
El rol del director ejecutivo (CEO) a veces puede malinterpretarse. Sin duda, es un puesto importante, y los CEOs son, en última instancia, responsables del rendimiento de la empresa; sin embargo, en muchos casos, quienes los apoyan son los verdaderos impulsores del éxito.
Me convertí en CEO de Vestmark, proveedor de soluciones de gestión de carteras, en el verano de 2022. Anteriormente, ocupé el puesto en la agencia de inversión online E*TRADE. Por lo tanto, puedo afirmar con seguridad que una de las primeras y más importantes tareas de los nuevos CEOs es la selección del equipo directivo.
La creación de un “equipo ideal” variará según la empresa y cómo prefieras liderar. Sin embargo, tras haber dirigido empresas de 400 y 4,000 personas, creo que los principios son los mismos. Basándome en mi experiencia, estas son algunas sugerencias generales que ofrecería a cualquiera que asuma un nuevo puesto de director ejecutivo mientras construye su equipo ideal.
1. CEOs, comiencen por escuchar, pero no intenten saberlo todo
Cuando asumo un nuevo puesto, lo primero que hago es escuchar. Hablo con el equipo actual y con sus subordinados. Si llegas pensando que lo sabes todo o que ya estás planeando incorporar a “tu gente”, te estás perjudicando a ti mismo, a tu empresa y a tus empleados.
La consecuencia es no escuchar demasiado. Es tentador intentar conocer la opinión de todos, especialmente en una organización pequeña. Ese camino lleva a la parálisis. Conéctate con los actores clave de cada grupo y nivel, y luego empieza a tomar decisiones.
2. Evita a los pensadores de grupo
Los equipos que valoran el consenso no son necesariamente algo malo, pero si los roles parecen confusos o todos tienen derecho a veto, eso podría ser una señal de una organización que no está aprovechando lo mejor de cada miembro del equipo.
Ya sea que busques nuevas contrataciones o una reestructuración, tu trabajo como CEO es garantizar que cada líder tenga un rol y un área de responsabilidad claros, establecer cómo deben trabajar juntos respetando las zonas de especialización de cada uno y brindarles una visión clara hacia la cual trabajar.
3. Busca miembros del equipo que aporten “diversidad de pensamiento”
En cada etapa de mi carrera como CEO, me he beneficiado de formar equipos con lo que llamo “diversidad de pensamiento”. Esto puede surgir de diferentes trasfondos, experiencias o perfiles de personalidad. Sin duda, la experiencia y la competencia son importantes, pero no dudes en explorar otros sectores para encontrarlas.
Iría un paso más allá y diría que es positivo contar con personas con diferentes trayectorias y experiencia resolviendo problemas de distintas maneras. No significa que lo descartes todo, pero lograr que tu equipo trabaje de nuevas maneras impulsa a los líderes a plantearse preguntas y a superarse.
4. Contrata personas con las que te guste estar
Como director ejecutivo, necesitas conectar con tu equipo y que ellos se conecten entre sí. No es necesario que sean mejores amigos. Sin embargo, me gusta que las personas que contrato sean lo que llamo “gente de domingo”: personas buenas, decentes y con un alto coeficiente emocional, con quienes me veo pasando una tarde de domingo. Si no puedes tener una conversación de una hora con un candidato, probablemente tampoco disfrutarás trabajando con él. Ahora bien, la persona con la que puedo hablar durante una hora puede no ser la misma persona que te resulte interesante; ahí es donde cada director ejecutivo puede formar un equipo que le funcione.
5. Mezcla profesionales expertos con promociones recientes
Como CEO, tienes la oportunidad de asesorar a nuevos líderes, y contar con personas en esa etapa en tu equipo ejecutivo te permite trabajar estrechamente con ellos. Contar con una combinación de colegas con más experiencia junto con jóvenes talentos puede beneficiarlos profesionalmente, ya que se absorben nuevas ideas, conocimientos y energía mutuamente, lo cual es un activo para su empresa. Conseguir la combinación adecuada puede ser un potente catalizador cultural para toda la organización.
6. Construye una reputación de invertir en tu gente
Ya sea una nueva incorporación o un experto consolidado, cada persona de tu equipo de liderazgo merece la oportunidad de crecer. Debes tener la valentía de invertir en talento. Dar a los empleados estrella más responsabilidad o nuevas oportunidades, o habilitarlos para que formen sus propios equipos, te ayudará a atraer y retener a las personas adecuadas.
Hacerlo también te vuelve a presionar. Cuando algo funciona, como director ejecutivo, es tentador evitar el cambio, pero hacerlo puede causar estancamiento y fuga de talentos cuando los mejores talentos se marchan, y entonces podría llamarse a un nuevo director ejecutivo para corregir la situación.
El cambio da miedo, y algunas personas se resistirán. Es natural, pero puede frenarte, así que, como director ejecutivo, también tendrás que tomar decisiones difíciles y probar diferentes cosas hasta encontrar lo que funcione, como un entrenador que pone al talento adecuado en el campo. Tu trabajo es establecer la estrategia y la visión, encontrar a las personas que la ejecuten y enfatizar la responsabilidad. No sucederá de la noche a la mañana, pero una vez que consigas ese equipo de personas apasionadamente comprometidas con esa visión y conecten, es cuando el equipo ideal se hace realidad.