
Harsha Rodrigues nació en la India. Allá estudió Economía, pero hoy vive en Nueva York, donde es directora global de servicios al cliente en Women’s World Banking Asset Management (WAM). Esta organización global sin fines de lucro brinda a mujeres de bajos ingresos acceso a herramientas financieras para su crecimiento. En este cargo, es responsable de supervisar el trabajo de la organización en mercados en el sur y sudeste asiático, África y América Latina y el Caribe. Cuando entró a trabajar a esta institución, hace 23 años, el término “inclusión financiera” le resultaba ajeno. “Sin embargo, el concepto me atraía porque giraba en torno a proveer a las poblaciones de bajos recursos, sobre todo mujeres, de una oportunidad económica, en lugar de hacer caridad”.
¿Cómo describirías el impacto que tu rol ha tenido en tu vida y en las vidas de otras mujeres?
Mi rol es presentar el caso de negocio para que proveedores de servicios y productos financieros atiendan a las mujeres. La banca es un negocio, sí, pero las mujeres son un buen negocio para los bancos. Además, las mujeres no están pidiendo un préstamo más barato ni términos diferentes, sino ser escuchadas y comprendidas. Así, los productos y servicios que se desarrollan satisfacen sus necesidades. Y si se resuelve para las mujeres, se resuelve para todos. Por lo tanto, WWB no excluye a los hombres. Pero si diseñas programas y políticas sin tener en cuenta a las mujeres, estas se quedan atrás.
En relación al acceso a la banca financiera como empleadora, ¿los hombres son mayoría?
Se piensa que es un universo masculino, pero irónicamente, en los puestos de nivel inicial, hay más mujeres que hombres. Luego la vida pasa y ves que las mujeres se retiran y los hombres continúan progresando en sus carreras. Y entonces, cuando llegas al nivel sénior en un banco o en servicios financieros, sí, normalmente verás más hombres que mujeres porque las mujeres se retiran, tienen hijos, suceden cosas en ese sentido. Pero, irónica y casualmente, comienza con igualdad de condiciones.
En estos 23 años, has interactuado con mujeres de todo el mundo ¿qué historia te viene a la mente?
Desde Filipinas hasta Indonesia, desde Bolivia hasta Zimbabue, las historias son muy similares. Porque las mujeres son fuertes, emprendedoras, están tratando de encontrar la manera de mantener a la familia, de administrarla y son brillantes en multitasking. Pero un ejemplo para compartir es de la República Dominicana, donde conocí a una clienta con dos hijas pequeñas. Su esposo la había abandonado y era responsable de cuidar a la familia. Tomó su primer préstamo de la institución con la que nos asociamos allí. Y pudo ahorrar algo para que sus hijos pudieran ir a la escuela. Con el tiempo, comenzó a reinvertir en su negocio. Tenía una casa pequeña y construyó una habitación que alquilaba. Luego creció aún más y construyó una segunda habitación y luego una tercera. Y así, poco a poco, construyó este negocio donde podía alquilar habitaciones a personas que lo necesitaban y eso generaba ingresos. Así que, de ser una simple ama de casa que cuidaba a sus hijos, pasó a ser el principal sostén de la familia, con el objetivo de que sus hijos tuvieran una vida mejor que la de ella.
¿Cómo explicarías el término “inclusión financiera” a una niña de ocho años?
Diría lo siguiente: “Tu mamá es la que cuida la casa, cocina la comida, hace las compras, tiene su propio negocio, también cuida a los abuelos y, en general, está a cargo de todo. Pero ¿qué pasaría si tuviera esta cuenta, donde pudiese ahorrar cualquier dinero que esté ganando de su negocio, lo deposita en la cuenta para tenerlo allí para cualquier cosa que se necesite en el futuro? Así que, si quieres ir a la universidad en el futuro, saldrá de sus ahorros. O si quieres irte de vacaciones, saldrá de los ahorros. Si la mamá quiere hacer crecer su negocio, puede pedir un préstamo porque tiene esa cuenta. Si quiere comprar un seguro porque posee un coche y, en caso de que el coche tenga un accidente. O si tiene un seguro en caso de que te enfermes y tengas que ir al hospital y pagar las facturas del hospital. Así que esta cuenta ayudará a tu mamá a poder tener acceso a todo este tipo de beneficios. Todo esto la va a ayudar a volverse más fuerte, a hacer crecer su negocio y a estar mejor”.
