
La molestia de Elon Musk por la ley One Big Beautiful Bill Act fue evidente esta semana, cuando el hombre más rico del mundo usó X —su red social — para arremeter contra la legislación insignia del presidente Donald Trump. Pero también hay enojo entre los inversionistas por el desempeño de su propia empresa de autos eléctricos, Tesla, que nuevamente reportó cifras débiles en la entrega de vehículos.
La compañía entregó poco más de 384,000 vehículos en el segundo trimestre, apenas un leve aumento respecto al trimestre anterior —el peor de Tesla en más de dos años—. En conjunto, las entregas entre abril y junio cayeron 13% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
Esto cierra un periodo difícil para Musk, cuya imagen personal y de negocios se ha deteriorado. El porcentaje de personas que tienen una opinión negativa de Tesla se ha más que duplicado en los últimos dos años, según datos de YouGov, que monitorea la percepción pública de la marca. En total, 35.2% de los estadounidenses tiene una opinión negativa de Tesla, frente a 16.5% de hace dos años, y casi iguala al número de personas con una visión positiva. Esta tendencia coincide con el descenso en la popularidad de Musk en las mismas encuestas, donde muchas personas han pasado de ser neutrales a declarar un rechazo activo hacia él.
Un Musk distraído por la política
Y su continua participación en la política estadounidense solo está empeorando las cosas, según analistas. “La frustración de Elon Musk estalló con el último déficit presupuestario del Senado, incumpliendo su promesa de enfocarse más en sus negocios”, escriben Jed Dorsheimer y Mark Shooter, analistas de William Blair. “Solo vemos desventajas en estas acciones y preferiríamos que sus esfuerzos se canalizaran hacia el lanzamiento del robotaxi en este momento crítico”. (Tesla no respondió de inmediato a la solicitud de comentarios de Fast Company).
Dicho esto, hay señales de esperanza. El número de entregas del último trimestre no fue tan malo como temían los analistas de William Blair; de hecho, superó sus estimaciones en 8%. “Esperamos que la acción reaccione positivamente, ya que los inversionistas esperaban peores resultados”, dijeron Dorsheimer y Shooter.
El problema de Tesla no es tanto con sus clientes actuales, sino con atraer nuevos, sugieren analistas de Forrester. “Tesla es un caso fascinante sobre la divergencia entre experiencia del cliente y percepción de marca”, explica Keith Johnston, director de investigación en Forrester. “Aunque Tesla sigue estando presente en la mente de muchos no clientes, con una notoriedad por encima del promedio, es menos probable que la perciban como confiable, y aún menos probable que quieran comprarla”.
El estigma de traer un Tesla
Es un problema importante, coincide Jay Nagley, consultor de Redspy Automotive Consultancy. “Aún puedes desaprobar una empresa y comprar sus productos, porque nadie más lo sabe”, dice. “Puedes criticar públicamente a McDonald’s y aun así comerte una hamburguesa de vez en cuando. Pero no puedes hacer eso con Tesla. Está estacionado en tu entrada. Te bajas de él. Tus amigos te ven en él todo el tiempo. Así que es una fuente constante de incomodidad y posible vergüenza”.
A esto se suman los retos que enfrenta Tesla en China, que tradicionalmente ha sido uno de sus mercados más importantes. En la primera mitad de 2025, China representó casi la mitad de las entregas globales de Tesla, con la Gigafactory de Shanghái produciendo casi 50% de todos los vehículos entregados en el mundo. El problema es que Tesla enfrenta una competencia creciente por parte de fabricantes chinos como BYD, que reportó un millón de ventas de vehículos eléctricos en el primer semestre de 2025, frente a las 721,000 de Tesla. Los autos de BYD, más baratos y con características avanzadas como carga en cinco minutos, están erosionando la participación de mercado de Tesla, especialmente en China.
“Aunque la compañía había mostrado debilidad en China en trimestres anteriores debido al aumento de la competencia en vehículos eléctricos, Tesla vio un repunte en junio, con un aumento en ventas por primera vez en ocho meses, reflejando una mayor demanda del Model Y actualizado, a medida que las entregas en la región comienzan a recuperarse”, dice Dan Ives, director general y analista sénior de Wedbush Securities.
Algunos analistas no pierden la fe
Ives mantiene una visión optimista sobre Tesla y la capacidad de Musk para enderezar el rumbo. “Si Musk continúa liderando y permanece al volante, creemos que Tesla está en camino hacia un crecimiento acelerado en los próximos años, con un aumento en entregas previsto para la segunda mitad de 2025 tras la actualización del ciclo del Model Y”, afirma. La compañía planea lanzar una versión más económica del Model Y en la segunda mitad del año. Esto sería clave, ya que Tesla ha sido tradicionalmente lenta en actualizar sus modelos, algo que Nagley atribuye a la ingenuidad de Musk sobre cómo opera la industria automotriz.
Pero incluso si el Model Y tiene éxito, hay un obstáculo con forma de Trump en el camino. El presidente de Estados Unidos está eliminando el crédito fiscal para vehículos eléctricos que ayudaba a impulsar las ventas de Tesla, lo que vuelve a inclinar la balanza a favor de los autos de gasolina, más baratos que los eléctricos. Y los aranceles chinos sobre materiales para baterías elevarán aún más los costos de Tesla.
“Aunque la salida de Musk de DOGE trajo de vuelta el activo más importante de Tesla”, dice Ives, “la disputa entre Musk y Trump genera más frustración entre los inversionistas, que temen que la administración Trump adopte una postura más agresiva sobre el gasto gubernamental vinculado a Tesla, especialmente en el futuro autónomo donde la regulación para robotaxis y cybercabs será clave”.