En las últimas semanas, hemos visto movimientos laborales de alto perfil que salieron mal y comentarios insensibles de exejecutivos de la industria. Estas personas no están acostumbradas a usar su liderazgo pragmático empático con sus empleados.
Desafortunadamente para ellos, algunos de estos comentarios se volvieron virales, sumándose a la larga lista de errores cometidos por líderes organizacionales en la era post-covid (por ejemplo, el consejo de un exejecutivo de Sony a los trabajadores despedidos en la industria de los videojuegos: “Ve a la playa”).
Esto fue una demostración de la desconexión y resalta cómo el liderazgo pragmático empático puede tener algunas fallas, sobre todo cuando sacrifica la empatía por la conveniencia. Y este no es un incidente aislado. Refleja un patrón más amplio y preocupante de toma de decisiones que prioriza el pragmatismo a expensas de la empatía. Como demuestran estos ejemplos, cuando los líderes operan desde una perspectiva puramente pragmática, las decisiones tienden a resultar contraproducentes, lo que a menudo daña la moral y la confianza dentro de la organización.
Los líderes más efectivos, en mi experiencia, saben que las decisiones difíciles no se pueden tomar con un pragmatismo ciego. En su lugar, hacen preguntas más acertadas que los obligan a considerar tanto los impactos comerciales como los humanos. ¿Cómo afectará esta decisión a las personas detrás de los números? ¿Qué mensaje envía sobre nuestro liderazgo?
Empatía y pragmatismo: dos caras de la misma moneda
Contrario a la creencia popular, la empatía y el pragmatismo no son mutuamente excluyentes. Los mejores líderes entienden que navegar por tiempos difíciles requiere que se conecten con ambos. Yo llamo a este enfoque “pragmatismo empático”, un concepto que reconoce las duras realidades del negocio mientras toma en cuenta a las personas que afectan esas decisiones. El verdadero liderazgo requiere equilibrar la compasión con la determinación. Los líderes no tienen que elegir entre hacer lo correcto para el negocio y hacer lo correcto para su gente. Siempre hay un tercer camino.
Mi camino hacia el pragmatismo empático
No llegué a entender esta verdad de la noche a la mañana. De hecho, me llevó años de prueba y error y reflexión personal. No fue hasta que me convertí en un alto ejecutivo responsable de liderar un gran equipo que empecé a darme cuenta de cuán crucial era la empatía para un liderazgo efectivo.
En ese momento, la empresa me identificó como “alto potencial” y me asignó un coach ejecutivo. En nuestra primera reunión, revisamos los resultados de mi encuesta de retroalimentación de 360 grados. Pensé que recibiría buenas calificaciones en áreas como liderazgo y dominancia, pero para mi sorpresa, obtuve mis mejores puntuaciones en empatía, cooperación y construcción de consenso, cualidades que había subestimado. Esta retroalimentación inició un año de autodescubrimiento, donde comprendí que la empatía no era una debilidad, sino un verdadero superpoder.
Esa revelación me llevó a dedicarme al coaching ejecutivo a tiempo completo, ayuba otros a reconocer el impacto del liderazgo empático. Desde entonces, he combinado mi pasión por la capacitación con mi amor por la música, lo que reforzó aún más mi creencia en la importancia de escuchar, ya sea a empleados, clientes o incluso a la música misma.
Cómo practicarlo
Si eres un líder que quiere adoptar el pragmatismo empático, te recomiendo seguir los siguientes pasos:
- Ponte en su lugar: Pregúntate, si estuviera en su lugar, ¿qué podría estar pensando o sintiendo? ¿Cómo me sentiría si esta decisión me afectara directamente a mí, a mi equipo o incluso a mi familia? ¿Cómo me gustaría ser tratado?
- Haz mejores preguntas: No te enfoques solo en los resultados. Pregúntate: “¿Cómo impactará esta decisión a mi gente?” Considera los efectos a largo plazo en la moral y el compromiso, no solo las ganancias financieras a corto plazo.
- Adopta una visión a largo plazo: Las decisiones tomadas por ganancias a corto plazo a menudo conducen a problemas a largo plazo. Contratar y despedir rápidamente puede parecer eficiente, pero el costo de integrar nuevo talento y el daño a la cultura organizacional pueden ser mucho más perjudiciales.
- Trata a las personas con dignidad: En tiempos de despidos, brinda a las personas el apoyo que necesitan—coaching de carrera, recomendaciones y servicios de recolocación. Decirles que “tomen unas vacaciones” o “busquen trabajo temporal” cuando alteraste sus vidas es irrespetuoso y contraproducente.
- Predica con el ejemplo: Si le pides a tus empleados que vengan a la oficina tres días a la semana, tú también deberías estar allí. El liderazgo requiere consistencia, transparencia y equidad.
Adiós a lo viejo, que llegue la empatía
Los recientes errores de liderazgo que hemos visto deberían servir como una llamada de atención. Nuestros tiempos están definidos por el cambios y la incertidumbre y los líderes deben evolucionar más allá de nociones anticuadas sobre lo que significa ser “duro” o “pragmático.” El mundo empresarial ya no tiene espacio para líderes que operan desde un lugar de desconexión. La fuerza laboral actual exige más.
El pragmatismo empático debería ser un imperativo de liderazgo. Los líderes más exitosos del futuro serán aquellos que se levanten, abracen la empatía y entiendan que el liderazgo compasivo no es una carga, sino una fortaleza.