Sabemos que el acceso al crédito es una de las mayores barreras para las mujeres. ¿Qué cambios crees que son necesarios para romper este ciclo?
Los bancos perciben a las mujeres como demasiado riesgosas para darles un préstamo. “No saben cómo manejar un negocio, no pagarán”. Hay más prejuicios, como decir: “Las mujeres no tienen garantías, no tienen tierras ni activos a su nombre…”. Pero nuestros datos muestran que, cuando se les presta a las mujeres, tienen tasas de pago tan buenas como los hombres, sino mejores. Y eso es cierto en todas partes. Así que es un problema de percepción que debe abordarse. Tenemos que demostrar que las mujeres son un segmento viable. Y a organizaciones como la nuestra, nos corresponde presentarles estos datos.
¿Qué datos tienen sobre mujeres y banca digital?
Las mujeres tienen teléfonos, pero muchas no los usan para las transacciones bancarias porque les preocupa el fraude. Cualquiera se asusta, y especialmente cuando se trata de mi dinero: ¿ese dinero va a desaparecer? O si hago una transacción y solo recibo una notificación en mi teléfono, ¿el dinero realmente llegó a mi cuenta? Conozco a muchas personas educadas en Estados Unidos a las que no les gusta hacer banca por internet, ni telefónica. No es una cuestión de bajos ingresos…
¿Es una cuestión de confianza?
México tiene muchas fintechs y neobancos y, aunque están regulados, necesitan supervisión para asegurar que no solo estén impulsando el crédito de una manera que vaya a perjudicar al cliente. Me refiero al acceso a crédito fácil. Si tienes cuatro o cinco préstamos y solo tienes la capacidad de pagar dos, entonces eso no ayuda a la mujer porque simplemente la vas a meter en un ciclo de endeudamiento que va en contra del propósito que nos propusimos. A la vez, en un mercado como México, hay alrededor de 5 millones de mipymes, y de esos 5 millones, 1.6 son mujeres. Solo el 13% de ellas pueden pedir prestado al sistema financiero formal. Así que piensen cuánto dinero están dejando los bancos sobre la mesa al no prestarlo. ¿A dónde van los 4.8 millones de mipymes si necesitan préstamos?
¿Qué le dirías a la Harsha de 15 años lo que significa ser una mujer en el mundo financiero?
Creo que me diría a mí misma que, si crees en algo, si tienes convicción en algo, se puede lograr. Y nunca subestimes el poder de tu voz, en términos de lo que puedes hacer.
¿Qué mujeres te han inspirado tanto profesional como personalmente?
Personalmente, diría que mi mamá, ella fue ama de casa y nunca trabajó. Pero tiene la fuerza silenciosa de las mujeres a cargo de todas las tareas. Cuando vivíamos con mis abuelos y mis hermanos fue enormemente inspiradora. Profesionalmente, mirando a las líderes recientes, creo que una mujer como Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda, ha sido de gran inspiración.
Imagina el Women’s World Banking en los próximos 10 años. ¿Qué legado esperas dejar?
Me gustaría que las mujeres piensen: “Tengo la información, así que estoy bien informada. Tengo la capacidad de tomar la decisión. Y puedo decidir cómo hacerlo. Ya sea que decida con mi esposo o decida individualmente”, pero tienes la capacidad de decidir. Y como resultado de esa elección tu vida es más fácil. Eres más próspera y segura.
Si tuvieras que describir tu trabajo con una canción ¿cuál sería y por qué?
“Unstoppable”, de Sia. Creo que “imparable” es el término que viene a tu mente cuando tienes la convicción de que lo que estás haciendo tiene impacto en la gente. Y nadie puede detenerte sin importar el escepticismo. Creo que simplemente sigues adelante y lo ves por ti mismo y ves el impacto que estás teniendo de primera mano y eso te mantiene en marcha.
Si pudieras cambiar una cosa en el sistema financiero global con un chasquido de dedos, ¿qué sería y por qué?
R: Si todas las mujeres pudieran tener teléfonos inteligentes, una cuenta bancaria y el conocimiento de lo que pueden hacer con esa cuenta esto podría cambiar sus vidas. Esa sería la mejor manera de empezar. Entonces nivelas el campo de juego para hombres y mujeres.