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Fabricantes de autos extranjeros luchan por alcanzar la “velocidad China” para mantenerse en la carrera

La “velocidad China” denomina el breve tiempo que un automóvil salta del concepto al mercado.

Fabricantes de autos extranjeros luchan por alcanzar la “velocidad China” para mantenerse en la carrera [Foto: Depositphotos]

Decenas de brazos robóticos levantan piezas metálicas y las sueldan a las bases de vehículos, mientras los esqueletos de los autos toman forma y avanzan por una línea de ensamblaje automatizada cerca de la ciudad china de Ningbo. En el país, los modelos que salen de plantas como esta han pasado del concepto al mercado en tiempo récord: lo que la industria denomina “velocidad China”, la envidia de los competidores extranjeros.

En la vasta planta de la empresa de vehículos eléctricos Zeekr en Ningbo, se ha aprovechado la robótica avanzada y la inteligencia artificial en cada etapa del proceso de manufactura para ahorrar enormes cantidades de tiempo y dinero.

En el área de fundición, un brazo robótico que se alza sobre los capataces humanos recoge una pieza de aluminio recién hecha, la sumerge en un tanque de agua —de donde escapa vapor a presión— y luego la pasa a otra máquina para cortarla y prensarla.

La planta aún emplea a unos 2,500 trabajadores para tareas delicadas y de control de calidad.
Pero el trabajo pesado lo hacen cientos de robots incansables, con algunos procesos que operan 24 horas al día.

Y no solo se ha acelerado la producción. Zeekr cuenta con un centro de investigación y desarrollo en Suecia, lo que permite distribuir las cargas de trabajo por zonas horarias. Su empresa matriz, Geely, también es dueña de la automotriz sueca Volvo.

En el estacionamiento de la fábrica, cientos de SUV Zeekr 7X relucientes y sin placas esperan para ser transportados a concesionarios. Una frase sobre la entrada reza: “El futuro es nuestra historia”.

Un momento decisivo

Plantas y empresas como esta han impuesto un nuevo ritmo a la industria. “Estamos en un momento decisivo para los fabricantes globales tradicionales”, señala un informe reciente de la consultora Bain & Company.

De camino a la planta, AFP observó camiones cargando autos Zeekr nuevos rumbo al enorme puerto de Ningbo, con destino a países como Australia.

Según Bain, los fabricantes chinos más innovadores gastan menos de un tercio de lo que invierten sus rivales tradicionales en desarrollar nuevos vehículos.

Mientras que las marcas históricas tardan entre 48 y 54 meses en lanzar un nuevo modelo, las marcas jóvenes lo logran en apenas 24 a 30 meses. Algunos modelos de Zeekr, según un portavoz, se desarrollaron en solo 15 meses.

Los resultados son evidentes en la variedad disponible: actualmente hay 2,755 modelos de 163 marcas en el mercado chino, según las autoridades.

En la feria Auto Shanghai, inaugurada el miércoles, se lanzaron más de 100 nuevos modelos.

No solo participaron empresas chinas como Zeekr, BYD y Chery, sino también rivales extranjeros que pisan el acelerador para no quedarse atrás.

Volkswagen y Nissan presentaron decenas de modelos desarrollados “en China para China”, asegurando que ya se han adaptado a la “velocidad China”. El impulso también se ha visto favorecido por el auge de los vehículos eléctricos, que prescinden del complejo motor de combustión interna.

“Se empieza diseñando el auto de manera virtual, con la menor cantidad posible de prototipos, para avanzar muy rápido”, explicó a AFP Mikael Le Mouellic, consultor de BCG.

Diseño e ingeniería trabajan en conjunto, y con frecuencia “reutilizan fórmulas que ya funcionan”, agregó.

La arquitectura modular de Zeekr, llamada “Sustainable Experience Architecture”, por ejemplo, puede servir tanto para autos compactos como para sedanes de lujo, lo que ahorra tiempo y costos.

De tres años a nueve meses

Los proveedores extranjeros también han tenido que adaptarse.

Tradicionalmente, una empresa podía tardar hasta tres años en diseñar, por ejemplo, un nuevo faro, explicó Michael Fischer, director de la fabricante francesa de autopartes Forvia. “Eso en China no funciona”, señaló.

Ahora, “tenemos un proceso muy organizado, que garantiza la calidad, pero que puede entregar un faro nuevo en tan solo nueve meses”.

En la fábrica de Valeo en Changshu, al norte de Shanghái, cuatro grandes robots ensamblan faros LED para Zeekr y otras marcas.

“¡No trabajamos 24/7!”, bromea Gu Jianmin, responsable de innovación de Valeo en China. “Pero usamos soluciones existentes y colaboramos desde el inicio con los fabricantes”.

Las pruebas de desarrollo y durabilidad que “antes tomaban meses” ahora se aceleran gracias a la inteligencia artificial y otras tecnologías.

“Los fabricantes chinos son un poco más exigentes. Pero los extranjeros están tratando de ponerse al día”, dice Gu.

“Para tener éxito en China, hay que estar al mismo nivel que los locales”.

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