ADVERTISEMENT

| News

Los personajes de “The White Lotus” nunca sobrevivirían a los aranceles de Trump

La exitosa serie de HBO resalta la falta de disposición de la mayoría para renunciar al confort material.

Los personajes de “The White Lotus” nunca sobrevivirían a los aranceles de Trump [Foto: Fabio Lovino/HBO]

“¿Crees que podrías vivir sin dinero?”, pregunta el turbio patriarca Timothy Ratliff (Jason Isaacs) en el episodio final de la tercera temporada de The White Lotus, la exitosa serie de HBO. “Quiero decir, sin dinero, sin casa, sin nada”.

En una coincidencia notable —aunque no exactamente afortunada— la serie se estrena en un momento en el que la austeridad fiscal ocupa un lugar prioritario en la mente de muchos estadounidenses tras los aranceles.

Advertencia: spoilers a continuación.

Quizás el mayor dilema moral de la tercera temporada pertenece a Piper Ratliff (Sarah Catherine Hook). Atrapada dentro del exuberante y lleno de comodidades resort tailandés que da nombre a la serie, Piper está convencida de que preferiría extender sus incipientes alas budistas en un monasterio cercano. Su arco narrativo a lo largo de la temporada gira en torno a si, al final, estará dispuesta a renunciar a la considerable fortuna familiar y abrazar las austeras condiciones de vida de un monje durante al menos un año.

Complicando esta decisión —aunque ella no lo sabe— su padre Timothy acaba de verse envuelto en una investigación federal por cuestiones financieras, y todo indica que la fortuna familiar está a punto de esfumarse. Elija o no vivir en el monasterio, el estilo de vida de Piper en casa está a punto de volverse mucho más parecido al monástico. Por eso Timothy pasa buena parte de la temporada tanteando a cada miembro de la familia sobre si podrían (¡hipotéticamente!) vivir sin la red de contención que da la riqueza.

Curiosamente, varios influencers afines a MAGA han pasado los últimos días en una cruzada muy al estilo Timothy Ratliff para preparar a sus seguidores ante tiempos difíciles.

Sin embargo, su enfoque es quizás aún menos directo.

“Pregúntale a cualquier multimillonario qué significa ‘éxito’. No dirán más dinero. No dirán más cosas. Dirán: ‘Mi familia’”, escribió el comentarista conservador Benny Johnson el viernes pasado en X. Fue uno de varios tuits que minimizaban la importancia del materialismo, justo mientras los mercados se desplomaban a nivel global como respuesta directa a las políticas que él apoya. Johnson no está solo en esta especie de evangelio anti-prosperidad.

El youtuber derechista Jeremy Hambly, conocido como The Quarterling, publicó el jueves en X sobre la falta de importancia de los bienes materiales en el gran esquema de la vida (“NO necesitas el nuevo iPad”, escribió. “NO necesitas el nuevo celular. NO necesitas la nueva consola de videojuegos. SOLO los QUIERES”). Mientras tanto, el influencer MAGA Milo Yiannopoulos tuiteó que los hombres con “trabajos de oficina basura” encontrarán mayor satisfacción al trabajar en fábricas, una idea que también sugiere el actual secretario de Comercio, Howard Lutnick.

Sigue sin estar claro si alguno de estos creadores de contenido planea unirse a sus seguidores en esa gloriosa servidumbre “por el bien común”. Lo que sí parece evidente es que este repentino giro hacia una vida simple entre seguidores de un gabinete obsesionado con recortes fiscales para multimillonarios, se parece bastante a un mecanismo de defensa frente a los mercados tambaleantes.

En cuanto a Piper, su camino hacia la iluminación monástica terminó con una aceptación a regañadientes de la riqueza material. A pesar de su admiración por el monje jefe Luang Por Teera (Suthichai Yoon) y su incomodidad con la desigualdad económica, elige una vida de comodidad.

“Sé que se supone que no debo apegarme a este tipo de cosas y no quiero pensar que lo estoy”, dice. “Pero… creo que sí. Sé que sí”.

En otra parte de la serie, Belinda Lindsey (Natasha Rothwell) acepta un soborno de 5 millones de dólares en lugar de denunciar al asesino trotamundos Greg Hunt (Jon Gries). Al parecer, no estaba dispuesta a conformarse con una vida éticamente pura pero mucho menos satisfactoria en términos materiales. La traición de Belinda a sus propios principios resulta aún más dura al saber que su repentino enriquecimiento la lleva a abandonar sus planes de negocio con su nuevo enamorado Pornchai (Dom Hetrakul). Es un eco directo de lo que ocurrió en la primera temporada, cuando la socialité Tanya McQuoid (Jennifer Coolidge) abandonó su promesa de financiar el spa de Belinda. Aunque un personaje con el que se supone que debemos simpatizar termina navegando hacia el atardecer con 5 millones en el bolsillo, no se trata en absoluto de un final feliz.

Piper, mientras tanto, está a punto de ser forzada a vivir justo el estilo de vida austero que acaba de rechazar. Como gran parte de la serie, el final ilustra con mordacidad los efectos corrosivos del dinero: cómo carcome nuestra moralidad y nuestra capacidad de razonar. El cierre de The White Lotus resalta el hecho de que casi nadie renunciaría voluntariamente a su comodidad material, justo cuando los seguidores de Trump son invitados a adoptar exactamente esa mentalidad de escasez.

Trump ha insinuado una y otra vez que su estrategia arancelaria —aún sin terminar de definir— vendría acompañada de “dolor temporal”. Ahora que ese dolor está tocando la puerta de los estadounidenses (y del resto del mundo), sus voceros han cambiado el discurso. Parece que el dolor no será temporal, ni siquiera debería verse como “dolor”. ¿Estarán dispuestos los fieles seguidores del MAGA a recalibrar sus valores conforme suben los precios y caen sus fondos de retiro?

Eso está por verse.

Quizás nunca tengan que hacerlo. Trump podría decidir mañana mismo que su estrategia arancelaria necesita un reajuste, y los mercados podrían estabilizarse como resultado. Hasta entonces, la única nueva mentalidad que tal vez convenga adoptar es la de la incertidumbre. Como dice el monje jefe en el final de The White Lotus: “Es más fácil tener paciencia una vez que aceptamos, por fin, que no hay resolución”.

Author

  • Joe Berkowitz

    Es columnista de opinión en Fast Company. Su libro más reciente,American Cheese: An Indulgent Odyssey Through the Artisan Cheese World, está disponible en Harper Perennial.

    View all posts

Author

  • Joe Berkowitz

    Es columnista de opinión en Fast Company. Su libro más reciente,American Cheese: An Indulgent Odyssey Through the Artisan Cheese World, está disponible en Harper Perennial.

    View all posts

Sobre el autor

Es columnista de opinión en Fast Company. Su libro más reciente,American Cheese: An Indulgent Odyssey Through the Artisan Cheese World, está disponible en Harper Perennial.

ADVERTISEMENT

ADVERTISEMENT