ADVERTISEMENT

| Work Life

Por qué el trabajo nos hace infelices y qué debe cambiar

Tal vez la verdad radique en un deterioro fundamental en la relación de las personas con su trabajo y tal vez el trabajo deba asumir parte de la responsabilidad.

Por qué el trabajo nos hace infelices y qué debe cambiar [Foto: Krakenimages.com/Adobe Stock]

¿Cómo te sientes con tu trabajo? ¿Las exigencias diarias te dejan agotado y sin energía?

¿Estás reduciendo tu esfuerzo para renunciar de forma discreta o lenta? ¿O tal vez sueñas con dar un paso más decisivo y sumarte a la “gran renuncia“?

La prevalencia y popularidad de estas respuestas sugiere que ha habido un cambio considerable en la actitud de muchas personas respecto a su forma de ganarse la vida. Algunos creen que este cambio se debe a una evaluación pos-COVID del equilibrio entre la vida laboral y personal. Otros afirman que se trata de una forma individual de huelga.

Sin embargo, estas explicaciones centran la atención en los trabajadores, más que en el trabajo en sí. Quizás la verdad resida en un deterioro fundamental de la relación de las personas con su trabajo, y tal vez el trabajo deba asumir parte de la responsabilidad.

Nuestra experiencia laboral, y su impacto en nuestras vidas, va más allá de lo que ocurre en la oficina, la escuela, el hospital o la fábrica que nos paga el salario. Incluso algo tan simple —pero importante— como el número de horas que alguien trabaja puede ser el resultado de una compleja combinación de legislación nacional, expectativas profesionales y recursos de una organización.

¿Entonces cómo sanamos la relación con nuestro trabajo?

Aquí es donde entra en juego algo conocido como “entorno de trabajo psicosocial”, un enfoque —especialmente popular en Escandinavia— que examina las diversas estructuras, condiciones y experiencias que afectan el bienestar psicológico y emocional de un empleado.

Las investigaciones en este campo sugieren que hay tres condiciones vitales para la experiencia laboral moderna: autonomía, gestión de límites y “precariedad”.

La autonomía tiene que ver con cuánto control e influencia tienes a la hora de hacer tu trabajo y es clave para determinar cómo se sienten la mayoría de los empleados con su trabajo.

Los bajos niveles de autonomía pueden hacer que las personas se sientan abrumadas e impotentes. Pero los niveles altos también pueden ser perjudiciales, generando niveles excesivos de responsabilidad individual y jornadas laborales abrumadoras.

Lo ideal es que tengas suficiente autonomía para sentir una sensación de flexibilidad y autodeterminación, pero no tanta como para sentir que necesitas estar siempre disponible.

Establecer límites

La gestión de límites es la capacidad de gestionar los límites físicos y mentales entre la vida laboral y la vida personal. Lograr un equilibrio adecuado entre la vida laboral y personal se ha vuelto aún más importante en un mundo de trabajo híbrido.

Pero en trabajos con altos niveles de autonomía y responsabilidad, los límites pueden volverse difusos e impredecibles. Los teléfonos emiten notificaciones relacionadas con el trabajo, y el ocio se convierte en trabajo con solo deslizar el dedo por la pantalla.

Todo esto puede generar ansiedad y agotamiento. El objetivo es establecer límites claros que brinden previsibilidad y claridad en cuanto al tiempo y las exigencias del trabajo. Esto proporciona una flexibilidad que empodera, en lugar de ser explotadora.

Finalmente, la “precariedad” se refiere a la falta de estabilidad y seguridad. Se refiere específicamente a un estado perjudicial de incertidumbre que suele asociarse con la inseguridad laboral —por ejemplo, los contratos de cero horas—.

Esta incertidumbre e inseguridad pueden dominar el tiempo de trabajo diario —y el tiempo libre—, generando estrés y ansiedad. También puede tener un impacto negativo en las finanzas personales y los planes de carrera.

Las expectativas y la experiencia real

La seguridad de los ingresos y de los contratos puede ayudar en este caso, aunque las personas que trabajan en empleos inseguros a menudo tienen poco poder a la hora de persuadir a sus empleadores para que realicen los cambios necesarios.

Pero abordar el deterioro de la relación entre los empleados y su trabajo implica afrontar ciertas condiciones fundamentales. Reflexionar sobre los elementos psicosociales del empleo puede ayudar a identificar la brecha entre las expectativas y la experiencia real.

Antes de experimentar agotamiento o renunciar —en cualquiera de sus formas—, este enfoque anima a empleados y empleadores a reflexionar sobre dos preguntas clave: ¿Cómo te hace sentir el trabajo? ¿Y qué te provoca esos sentimientos?

Las investigaciones sobre entornos laborales psicosociales ofrecen cierta orientación. Sugieren que los trabajadores tienen más probabilidades de prosperar cuando tienen una autonomía que les permite sentir control en lugar de abandono, y flexibilidad y claridad que les permite un buen equilibrio entre la vida laboral y personal. También necesitan seguridad que les brinde certeza en el presente y confianza en el futuro.


John-Paul Byrne es profesor en la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

Author

  • The Conversation

    Es una organización de noticias sin fines de lucro e independiente, dedicada a poner el conocimiento de los expertos al servicio del bien público.

    View all posts

Author

  • The Conversation

    Es una organización de noticias sin fines de lucro e independiente, dedicada a poner el conocimiento de los expertos al servicio del bien público.

    View all posts

Sobre el autor

Es una organización de noticias sin fines de lucro e independiente, dedicada a poner el conocimiento de los expertos al servicio del bien público.

ADVERTISEMENT

ADVERTISEMENT