En las primeras semanas del segundo mandato de Donald Trump, Elon Musk ha estado ocupado tomando el control de instrumentos del poder gubernamental, lo que ha llevado a muchos a preguntarse quién está realmente al mando. “Elon Musk es el presidente”, declaró Jonathan Lemire de The Atlantic. “Nunca ha habido un ciudadano privado como él”.
El recién confirmado secretario del Tesoro, Scott Bessent, concedió recientemente al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) de Musk acceso a un sistema informático altamente sensible (descrito como “un talonario de cheques para todo el gobierno federal”) que distribuye billones de dólares anualmente. Musk, flanqueado por un grupo de jóvenes ingenieros sin experiencia gubernamental, como informó Wired, está manipulando sistemas federales sensibles probablemente sin la autorización de seguridad adecuada.
Naturalmente, Musk y su improvisado ejército infantil han encendido alarmas en Washington. “Muchas de estas cosas son tan salvajemente ilegales que creo que están apostando por una estrategia de volumen y asumiendo que el sistema no podrá reaccionar a toda esta ilegalidad al mismo tiempo”, dijo el profesor de Derecho de Georgetown, David Super, al Washington Post en respuesta a la ofensiva de Musk sobre el gobierno federal.
El poder detrás del poder
Los senadores demócratas Elizabeth Warren y Ron Wyden pidieron el martes a la Oficina de Responsabilidad Gubernamental que abriera una investigación sobre la decisión de Bessent de otorgar acceso a DOGE al sistema de pagos del Tesoro.
En una carta enviada a Bessent la semana pasada, Wyden escribió: “No se me ocurre ninguna razón válida por la que operadores políticos que han demostrado un desprecio flagrante por la ley necesitarían acceso a estos sistemas sensibles y críticos para la misión”.
Sin embargo, la preocupación de Wyden también puso de relieve otro gran conflicto de interés que hace que los poderes de Musk sean inquietantes: sus vínculos con China.
“Me preocupa que las enormes operaciones comerciales de Musk en China, un país cuyos servicios de inteligencia han robado vastas cantidades de datos sensibles sobre estadounidenses, incluyendo datos de empleados del gobierno de Estados Unidos al piratear sistemas gubernamentales estadounidenses, ponen en peligro la ciberseguridad del país y creen conflictos de interés que hacen que su acceso a estos sistemas represente un riesgo para la seguridad nacional”, escribió. Wyden citó una reciente brecha de seguridad china en los sistemas del Departamento del Tesoro, en la que los piratas informáticos accedieron a los correos electrónicos de la exsecretaria Janet Yellen.
Los vínculos entre Musk y China, innegables
Mientras que la mayoría de las empresas estadounidenses no operan —o no pueden operar— en China, Tesla ciertamente lo hace. En 2024, el fabricante de automóviles eléctricos vendió 657,000 autos en China, un aumento de 8.8% respecto al año previo También opera enormes instalaciones de fabricación de automóviles y baterías en Shanghái. La empresa recibió “varias concesiones inusuales” del gobierno chino, señaló Wyden, lo que permitió a Tesla operar de manera independiente sin una empresa conjunta con un socio chino, obtener préstamos favorables y beneficiarse de “una tasa de impuesto corporativo reducida de 15% en China, algo que podría cambiar rápidamente si Musk llegara a molestar al gobierno chino”.
En enero, el vicepresidente chino Han Zheng se reunió con Musk, instando a Tesla y otras empresas estadounidenses a “aprovechar la oportunidad y compartir los frutos del desarrollo de China”. Musk prometió “profundizar la cooperación en inversión con China”.
Sin ayuda de EU
Y con Musk al frente de la disolución de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la agencia encargada de la ayuda y asistencia exterior, los críticos han advertido que la retirada de Estados Unidos podría abrir camino para que China expanda sus vínculos en el extranjero.
“La administración Trump acaba de poner a Estados Unidos en último lugar, entregando un regalo a nuestros mayores adversarios, especialmente China”, escribió Michael Schiffer, exadministrador asistente de USAID en Asia, en Just Security. “Las alianzas de Estados Unidos sufrirán. Sus socios estarán en riesgo. Y sus enemigos celebrarán”.
Con Estados Unidos y China al borde de una escalada en su guerra comercial en curso, el hombre que maneja los hilos detrás de escena y manipula los controles del gobierno estadounidense no tiene mandato electoral, ni una posición oficial, ni una autorización de seguridad adecuada, y presenta profundos conflictos de interés con sus negocios. ¿Qué podría salir mal?
A pesar de la posición política del gobierno de EU contra China, Elon Musk