
Hace unas semanas escribí sobre cómo los aranceles afectan cada vez más a todo y a todos, desde las grandes potencias, hasta islas lejanas habitadas por pingüinos. A medida que el mundo se encamina hacia un orden multipolar, muchas regiones que antes no figuraban en la mente de los ciudadanos o de los gobiernos hoy están en el centro de atención. ¿Ejemplos? Groenlandia… o incluso la (muy remota) idea de que Canadá se convierta en el estado número 51 de Estados Unidos (EU).
¿Qué hay detrás de este repentino interés por tierras deshabitadas y cubiertas de hielo, donde abundan más los osos y los zorros que las personas. Estas regiones hoy figuran como zonas clave en la competencia global entre potencias como Rusia, China y EU.
Del Ártico con amor… y ojos en el subsuelo
Sí, aunque suene contradictorio, el Ártico es el nuevo lugar más hot (ironías del idioma) en términos de geopolítica, comercio y competencia militar. Pero, ¿por qué, si ahí se congelan hasta las buenas intenciones? Está helado y es inhóspito; no hay buenas panaderías, y mucho menos cafés en la mayoría de las zonas cercanas. Además, ¿acaso no está cubierto casi todo el año por hielo grueso e impenetrable?
Pues no, resulta que ya no, y por eso la zona despierta tanto interés.
El juego global hoy gira en torno a cuatro pilares de ventaja competitiva: inteligencia artificial (IA), tierras raras, rutas comerciales y seguridad nacional. Podríamos sumar más si quisiéramos ser exhaustivos, pero estos bastan para entender por qué calificamos como estratégicas a regiones tan inhóspitas.
La Ruta de la Seda… versión Polo Norte
Quizás te preguntes (y con justa razón) qué tienen que ver estos temas con el lugar donde Santa Claus y sus elfos deberían envolver regalos. La respuesta está en el cambio climático y el deshielo polar, que avanza más rápido que en cualquier otro momento del que tengamos registro. ¿Qué tan rápido? Alrededor de cuatro veces más que en el resto del planeta. Con temperaturas más altas, menos hielo bloquea el paso en el Ártico. Esto abre una nueva arena de competencia por minerales estratégicos, rutas de navegación comercial y control militar.
Al igual que la superficie lunar, el Ártico no pertenece oficialmente a ningún país. Así que, mientras más accesible se vuelve, más naciones buscan asegurar su pedazo del pastel, tanto en las aguas como en el subsuelo.
Bajo el mar, se estima que hay enormes reservas de tierras raras, esenciales para fabricar semiconductores avanzados, el corazón de las industrias de IA en China y EU. En un contexto donde China controla gran parte (o la mayoría) de las reservas globales, no sorprende que el país norteamericano acelere sus esfuerzos por conseguir formas alternas de asegurarlas.
El deshielo reconfigura, tanto el subsuelo como la superficie, por lo que el interés estratégico va más allá de los minerales. Sobre la superficie, se abren nuevas rutas comerciales entre continentes.
Hoy, EU se encuentra en desventaja frente a Rusia y China, cuyas alianzas les han asegurado una presencia sólida en el Ártico. China, por su parte, busca construir una “Ruta de la Seda Ártica” que complemente sus corredores terrestres y marítimos tradicionales y lo convierta en potencia “casi ártica”.
EU, en cambio, apenas cuenta con 10 bases en la región (comparadas con las 32 de Rusia), ubicadas principalmente en Alaska y una en Groenlandia, que le da acceso estratégico. Basta ver un mapa para notar que, si Canadá y Groenlandia jugaran a favor de EU, el equilibrio polar cambiaría radicalmente a favor de este Sin embargo, dudo mucho que Canadá tenga interés en ser el estado número 51.
Como puedes ver, la carrera por liderar en IA, dominar nuevas rutas comerciales y navegar el paso hacia un mundo multipolar ha puesto al Ártico en el centro de la escena. Incluso Groenlandia, que muchos habían pasado por alto, vuelve a posicionarse como pieza estratégica para más de una potencia.
Mientras Santa apenas reacciona, tú podrías tomar decisiones
¿Y sabes qué otra región empieza a ganar protagonismo en este tablero? América Latina, y en particular México, como nueva zona de interés para esas mismas tres potencias.
Recuerda: si el hogar de Santa Claus puede verse transformado por cambios tecnológicos, geopolíticos y climáticos, entonces vale la pena pensar cómo esos mismos cambios podrían reconfigurar también el tuyo. Y en ese contexto, tal vez la pregunta que deberías hacerte es: ¿estás donde necesitas estar para convertir ese cambio en una ventaja real?