
Esta pregunta aparece con frecuencia ahora que las guerras comerciales se intensifican en el mundo: ¿Debería México salir con otros bloques económicos?
Clientes, estudiantes, funcionarios de gobierno y, afortunadamente, todavía no desconocidos en la calle (al menos por ahora), me preguntan cuál sería el mejor curso de acción ante la compleja situación en la que se encuentran México y otros países del Sur Global. Y como en casi todas las relaciones largas, la respuesta es complicada.
Cuando el amor libre ya no es tan libre
Es fácil reaccionar por instinto cuando la otra parte hace algo que lleva tiempo anunciando —como imponer aranceles o renegociar los términos de la relación, como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Uno recuerda los buenos momentos, las salidas agradables, las promesas hechas y ese amor económico que alguna vez floreció. Digo, “libre comercio” hasta suena romántico si lo piensas bien.
Sentimientos así pueden llevarte a querer terminar la relación, tomar represalias y, con suerte, provocar un poco de celos (o en este caso, presión política y económica en el otro país) para que se dé cuenta de lo que perdió. ¿Tequila? ¿Autos que cuesten 10,000 dólares menos? Sin embargo, y si recuerdas lo que escribí sobre los aranceles, lo único que logran estas medidas es encarecer los productos que consumimos todos los días, no mejorarlos.
Y es que tal vez romper no sea la mejor jugada. Aunque en teoría el resto del Sur Global podría tener una mejor oportunidad de integrarse a los BRICS, incluso con los retos que eso implica, para México el panorama sería más complicado, tanto a corto, como a largo plazo. ¿Por qué? Justamente por la misma razón por la que México se beneficia más que otros países del Sur Global: la geografía.
México, BRICS y la proximidad forzada con EU
Estados Unidos y México están tan cerca que literalmente se tocan. Es decir, aunque uno quisiera distanciarse del otro, seguirían profundamente conectados y dependerían mutuamente en muchos aspectos: manufactura, materias primas, productos agrícolas… ¿Te imaginas protestas desde Los Ángeles hasta Nueva York por la escasez de aguacates para el avocado toast?
La posición geográfica única de México lo obliga a pensar diferente al resto del Sur Global mientras traza su camino en esta nueva era de competencia entre grandes potencias como Estados Unidos y China. Si México se alineara más estrechamente con los BRICS, es muy probable que aumentaran los aranceles, lo que derivaría en términos más duros para la renovación del T-MEC y en mayores presiones para la economía mexicana a corto y mediano plazo.
¿Significa esto que México no debería asociarse con los BRICS? No exactamente. Recuerda que esto es complejo. El año pasado, conversando con el profesor Mike Spence, Premio Nobel de Economía en 2001, hablamos justo sobre los BRICS y sobre si México debería unirse, un tema que nos interesa a ambos desde hace tiempo. Su opinión fue que es algo perfectamente razonable para México: “No veo ningún problema en que un grupo de países se organice para perseguir sus intereses colectivos como mejor lo consideren. Y mucho menos si los dos gorilas [Estados Unidos y China] pelean entre sí.” A medida que el mundo se mueve de una estructura unipolar hacia una multipolar, México tiene que evaluar cuál es su mejor opción para proteger su soberanía nacional y económica, hoy y en el futuro. Y para eso, siempre ayuda tener más amigos.
Swipe geopolítico: ¿seguir o explorar otras opciones?
Entonces, ¿dónde queda México en esto, te preguntarás? Es como ese momento de suspenso en una película romántica, con iluminación dramática, cuando el personaje se pregunta: “¿Me quedo o me voy?”.
En este caso, quizá lo más sensato sea quedarse… pero descargarse una app de citas geopolíticas. Ese país con mucha inversión extranjera directa tiene buen perfil. Eh, swipe a la derecha, por favor.