
Cuando me encontré con un excliente en el supermercado y le pregunté cómo le iba, esperaba una charla cortés. En cambio, lo que dijo me dejó boquiabierto.
El tipo (llamémosle Jim) era empleado de una empresa con la que nuestra agencia, Blueprint Creative, había trabajado hace algunos años para mejorar su programa de experiencia del empleado. Una de nuestras principales intervenciones de marca consistió en articular y documentar los valores centrales de la empresa: los principios no negociables que proporcionarían a sus empleados una guía sobre qué comportamientos en el trabajo serían fomentados y recompensados, y cuáles simplemente no serían tolerados.
Durante nuestra conversación, le pregunté a Jim cómo iban las cosas en la empresa después de nuestra intervención de marca. Él dijo (y cito textualmente): “A la empresa le va bien, pero a mí me va aún mejor. Decidí adoptar los valores centrales de la empresa en mi vida personal y siento que ahora soy un mejor esposo y un mejor padre”.
¿Perdón?
Lo que buscábamos con nuestra intervención de marca era que la organización tuviera valores centrales que cada empleado pudiera adoptar y usar como brújula para guiar sus acciones en el lugar de trabajo. Pero, claramente, al integrar los valores centrales de su empresa en su rutina fuera del trabajo, Jim se había convertido no solo en su mejor versión en su vida profesional, sino también en su vida personal.
Lamentablemente, este no es el caso en muchas empresas del mundo. Después de todo, uno de los valores centrales de Enron, la empresa en el centro de uno de los mayores escándalos contables y de fraude en Estados Unidos, era “integridad”, un valor central que los empleados violaban impunemente.
Pero, en la empresa de Jim, sus valores centrales eran tan “adhesivos” que se mantenían con algunos empleados incluso después de salir de la oficina y volver a casa. Esto es bastante extraordinario, considerando que las investigaciones muestran que solo el 23% de los empleados en Estados Unidos están totalmente de acuerdo con que pueden aplicar los valores de su organización en su trabajo cada día. Presumiblemente, aún menos personas creen que pueden aplicar los valores de su organización en su vida personal.
Entonces, ¿cómo es que algunas empresas terminan con valores centrales convincentes que, como en el caso de Jim, transforman vidas, mientras que en otras empresas, los empleados ni siquiera saben cuáles son los valores centrales de su organización o (como en Enron), los desobedecen y desprecian abiertamente? Aquí hay algunos consejos sobre cómo puedes desarrollar un conjunto de valores centrales “adhesivos” que sean adoptados y respetados por tus empleados.
Evita la generalización y la ambigüedad
Identifica el elemento esencial de los principios que quieres que tus empleados adopten. Por ejemplo, en Blueprint Creative, aunque queríamos que los miembros del equipo asumieran el principio del trabajo en equipo, profundizamos hasta llegar al componente específico de ese valor que queríamos que todos encarnaran: el de respaldarse mutuamente.
Por eso, uno de nuestros valores centrales más apreciados es “cuida de los demás”. Este valor, orientado a la acción, se ha convertido en uno de los principios favoritos de nuestro equipo y resulta sumamente eficaz para mantener una cultura donde cada persona sabe que sus colegas harán un esfuerzo adicional para apoyarlos y ayudarlos.
Si quieres que tus valores centrales sean eficaces, debes ser muy específico con los elementos fundamentales de cada principio que esperas que tu equipo siga. Por ejemplo, si tu definición de “integridad” implica proteger el medio ambiente, tu lista de valores podría incluir “minimiza el impacto ambiental”.
De igual forma, el núcleo del principio amplio de “innovación” podría expresarse como “sé un solucionador de problemas” o “resuelve las necesidades más urgentes del cliente”. Si deseas formular un valor que enfatice superar las expectativas de colegas y clientes, podrías establecerlo como “ve siempre un paso más allá”.
Sé altamente descriptivo
Para que los valores centrales sean realmente contundentes, debes describirlos y documentarlos con total claridad sobre lo que significa vivirlos. Considera desarrollar un manual de valores centrales, o bien una serie en formato de audio o video que explique qué significa cada uno de tus valores y cómo puede aplicarlos cada persona en su rol.
Utiliza ejemplos del mundo real, historias y analogías que no dejen espacio para interpretaciones erróneas. Al ser altamente descriptivo, proporcionas la claridad que tus empleados necesitan para vivir los valores como fueron concebidos.
Integra los valores centrales en la conversación diaria
Si quieres que tus valores se vivan todos los días, háblalos todos los días. Eso es exactamente lo que hace Tasty Catering. Al inicio de cada reunión con tres o más personas, sus empleados repiten los valores centrales de la empresa, lo que lleva a que los escuchen varias veces por semana—haciendo que prácticamente sea imposible olvidarlos.
También se alienta al personal a utilizar estos valores para resolver conflictos y tomar decisiones. Si quieres que tus valores realmente funcionen, encuentra maneras de integrarlos en la vida diaria de tu equipo.
Elige valores centrales que trasciendan el lugar de trabajo
Las personas viven con mayor tranquilidad cuando los principios que guían su vida personal y profesional están alineados. Nadie quiere regirse por un conjunto de valores en casa y por otro distinto (y muchas veces contradictorio) en el trabajo. Como suele citarse a Mahatma Gandhi: “La felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía”.
Lo que hizo Jim al adoptar los valores centrales de la empresa en su vida personal permitió que sus pensamientos, palabras y acciones estuvieran en perfecta sintonía, ya fuera en el trabajo con sus colegas o en casa con su esposa e hijos. Pero eso solo fue posible porque esos valores eran lo suficientemente valiosos como para ser adoptados también en su vida personal, no solo en la profesional. Elige valores que aporten valor tanto a la vida profesional como personal de tus empleados.
Aplica la rendición de cuentas
Nunca permitas que tus empleados falten al respeto a los valores centrales. Si la infracción es menor, una conversación directa y transparente con la persona que actuó en contra de esos valores debería ser suficiente para que retome el camino correcto.
Pero las infracciones graves (o repetidas) pueden requerir medidas disciplinarias o incluso el despido, especialmente si esas acciones ponen en riesgo el futuro de la empresa o la seguridad de otros empleados—por ejemplo, si alguien ignora los protocolos de seguridad o actúa de forma que exponga legalmente a la organización.
Tener valores centrales sólidos y bien definidos puede facilitar enormemente la gestión del equipo y convertirse en una ventaja competitiva en el mercado—pero solo si tus empleados los adoptan y los viven cada día. Los consejos anteriores pueden ayudarte a transformar tus valores centrales de algo olvidable en herramientas poderosas y “adhesivas” para construir una marca más sólida y un negocio más fuerte.