
Si alguna vez te han dejado fuera de un ascenso, probablemente te cuestionaste si tu trabajo era lo suficientemente bueno. Tal vez pensaste que la otra persona tenía más experiencia, ¿no? Pero, ¿y si la razón fue que simplemente no estabas en el radar de quien toma decisiones? En vez de enfocarte únicamente en construir un buen currículum, ¿cuánto tiempo dedicas a pensar en cómo te perciben los demás y crear una marca personal?
“Mucha gente cree que hacer bien su trabajo, sin hacer ruido, es suficiente para destacar”, dice Lorraine K. Lee, autora de Unforgettable Presence: Get Seen, Gain Influence, and Catapult Your Career. “Y hay quienes sí piensan en cómo los ven, pero no se están mostrando ante las personas correctas ni en los espacios adecuados”.
Ambos casos pueden frenar tu carrera profesional. Lee cuenta que ella misma enfrentó esto al inicio de su vida profesional. “Participaba en proyectos muy visibles, mis compañeros me apreciaban, pero por más que lo intentaba, no lograba que me promovieran ni que me vieran como una líder”.
¿La pieza que faltaba? La presencia. “Vivimos saturados de información. Para destacar, necesitas volverte inolvidable. Tu presencia tiene que ser intencional”, afirmó.
Lee empezó a poner atención en cómo y dónde era vista. Comenzó a ser más estratégica con su forma de liderar juntas, de comunicarse en Slack o Teams, y con su presencia tanto en reuniones físicas como en videollamadas.
“Todos estos detalles son los que te vuelven inolvidable”, explicó. “No se trata solo de tener carisma o presencia natural; se trata de aprovechar cada uno de esos elementos a tu favor”.
Una marca personal inolvidable
Ser recordado empieza por tu marca personal. “Cuando la gente escucha ‘marca personal’, muchas veces piensa ‘eso suena forzado’ o ‘yo no soy una empresa’”, dice Lee, quien también es instructora en Stanford Continuing Studies y en LinkedIn Learning. “Pero ya tienes una marca: tu marca es básicamente tu reputación”.
Esa marca se construye a partir de cuatro factores clave, que Lee resume en el acrónimo EPIC: experiencias, personalidad, identidad y comunidad.
Primero, piensa en las experiencias de vida que te han formado, personales y profesionales. Esos momentos que te marcaron y que hacen que tu historia sea única.
Tu personalidad también entra en juego. Por ejemplo, Lee dice que en su caso ser introvertida forma parte de su marca. “Algunos somos más serios, otros más relajados o juguetones. Nuestra forma de ser nos diferencia”.
Luego está la identidad: tu origen cultural y los valores que te definen cuando trabajas. “Por ejemplo, yo valoro mucho las relaciones personales. También quiero ser conocida como alguien que cumple lo que promete”, añadió. “Mi herencia asiático-americana también forma parte de mi identidad”.
Por último, está tu comunidad. “Muchas personas olvidan o no consideran la comunidad como parte de su marca”, dice Lee. “Puedes pensar que tienes la mejor marca del mundo, pero si las personas a tu alrededor no te ven como alguien con potencial de liderazgo, algo no está conectando”.
Aquí entran los mentores y patrocinadores. Los mentores te guían y comparten su experiencia, mientras que los patrocinadores hablan por ti.
“Un patrocinador dice tu nombre cuando tú no estás en la sala”, explica Lee. “Te abre puertas. Encontrar un patrocinador que te impulse y te lleve con él mientras crece dentro de una empresa puede marcar la diferencia. Muchas veces, estamos sobre-mentoreados pero poco patrocinados”.
Una presentación que deje huella
Una vez que tienes clara tu marca personal, toca mostrarla con una presentación única y poderosa. Lee notó que la mayoría se presenta en reuniones solo con su nombre, cargo y empresa.
“Las presentaciones son uno de los momentos más importantes para dejar una buena impresión, pero muchos desperdician esa oportunidad”, dice. “Tu presentación debería ser un punto de partida para que alguien quiera saber más de ti o sepa cómo puede recurrir a ti más adelante”.
Cuando Lee trabajaba en Prezi, decía: “Hola, soy Lorraine. Dirijo el equipo editorial en Prezi”. Pero una presentación poderosa va más allá: ofrece una visión más amplia del valor que aportas. Puedes mencionar a quién te diriges, tus metas, un dato curioso o un resumen de lo que haces en el día a día.
Dependiendo del contexto, ella podía decir: “Soy Lorraine. Dirijo el equipo editorial en Prezi. Eso significa que colaboro con líderes de negocios y ponentes para crear contenido educativo para cientos de miles de profesionales”
“Ese pequeño cambio, con un poco más de información, hace que la otra persona entienda mejor a qué me dedico”, dice. “Y también me hace ver más segura y profesional. Ser intencional con nuestras presentaciones y dar un poco más de contexto puede marcar una gran diferencia”.
Descuidar cómo te perciben puede frenar por completo tu crecimiento profesional, concluye Lee.
“Te quedas en donde estás. Si no quieres avanzar, puede que no sea un problema. Pero si buscas llegar al siguiente nivel, va a ser muy difícil si no trabajas en cómo te perciben los demás”.