
Los adultos con TDAH tienen 300% más de probabilidades de iniciar su propio emprendimiento. Esa estadística podría sorprenderte. Después de todo, el TDAH suele presentarse como una desventaja en el entorno laboral, algo que debe “gestionarse” o, en el mejor de los casos, “acomodarse”. Pero si miras más de cerca, emerge una historia diferente.
No se trata de que las personas con TDAH sean malos empleados. Se trata de lo que ocurre cuando tomas a personas con cerebros orientados hacia la innovación, la energía y la creatividad, y los colocas en sistemas que premian la conformidad, no la curiosidad. Hemos trabajado con cientos de adultos y líderes con TDAH en diversas industrias y, una y otra vez, vemos el mismo patrón. Muchos no dejan sus trabajos porque no puedan con ellos. Se van porque están listos para liderar.
Por qué los entornos laborales tradicionales expulsan a las personas con TDAH
Empecemos con lo obvio: la mayoría de los lugares de trabajo están diseñados para cerebros neurotípicos. Se basan en cronogramas lineales, atención sostenida, reuniones con agendas estrictas y políticas por encima de las personas. Estas estructuras tienden a favorecer a quienes están conectados para actuar en función de la importancia: “Hago esta tarea porque es importante”. Las personas con TDAH, en cambio, tienen sistemas nerviosos guiados por el interés. Actuamos cuando algo nos llama.
Esto no es una debilidad. Es una forma distinta de estar conectados. Pero significa que a menudo nos cuesta prosperar en ambientes donde se espera que cumplamos tareas aburridas sin estimulación, autonomía ni flexibilidad. Muchos terminamos enmascarando nuestras dificultades, sobrecompensando con perfeccionismo o complacencia. Eventualmente, nos quemamos.
Katie fue diagnosticada con TDAH a los 40 años, después de años intentando mantener todo bajo control en un puesto directivo en el sector educativo. Nunca entendía por qué tareas que para otros eran sencillas, a ella le resultaban imposibles. Alex, por el contrario, fue uno de los primeros niños diagnosticados con TDAH en Reino Unido en 1990. Pero incluso con un diagnóstico, entender cómo se manifestaba el TDAH en la vida adulta, especialmente en contextos profesionales, le llevó décadas.
Esta desconexión entre la forma en que funcionamos y cómo están diseñados los lugares de trabajo no solo es frustrante. Es profundamente desalentadora. Por eso es común que una persona con TDAH acabe por crear sus propias reglas en su propio emprendimiento.
Por qué emprender funciona para los cerebros con TDAH
Las personas con TDAH suelen prosperar en entornos creativos, acelerados y de alta exigencia. Y justamente esas son las condiciones que la vida emprendedora puede ofrecer. Tener tu propio negocio permite flexibilidad, espontaneidad, urgencia y resolución de problemas guiada por la pasión. Puedes crear sistemas que funcionen para tu cerebro, en lugar de forzarte a encajar en los de otra persona.
Muchos de los rasgos que se patologizan en la escuela o en el ámbito corporativo—como la impulsividad, la hiperfocalización, la tolerancia al riesgo y el pensamiento no lineal—son los mismos que hacen de las personas con TDAH emprendedores naturales. A menudo somos excelentes con la visión a gran escala, la ideación rápida, la resolución de crisis y la construcción de vínculos profundos y con sentido con clientes o audiencias.
Por supuesto, el emprendimiento también tiene desafíos. Las dificultades con las funciones ejecutivas no desaparecen solo porque seas tu propio jefe. De hecho, pueden intensificarse si no hay apoyo. Pero cuando una persona con TDAH tiene autonomía, interés y la capacidad de delegar o colaborar en sus áreas más débiles, los resultados pueden ser extraordinarios.
El costo oculto de forzarnos a encajar
Muchas personas con TDAH no se levantan un día y deciden emprender. A menudo, huyen hacia ello. Dejan entornos laborales donde fueron incomprendidos, microgestionados o hechos sentir defectuosos. Empiezan a construir algo propio no solo por ambición, sino por necesidad.
Hemos acompañado a personas con TDAH que se sentían paralizadas en oficinas abiertas, castigadas por necesitar pausas de movimiento, o excluidas silenciosamente de promociones porque no “parecían lo suficientemente organizadas”. Otras renunciaron a empleos bien pagados tras un colapso por agotamiento, solo para descubrir que, al tener el control de su entorno, su “trastorno” empezaba a parecer una fortaleza.
Para mujeres y personas de géneros marginados, esta historia es aún más compleja. El TDAH ha sido históricamente subdiagnosticado en mujeres, en parte porque no siempre se manifiesta de forma ruidosa o disruptiva. Muchas internalizan sus luchas, las ocultan tras la competencia, el cuidado a otros o la sobreexigencia, hasta que algo se quiebra.
Emprender se convierte no solo en un espacio de desarrollo profesional, sino también de recuperación de la propia identidad.
Repensar el liderazgo, la neurodivergencia y el éxito
Entonces, ¿qué significa todo esto para el futuro del trabajo?
Si las organizaciones quieren retener y potenciar el talento neurodivergente, necesitan repensar qué entendemos por liderazgo. No se trata solo de ofrecer adaptaciones. Se trata de rediseñar sistemas con flexibilidad, autonomía y pensamiento centrado en las personas desde el origen. Se trata de reconocer que algunos de tus pensadores más innovadores quizá no “luzcan profesionales” en el sentido convencional, pero ya están resolviendo los problemas del mañana.
Y si eres una persona con TDAH leyendo esto y te preguntas si hay algo mal contigo porque no encajas en el modelo de nueve a cinco, tal vez el problema no seas tú. Tal vez tu cerebro nunca estuvo hecho para quedarse quieto en el sistema de otro. Tal vez estás aquí para construir el tuyo propio.
Ese es el mensaje central de nuestro libro ADHD…Now What? No se trata de esforzarte más o enmascararte mejor, sino de comprender cómo está conectado tu cerebro a través del acompañamiento con coaching en TDAH y liderar desde ahí. Ya sea en los negocios, la crianza o la vida, el coaching no busca arreglarte. Busca ayudarte a ser tú, con intención.