de forma fiable y auténtica. En  Validación, describo cómo he adaptado estas habilidades terapéuticas para que cualquier persona pueda usarlas en cualquier relación.

El modelo que desarrollé se llama la Escalera de Validación. Incluye tres subconjuntos de habilidades que se relacionan con cada una de las tres cualidades principales de la validación. Hay dos habilidades para transmitir atención plena, tres para la comprensión y tres para la empatía. La validación solo funciona si es auténtica, así que si no comprendes ni empatizas con la experiencia de alguien, las habilidades de atención plena podrían ser todo lo que puedas usar.

Un ejemplo de una habilidad de atención plena es la atención, que requiere que te concentres en responder a esta pregunta de dos partes:

1) ¿Cuál es la mejor manera de explicar el punto de vista de esta persona?
2) ¿Por qué le importa?

No necesitas comunicar tus ideas. Como habilidad de atención plena, estas preguntas están diseñadas para orientar tu forma de escuchar. Al centrarte en ellas, es más probable que demuestres interés y formes preguntas más específicas de forma natural, en lugar de concentrarte en tu refutación o dejar que tu mente divague.

Para aplicar la comprensión, necesitas ver genuinamente la lógica en la respuesta de alguien. Un ejemplo de comprensión es la igualación o normalización. Si imaginas que reaccionarías de forma similar a lo que la otra persona esté experimentando, simplemente comunícate. Por ejemplo, podrías decir: “Cualquiera en tu situación querría una segunda opinión” o “Yo habría hecho lo mismo”. Al indicar que la reacción de alguien es coherente con lo que tú pensarías, sentirías o harías en esa situación, transmites que es comprensible.

Finalmente, las habilidades de empatía son las más valiosas, ya que transmiten atención plena, comprensión y empatía a la vez. Un ejemplo de empatía es la empatía. Podrías llorar si alguien te cuenta una historia triste o saltar de alegría cuando comparte una buena noticia. La empatía te permite conectar con la experiencia de la otra persona, no como espectador, sino como participante activo.

Cuando aprendí habilidades de validación como terapeuta, no me impresionó su novedad. Muchas de las habilidades de la Escalera de Validación serán cosas que ya habrás oído o practicado. Su poder transformador solo se hace evidente una vez que has perfeccionado tu capacidad para saber cuándo usarlas. La validación es muy parecida a la repostería: los pasos parecen engañosamente sencillos, pero si un principiante y un maestro repostero siguen exactamente la misma receta, el resultado será notablemente diferente. El tiempo, la técnica y saber cómo adaptarnos cuando sea necesario: estos pequeños ajustes determinan si alguien apreciará o se sentirá reforzado por el “premio” que le ofreces.

5. Encuentra el núcleo de la verdad para influir en los demás

Solo debes validar la experiencia de una persona en la medida en que realmente la consideres válida. El objetivo es encontrar la esencia de la verdad en la experiencia de alguien y validarla. En general, la experiencia de una persona se compone de sus pensamientos, emociones y comportamiento. Los psicólogos consideran que los pensamientos son válidos si son lógicos o razonables según los hechos de una situación. Los comportamientos se consideran válidos si son efectivos dados los objetivos a largo plazo de la persona. En cuanto a las emociones, bueno, puedes asumir que siempre son válidas. Créeme, no querrás meterte en la discusión con la gente sobre cómo se sienten.

El comportamiento y las emociones de una persona pueden ser válidos incluso si los pensamientos que los originaron no lo son, y viceversa. Por ejemplo, si alguien cree que existe una amenaza inminente de invasión extraterrestre, es comprensible que sienta ansiedad y miedo. La ansiedad y el miedo son reacciones razonables ante un peligro inminente. También es lógico que esta persona vote por un político con un plan para abordar la invasión extraterrestre. En este escenario, sus pensamientos no son válidos, ya que se basan en información errónea, pero sus emociones y comportamiento son comprensibles dada la información errónea bajo la que operan.

Reconocer lo válido no significa que no se pueda trabajar para cambiar lo inválido o problemático. Al contrario, si algo nos han enseñado los últimos 30 años, es que las personas son mucho más receptivas a colaborar, recibir retroalimentación e incluso a cambiar cuando se sienten identificadas en su experiencia.


Este artículo apareció originalmente en la revista Next Big Idea Club y se reimprime con permiso.

Author

Author

Sobre el autor

ADVERTISEMENT

ADVERTISEMENT