ADVERTISEMENT

| Work Life

Cuando decir “no” puede frenar tu crecimiento profesional

Necesitas identificar si tu “no” es un límite o una reacción al miedo.

Cuando decir “no” puede frenar tu crecimiento profesional [Fhoto: Andrey Popov/Adobe Stock]

A menudo se nos dice que debemos defendernos, establecer límites en el trabajo, “ser fieles a nosotros mismos” y, en ese proceso, también se nos anima a decir “no”. En los últimos años, hemos visto libros enteros y filosofías de productividad centradas en el arte de negarse.

Decir “no” puede ser útil para establecer límites saludables en el trabajo y cuidar de uno mismo. Muchas personas lo consideran una señal de madurez profesional. La capacidad de decir “no” puede generar un ambiente laboral más respetuoso y seguro, evitar el agotamiento y, lo más importante, empoderar a quienes lo ejercen.

Pero también es posible caer en el extremo de decir “no” demasiado. Y eso puede hacer que pierdas oportunidades de ascenso, de aprendizaje o de participar en proyectos importantes. Con el tiempo, tu carrera puede estancarse.

¿Es un límite o una barrera?

Una forma común de justificar el “no” es presentarlo como un límite personal. Pero no todos los “no” lo son. A veces, lo que creemos que es un límite sano, en realidad es una barrera que estorba. En lugar de protegernos, puede impedirnos crecer y cerrar silenciosamente puertas que podrían habernos llevado lejos.

Frases como “no tengo tiempo” o “estoy muy ocupada/o”, sin proponer una alternativa, se convierten en bloqueos totales. Cuando se repiten con frecuencia, dejan de ser explicaciones y empiezan a formar parte de tu reputación.

Solemos rechazar proyectos que nos parecen muy difíciles, desconocidos o que podrían evidenciar nuestras debilidades. Sin embargo, investigaciones demmostraron que salir de la zona de confort puede detonar el crecimiento.

Los límites personales deben evolucionar según el contexto. Un límite rígido puede darte claridad a corto plazo, pero los límites flexibles —los que se adaptan a la carga de trabajo, los objetivos del equipo y tus valores— permiten sostener tu desarrollo a lo largo del tiempo.

El impacto de decir “no” en el aprendizaje y el crecimiento

Decir “no” por miedo y no por necesidad puede hacerte perder habilidades, contactos y experiencias que pondrían a prueba tu resiliencia. Los estudios en psicología del desarrollo y organizacional coinciden en que el crecimiento ocurre justo en el borde de nuestra competencia, no en la comodidad.

Desde la neurociencia, se demostró que la novedad y el reto estimulan las zonas del cerebro asociadas al aprendizaje. Exponerte a entornos nuevos mejora la consolidación y recuperación de la memoria, y también activa el sistema de dopamina, fundamental para aprender. Ese proyecto retador que estás considerando rechazar puede ser más valioso para tu desarrollo que cualquier capacitación formal.

Las consecuencias sociales de decir “no” frecuentemente

El lugar de trabajo es un ecosistema social donde la colaboración y la confianza se construyen con el tiempo. Si dices “no” muy seguido, podrías debilitar relaciones valiosas y afectar el trabajo en equipo. Para construir seguridad psicológica —base de los equipos de alto desempeño— se necesita riesgo compartido y esfuerzo colectivo. Si te niegas constantemente sin explicar por qué o sin mostrar interés, podrías transmitir desconexión, lo que erosiona la confianza de tus colegas.

Además, si te perciben como alguien que evita los retos, pueden empezar a excluirte de decisiones importantes o dejar de tomarte en cuenta para proyectos clave. Decir “sí” envía una señal social de compromiso, cooperación y disposición para ser parte del equipo.

La importancia de decir “sí”, incluso cuando no quieres

En la vida —y en el trabajo— a veces hay que hacer cosas que no nos encantan. Todos los trabajos tienen tareas poco agradables, incluso los trabajaos más soñados. Aceptar que eso es parte del trato es una señal de profesionalismo y madurez.

Ayudar, incluso cuando no es conveniente, fortalece tu credibilidad y amplía tu influencia. Además, alcanzar metas a largo plazo implica hacer cosas que no siempre se nos antojan. Si rechazas demasiadas tareas, los demás pueden interpretar tus negativas como desinterés o soberbia.

Y si estás en una posición de liderazgo, no delegues lo que te toca solo porque no te gusta. Aunque tengas la autoridad para hacerlo, tu equipo lo va a notar, y con el tiempo, eso deteriora la confianza y tu credibilidad, dos cosas que ningún líder puede permitirse perder.

Di “sí” si eso te ayudará a aprender, a hacer networking o a desarrollarte. Di sí si estás apoyando a un compañero o si la tarea es clave para el equipo o el negocio. Recuerda que tú también podrías necesitar un favor algún día. Cuanta más gente vea tu disposición, mayor será tu influencia.

¿Cuándo es necesario negarse?

Por supuesto, hay momentos en los que decir “no” es lo correcto. Si decir que sí compromete tus valores, tu ética o tu integridad profesional, entonces negarte es necesario. Solo asegúrate de que sea una razón genuina y no una excusa disfrazada de principio, porque de lo contrario se convierte en otra barrera falsa.

Di que no si el costo emocional o físico es muy alto, si te lleva al burnout. Pero incluso en esos casos, aprende a decirlo bien. Saber cuándo y cómo decir “no” es una habilidad. Tu “no” no debería limitarte, sino fortalecerte. Negarse, cuando se hace con inteligencia, no es malo. Al contrario: es esencial. La clave está en la discernimiento.

Cuando tengas que decir “no”, cuida el tono. En lugar de rechazar, busca redirigir. Ofrece una alternativa: cambia la fecha, renegocia el alcance o sugiere otra manera de colaborar. Da seguimiento. Un “no” bien dicho no es cerrar una puerta, sino saber cuándo, dónde y cómo crear el mayor valor.

Author

Author

Sobre el autor

Es la fundadora y directora general de EST10 y la autora de Employable: 7 Atributos para Asegurar tu Futuro Laboral.

ADVERTISEMENT

ADVERTISEMENT