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El arte (traicionero) de jugar tenis en el pasto de Wimbledon

Wimbledon cambia el escenario y el tenis. La hierba obliga a olvidarlo (casi) todo y empezar de nuevo.

El arte (traicionero) de jugar tenis en el pasto de Wimbledon [Fotos: Pexels]

Algunos le temen, otros la adoran, pero todos coinciden en lo mismo, el pasto de Wimbledon es una superficie tan bella como impredecible. Desde este lunes y durante dos semanas, Wimbledon vuelve a ponerla en el centro del juego, obligando a los tenistas a replantear su estilo, su desplazamiento y su estrategia.

Tener una cancha de tenis con pasto es una especialidad británica porque fuera del Reino Unido, casi no existen canchas de hierba y los jugadores solo tienen cinco semanas al año para enfrentarse a ella. Su mantenimiento es exigente, costoso y altamente especializado. “Pocos países tienen torneos en hierba porque se requiere un mantenimiento considerable para tener unas pistas en condiciones”, explica Lucas Pouille, ex número 10 del mundo y cuartofinalista de Wimbledon en 2016.

La superficie resulta tan ajena para muchos jugadores que, a menos que hayan disputado torneos en hierba desde las categorías juveniles, la descubren en plena gira profesional. Loïs Boisson, semifinalista sorpresa de Roland Garros hace menos de tres semanas, lo vivió en carne propia: cayó en primera ronda de la fase previa en Wimbledon.

Su entrenador, Florian Reynet, fue claro tras la derrota: “Los desplazamientos son más complicados, el rebote es bajo y el efecto liftado tiene también menos impacto”.

Aun así, con tiempo y experiencia, es posible adaptarse. “No diría que de repente todo es perfecto, porque la superficie es difícil y traicionera, pero simplemente tengo más años de experiencia”, admitió la polaca Iga Swiatek, número 4 del mundo, tras perder su primera final en pasto, en Bad Homburg.

El juego cambia desde el suelo

Jugar en hierba exige modificar la técnica. El saque y volea recuperan protagonismo. Hay que ser agresivo al restar, dominar la red y ajustar el juego de piernas: pasos cortos en lugar de zancadas largas. Pero el tiempo para adaptarse es mínimo. La gira de pasto inicia apenas termina Roland Garros, que cierra la temporada de arcilla.

Coco Gauff, actual número 2 del mundo y campeona en París, lo explica así: “Tras dos meses jugando en polvo de ladrillo, llegamos a la hierba y tenemos 13 días para cambiar todo. No completamente, porque siempre tienes tu tenis, pero hay que ajustar la forma de jugar”.

A esto se suman las exigencias físicas únicas del pasto. El francés Arthur Rinderknech, que este lunes enfrenta al número 3 del mundo, Alexander Zverev, lo resume así: “Requiere menos cardio, pero más músculo; el esfuerzo es más corto”.

Por eso, los peloteos suelen ser breves, así como la duración de los partidos en comparación con los partidos en canchas de tierra. Eso sí, la concentración debe mantenerse al límite.

Carlos Alcaraz es el caso excepcional

Pocos se sienten tan cómodos sobre la hierba como Carlos Alcaraz. El español y actual bicampeón de Wimbledon asegura que entendió muy pronto cómo moverse en esta superficie. “Me sorprendí a mí mismo porque jugué buenos partidos”, recordó sobre su paso juvenil por el torneo de Roehampton, cerca de Londres.

Hoy, Alcaraz no solo domina el pasto, sino que lo disfruta. “Me encanta todo: el estilo de los tenistas, el sonido de la pelota, los desplazamientos. No es sencillo, pero una vez sabes cómo moverte, es como si volaras. Realmente es una superficie hecha para mí”, dijo este fin de semana.

Para él, el pasto es sinónimo de creatividad: puede deslizar, hacer dejadas, subir a la red y atacar constantemente.

Author

  • Priscila Peñaranda

    Licenciada en Escritura Creativa y Literatura por la UCSJ, fue editora de la antología Pulso. Antología Urgente (2019) y publicó un libro de relatos, Identidades Disociativas (2020). Su novela Las Hijas del Aceite (2023) explora la violencia sexual en la guerra y la sororidad femenina. Además, como reportera en Business Insider México, destacó por el especial "Mi Primera Chamba" y su análisis de tendencias en estrategia empresarial e historias de impacto social.

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Sobre el autor

Licenciada en Escritura Creativa y Literatura por la UCSJ, fue editora de la antología Pulso. Antología Urgente (2019) y publicó un libro de relatos, Identidades Disociativas (2020). Su novela Las Hijas del Aceite (2023) explora la violencia sexual en la guerra y la sororidad femenina. Además, como reportera en Business Insider México, destacó por el especial "Mi Primera Chamba" y su análisis de tendencias en estrategia empresarial e historias de impacto social.

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