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5 estrategias de liderazgo para ayudar a los equipos a prosperar en medio de la incertidumbre

Una guía para gestionar en tiempos turbulentos.

5 estrategias de liderazgo para ayudar a los equipos a prosperar en medio de la incertidumbre Estrategias de liderazgo | fast company mexico

El liderazgo en tiempos de incertidumbre se ha convertido en un desafío clave en la vida actual. Los líderes deben adaptarse rápidamente, tomar decisiones con información limitada y garantizar estabilidad en medio de un cambio constante y, en ocasiones, errático.

Al mismo tiempo, esta incertidumbre afecta directamente a los empleados, lo que hace que sea responsabilidad de los líderes brindar el apoyo y la dirección que sus equipos necesitan para navegar con éxito en un mundo impredecible con resiliencia y claridad.

No hace falta decir que el papel del líder se ha vuelto cada vez más complejo y requiere que brindemos estabilidad, fomentemos la adaptabilidad y mantengamos el enfoque sin dejarnos abrumar por el ritmo implacable del cambio.

Sólo en el último mes, en Estados Unidos han sido testigos de la introducción, eliminación y reintroducción de aranceles, de la interrupción masiva de las cadenas de suministro, de un mercado bursátil con fuertes fluctuaciones —que pone en riesgo los ahorros para la jubilación de todos sus ciudadanos—, de importantes empresas que exigen el regreso al trabajo de oficina y del surgimiento de tecnologías de Inteligencia Artificial. Innovaciones que generan entusiasmo y temor a partes iguales a medida que transforman las industrias y plantean preguntas sobre la seguridad laboral y el futuro del trabajo.

A través de mi propia experiencia de liderazgo, he aprendido que es completamente inútil intentar controlar el caos, y que es mucho más sensato capacitar a los equipos para prosperar a pesar de él. A continuación, comparto cinco estrategias que he utilizado a lo largo de mi carrera y que los líderes laborales pueden adoptar para ayudar a su gente a gestionar la complejidad y a rendir al máximo, independientemente de las turbulencias que nos depare el universo:

1. Ser un optimista racional

En el mundo actual, es muy fácil que el pesimismo se filtre en nuestra conciencia y afecte negativamente nuestra interacción con quienes lideramos. Sin embargo, ser un pesimista absoluto es totalmente incompatible con un liderazgo eficaz, ya que limita la productividad, sofoca la creatividad, limita la perspectiva y obstaculiza el progreso significativo.

Sin embargo, si bien el pesimismo puede debilitar directamente el progreso, caer en un optimismo excesivo también conlleva sus propios riesgos. Un liderazgo eficaz requiere encontrar un equilibrio: ofrecer esperanza e inspiración, sin perder la perspectiva realista sobre los desafíos futuros.

En su libro Igual que siempre: Una guía para lo que nunca cambia, el autor superventas del New York Times, Morgan Housel, plantea este mismo punto al invitar a los líderes a ser “optimistas racionales”. Enfatiza que nuestro rol como líderes es inculcar en las personas una profunda convicción de que los desafíos difíciles pueden superarse, siendo al mismo tiempo muy honestos sobre la alta probabilidad de que enfrenten retrocesos, sorpresas y decepciones en el camino.

Cuando las personas saben que les espera un camino difícil, elegir la esperanza en lugar de la desesperación abre naturalmente la puerta a oportunidades y soluciones más creativas.

2. Fomentar la conexión y la pertenencia en el equipo

Cuando los equipos enfrentan tiempos de incertidumbre, la convicción de que “todos estamos juntos en esto” es una fuerza poderosa para fomentar la unidad, mantener la moral y motivar a los empleados a colaborar y apoyarse mutuamente para superar los grandes desafíos. Por eso, los líderes que priorizan la conexión del equipo crean entornos donde las personas se sienten lo suficientemente seguras para afrontar las dificultades juntas.

El objetivo es cultivar una cultura de equipo donde nadie se sienta aislado y todos se sientan inspirados a apoyarse mutuamente, encarnando así el espíritu de “uno para todos y todos para uno”. Investigaciones recientes demuestran que el sentimiento de pertenencia es el pegamento que mantiene unidos a los equipos, además de ser la piedra angular del bienestar de los empleados.

