
Los líderes de todas las empresas saben que la capacidad de innovar con éxito es crucial para su futuro. Sin embargo, muy pocos de ellos comprenden realmente cómo fomentar la innovación en todos los segmentos de sus organizaciones.
La innovación no es solo competencia de unos pocos superinteligentes, aislados en una torre de marfil del resto de la empresa. Todos los empleados, desde el empleado de almacén hasta el ingeniero de diseño, pueden contribuir a la innovación si creen que es valioso. Y no todas las ideas innovadoras tienen que ser tan disruptivas como el iPhone o la IA generativa. Incluso las innovaciones incrementales pueden aportar un valor significativo.
Las empresas no deberían limitar su visión de la innovación a proyectos que buscan el próximo gran avance. Deberían abrirla a un abanico más amplio de ideas, desde grandes hasta pequeñas. Aquí hay cinco razones por las que las iniciativas de innovación fracasan —y qué hacer al respecto—.
1. Falta de compromiso de la alta dirección
Inspirar la innovación requiere más que líderes que den discursos a los empleados o la destaquen en los informes anuales. Los empleados necesitan tiempo, recursos y apoyo para explorar ideas más allá de sus responsabilidades diarias.
Durante mi mandato como gerente general de hardware de comunicaciones de una empresa tecnológica, destiné el 5% del tiempo total de la organización a la innovación creativa: la fase en la que se exploraban inicialmente las ideas.
No esperaba que este fuera un momento que los empleados pudieran usar en secreto, sino más bien un plan acordado entre los empleados y su gerente para desarrollar una idea. También sabía que no todas las ideas tendrían éxito.
En lugar de penalizar a los empleados cuando una idea no funcionaba, la utilicé como una experiencia de aprendizaje para mejorar nuestra capacidad de innovación en el futuro. Sabía que nada desalentaría la innovación más rápidamente que los empleados creyeran que sus carreras se verían perjudicadas si su idea innovadora no prosperaba.
2. Los empleados no comprenden sus objetivos
La innovación prospera cuando los empleados comprenden el negocio de su empresa —su misión, prioridades y valores fundamentales— y creen que pueden marcar la diferencia. Sin este contexto, cualquier idea innovadora útil que se les ocurra será fruto de la pura suerte.
Algunos altos directivos dudan en compartir esta visión. Les preocupa que, si un empleado se marcha para unirse a la competencia, comparta lo aprendido con su nuevo empleador. Pero no es necesario compartir secretos comerciales. Piensa en lo que podría compartirse en el informe anual de una empresa que cotiza en bolsa: información que ayude a los empleados a conectar su trabajo con la misión general.
Esto es especialmente importante para quienes no participan en la planificación estratégica. El personal de fabricación o administrativo puede tener ideas innovadoras valiosas, pero a menudo solo las comparten con sus jefes si creen que recibirán apoyo.
Por ejemplo, un trabajador de una línea de montaje podría tener ideas para mejorar el proceso de fabricación que los ingenieros que la respaldan no tienen. Un jefe cuya respuesta sea “tú solo preocúpate por fabricar el producto y nosotros nos preocupamos por la innovación” está destruyendo la innovación, tan seguramente como el alto ejecutivo que nunca la apoya.
3. La innovación no está integrada en el plan de la empresa
Aunque esto puede ser un problema en cualquier empresa, es especialmente frecuente en las grandes corporaciones multinacionales: es el resultado de algo que yo llamo la maldición del modelo de negocio corporativo.
Los inversores esperan que la empresa genere crecimiento y beneficios continuos y predecibles. Invertir en ideas nuevas e inéditas que tardan meses o años en dar resultados no se ajusta a la necesidad de obtener resultados predecibles. Muchos directivos del mundo empresarial se muestran reacios a asumir este riesgo, sobre todo porque la cultura corporativa suele penalizar el fracaso más que recompensar la innovación.
Esto no significa que las grandes empresas no puedan ser innovadoras; simplemente significa que la innovación debe estar integrada en el plan. Incluso si aún no se definen proyectos de innovación específicos al momento del proceso de presupuesto anual de la empresa, el compromiso con la innovación debe estar incluido en el plan.
¿Cuánto? Depende del sector. Para una empresa en un mercado consolidado, añadir un 10% a su presupuesto de I+D para proyectos de innovación no debería llamar la atención de los inversores. En el caso de empresas en mercados emergentes o de alto crecimiento, los inversores podrían incluso esperar una cifra mucho mayor.
4. Los innovadores no comprenden las necesidades reales del mercado
Hay quienes afirman que la innovación debería realizarse de forma aislada, lejos de la influencia de los clientes. Citan la supuesta cita de Henry Ford: “Si les hubiera preguntado a los clientes qué querían, habrían dicho un caballo más rápido”.
Pero eso no es lo importante. La innovación solo tendrá éxito si satisface una necesidad real del cliente. Los clientes pueden contarte su problema, pero no esperes que te digan la solución. Un “caballo más rápido” no describe el problema del cliente; es solo una idea para una solución. En lugar de aceptar las sugerencias al pie de la letra, la labor del innovador es ir más allá para comprender el verdadero problema.
Si Ford hubiera indagado más a fondo, quizá habría oído que la velocidad del caballo era buena en movimiento, pero que debía detenerse a descansar cada pocos kilómetros. Y que un caballo necesitaba comida y agua a diario, incluso cuando el cliente no iba a ninguna parte. Con esta perspectiva, habría comprendido el verdadero problema del cliente y habría estado en mejor posición para ser verdaderamente innovador.
La falta de atención de Ford a las necesidades del cliente no fue un problema cuando presentó el Modelo T porque había pocas alternativas, pero seguir ignorando al cliente es lo que provocó que Ford perdiera el liderazgo del mercado frente a General Motors en la década de 1920 —y nunca se recuperara—.
5. Los proyectos de innovación se gestionan incorrectamente
Los proyectos de innovación no se pueden gestionar de la misma manera que una unidad de negocio generadora de ingresos. Las innovaciones verdaderamente disruptivas pueden tardar meses o incluso años en generar rentabilidad financiera.
Un mejor enfoque es estructurar el proyecto de innovación como una startup interna. El proyecto no se mide por los resultados financieros mensuales, sino por su capacidad para cumplir con las métricas comprometidas por el equipo dentro del plazo prometido.
En las primeras etapas, el enfoque debe centrarse en responder preguntas técnicas y de mercado fundamentales, por lo que las métricas podrían abarcar solo el próximo mes o trimestre. A medida que aumenta la confianza y la probabilidad de éxito, se puede establecer un plan a largo plazo.