
Caminaba cuesta arriba en Greater Boston rumbo a una clase de cocina francesa. El rico aroma a mantequilla derretida y hierbas frescas nos dio la bienvenida mientras flotaba en el aire fresco de otoño. Mi amiga Sylvie y yo estábamos entusiasmadas por aprender el arte de hacer soufflés.
Los instructores franceses pidieron que todos compartieran un poco sobre su origen. Cuando Sylvie dijo que era de Francia, insistieron en saber más: ¿de qué parte exactamente? Al enterarse de que era de Estrasburgo, las parisinas intercambiaron miradas de desaprobación. Sylvie notó su desdén silencioso y altanero.
Y la cosa empeoró. Cuando Sylvie comenzó a hacer preguntas sobre técnicas, recibimos respuestas secas y suspiros exagerados. Salimos de ahí tan desinfladas como un soufflé colapsado.
Tal vez los instructores dominaban el arte de la cocina francesa, pero fracasaron rotundamente en practicar la humildad con Sylvie. Podrían haber celebrado su ciudad natal como una región con sus propias especialidades culinarias. Al despreciarla, perdieron la oportunidad de mostrar la rica diversidad de los soufflés en distintas geografías y de brindar por la diversidad de los participantes en la clase.
La humildad se basa en un principio común: enfoca tu atención en los demás, no en ti.
LA IMPORTANCIA DE CONTROLAR TU EGO
Al inicio de mi carrera en Silicon Valley, tuve la suerte de trabajar con Bart, un líder humilde que dejaba su ego fuera de la oficina. Bart buscaba regularmente la opinión de empleados de todos los niveles sobre nuevos productos y cómo mejorar la empresa. Colaboraba con individuos y otras partes interesadas para entender qué tenía sentido para el negocio. Hacía preguntas clave a los clientes y escuchaba con atención sus respuestas.
Bart nunca imponía su autoridad. En cambio, era un ejemplo de cómo estar en una posición de poder sin dejar de hacer que cada empleado se sintiera escuchado, incluido y con la oportunidad de ejercer su influencia. La humildad requiere que controles tu ego y no permitas que guíe tus acciones.
BUSCA Y ACEPTA FEEDBACK
Más adelante, mientras dirigía mi negocio de equipos de diagnóstico, contratamos a un jefe de investigación y desarrollo. Este profesional tenía un currículum impresionante: su doctorado e investigaciones postdoctorales provenían de algunas de las mejores universidades del mundo.
Con todos sus conocimientos, logros y experiencia, fácilmente pudo haber adoptado una actitud autoritaria. Ya sabes, esa persona arrogante que cree saberlo todo, nunca admite errores y no está abierta a sugerencias. Todos hemos conocido a alguien así.
Pero nuestro nuevo jefe de I+D solicitaba activamente feedback sobre los productos a colaboradores, clientes y personal de ventas de todo el mundo, muchos con menor nivel académico. Al final, logró integrar las opiniones de una amplia variedad de personas en nuestros productos. Siempre mostraba gratitud por las ideas que le compartían y consideraba muchas de ellas para usos futuros.
ESCUCHA MÁS DE LO QUE HABLAS
William es un amigo mío que trabaja como entrenador de fuerza y acondicionamiento físico con atletas profesionales y aficionados. Dice que una de las frases que más escucha de sus clientes es: “Realmente me entiendes”.
Él cree que esto se debe a que les permite hablar la mayor parte del tiempo. Sus clientes se sienten escuchados y comprendidos porque él les demuestra que está prestando atención de forma genuina.
Según él, estas prácticas son clave para ser un buen oyente:
- Practica la escucha activa sin planear tu respuesta. Si intentas predecir lo que la otra persona va a decir, tu respuesta podría no ser adecuada. Responde solo después de que la otra persona haya terminado de hablar.
- Muestra un interés genuino en las perspectivas de los demás. Nuestra tendencia natural es decir lo que pensamos de inmediato. Resiste ese impulso. En su lugar, haz preguntas que inviten a la otra persona a profundizar.
- No interrumpas ni domines las conversaciones. Esta es, quizás, la parte más difícil, porque todos queremos ser escuchados. Mantén los labios cerrados cuando sientas la necesidad de interrumpir. Aprende a identificar cuándo es momento de ceder la palabra. No querrás ser conocido como esa persona que no sabe cuándo parar de hablar.
- Haz preguntas de seguimiento bien pensadas. Piensa tu pregunta antes de hacerla. Si has estado escuchando con atención, la pregunta correcta surgirá casi sin esfuerzo.
NO SUBESTIMES EL IMPACTO DE LA CURIOSIDAD
Existe un concepto llamado humildad epistémica, que se refiere a la capacidad de buscar aprender en profundidad mientras se reconoce activamente cuánto no se sabe.
Afronta cada interacción con curiosidad, mente abierta y la expectativa de que aprenderás algo nuevo. Haz preguntas reflexivas sobre las experiencias, perspectivas y conocimientos de los demás. Luego escucha y demuestra un interés genuino en sus respuestas. Hazles saber lo que acabas de aprender. Al mantener una actitud constante de curiosidad, demuestras que no estás por encima de aprender de los demás.
Juan, un emprendedor exitoso en el sector de bebidas saludables, vive su vida y hace crecer su negocio con humildad intelectual. Es un profesional profundamente curioso que busca activamente retroalimentación y distintas perspectivas de clientes, empleados, asesores e inversionistas.
Gracias a esta apertura constante al aprendizaje, Juan se adapta rápidamente a los cambios del mercado en su categoría: identifica con agilidad las preferencias cambiantes de los consumidores y las amenazas de la competencia, y ajusta su oferta de productos para mantenerse a la vanguardia. Tiene la humildad de reconocer que no tiene todas las respuestas y valora escuchar a las voces clave que impulsan el éxito de su negocio.
UNA REFLEXIÓN FINAL
Ser humildes nos vuelve más accesibles y respetados. Con humildad, valoramos las perspectivas de los demás. Los instructores franceses de soufflé perdieron el respeto de los participantes al no practicar la humildad y, en cambio, mostrar arrogancia junto con sus lecciones sobre cómo preparar el soufflé perfecto.
La humildad no significa minimizarse. Es tener una perspectiva equilibrada de uno mismo mientras se demuestra respeto y aprecio genuinos por los demás. Y si estás dispuesto a recorrer ese camino, el crecimiento y la autoconciencia enriquecerán tu vida y la de quienes te rodean.