Para los líderes, crear este sentido de pertenencia requiere cultivar relaciones más profundas con nuestros empleados y comprender sus inquietudes. También se trata de fomentar un entorno donde se celebren las diferencias, la inclusión sea más que una palabra de moda y cada voz tenga peso. La unión puede ser una gran fuente de fortaleza.

3. Desarrollar proactivamente la resiliencia del equipo y tu liderazgo

Mucho antes de que surjan crisis o contratiempos inesperados, los líderes no solo deben recordar a sus empleados que el riesgo es inherente a toda empresa, sino que también deben capacitarlos para responder emocionalmente, incluso ante los obstáculos más pequeños, con confianza y resiliencia. Como bien aconseja Nassim Taleb, autor de best sellers sobre aleatoriedad y complejidad, los líderes deberían priorizar la preparación sobre la predicción, centrándose en la flexibilidad y la preparación en lugar de confiar en pronósticos a menudo inciertos o incompletos.

Una manera de lograrlo es involucrar regularmente a los empleados en debates hipotéticos, planteando preguntas como: “¿Cómo responderíamos si se diera esta situación?”. Además, empoderar a los equipos para que, de manera colaborativa, generen ideas para solucionar los desafíos cotidianos les ayudará a desarrollar su adaptabilidad y creatividad, para que estén preparados cuando se les necesite.

Finalmente, los líderes en el lugar de trabajo deben cultivar su autocontrol durante tiempos difíciles. Aprender a mantener la compostura, replantear los contratiempos como oportunidades y mostrar optimismo en los peores momentos es una habilidad colectiva que requiere esfuerzo y compromiso constantes. En definitiva, los líderes deben modelar el comportamiento que esperan de su equipo.

4. Influenciar a través de historias

En Igual que siempre, Morgan Housel aclara que los humanos estamos programados para las historias, no para las hojas de cálculo. Destacando cómo la narración crea claridad e incita a la acción, explica: “No pensamos en términos de probabilidades; pensamos en términos de narrativas”. A diferencia de los datos sin procesar o los conceptos abstractos, las historias tienen un profundo impacto porque son inherentemente cercanas y emocionalmente cautivadoras.

Imagine a un director ejecutivo que se enfrenta repentinamente a una caída del mercado. En lugar de bombardear a los empleados con pronósticos y métricas financieras, contar historias de momentos pasados ​​en los que su empresa enfrentó grandes dificultades y las superó es una manera transformadora de presentar el desafío actual como igualmente superable.

Según Housel, “Vivimos en un mundo donde la gente está aburrida, impaciente, sensible y necesita que las cosas complejas se resuman en escenas fáciles de comprender”. Por lo tanto, cree historias que hagan que lo desconocido parezca conquistable y observe cómo resuena en sus equipos.

5. Establezca expectativas razonables

Cuando ocurren interrupciones imprevistas, los proyectos suelen desviarse del cronograma y los equipos se retrasan en el logro de objetivos críticos. Estos contratiempos son momentos cruciales para el liderazgo, ya que la urgencia de recuperar el impulso rápidamente puede colocar a los empleados en una posición insostenible, sintiéndose como si estuvieran luchando contra el universo.

Los líderes inteligentes demuestran paciencia y evitan presionar excesivamente a sus equipos estableciendo objetivos poco realistas. En cambio, enfatizan que, si bien los factores externos pueden ser incontrolables, el esfuerzo siempre está a su alcance, incluso sin garantías. En la década de 1970, las acciones de Disney cayeron un 70%. Walt Disney respondió estableciendo objetivos internos modestos, asegurando a los empleados que creía que la empresa se recuperaría con acciones constantes y decididas. Su enfoque mesurado demostró fomentar la resiliencia en toda la organización.

El liderazgo navegando en mares agitados

En momentos difíciles, los equipos que sobresalen son aquellos que trabajan unidos, mantienen una actitud positiva pero realista y saben adaptarse en lugar de quedarse estancados ante los desafíos. Aunque todos quisiéramos que las cosas fueran más fáciles, el verdadero crecimiento viene de superar obstáculos. Como dice el dicho: “Un mar en calma no hace a un marinero experto”.

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