
Parecería poco probable que los diseñadores de ropa se pongan a pensar en lo que sucede con las prendas cuando las personas dejan de usarlas. Pero ese es precisamente el tipo de pensamiento “al revés” que llevó a Under Armour a crear su nueva “colección de ropa deportiva regenerativa”, desarrollada en colaboración con Unless Collective, con sede en Portland, Oregón.
La colección, que debutará esta semana en Italia durante la Semana del Diseño de Milán, incluye calzado y ropa hechos completamente de plantas y materiales de origen vegetal. Eso significa que son biodegradables y compostables.
“Todos nuestros productos se convierten en buena tierra”, dice Eric Liedtke, cofundador de Unless y vicepresidente ejecutivo de estrategia de marca en Under Armour, quien habló con Fast Company desde Milán.
Under Armour, con sede en Baltimore, adquirió a Unless el verano pasado, y Liedtke afirma que eso ha permitido a la marca aprovechar la gran base de recursos y alianzas de Under Armour para ampliar su oferta y operaciones de desarrollo; la nueva colección “regenerativa” es el resultado. “Estamos aquí para introducir la idea de la moda regenerativa”, señala. “A lo que nos referimos es a que las cosas provienen de plantas y minerales, materiales naturales y luego regresan a ser materiales naturales… Cuando eres ‘regenerativo’, agregas valor de vuelta al ecosistema, en lugar de ser destructivo”.
Ropita de hoy, basura del mañana
Liedtke señala que 70% de la ropa se fabrica a partir de “materias primas derivadas del petróleo”, en su mayoría distintos tipos de plásticos, que nunca desaparecen por completo: se descomponen en microplásticos y terminan en la cadena alimentaria y en el suministro de agua.
Pero su nueva línea de ropa sí se descompone y desaparece; por ejemplo, una vez que terminas de usar una prenda de Unless, puedes enterrarla en el jardín de tu casa y se compostará. En un compostador industrial, una camiseta de Unless se descompone en cuestión de semanas.
La nueva colección incluye zapatos, chamarras, chalecos, camisas y más, hechos con una variedad de materiales vegetales. Por ejemplo, las plantillas y suelas de los zapatos están hechas de cáscara de coco y látex de caucho natural; los botones se elaboran con nueces de corozo; el algodón kapok se usa como aislante en chalecos y chamarras, mientras que el algodón convencional sigue siendo un elemento clave para camisas y otras prendas.
Tranquilo, no se te pudre encima
Liedtke dice que las prendas también están hechas para durar y que podrían compararse con productos de marcas como Russell, Champion, Carhartt o Dickies. Y para quienes se preocupan por si su ropa podría empezar a descomponerse en el clóset, aclara que no hay por qué alarmarse: se necesitan condiciones muy específicas para iniciar el proceso de compostaje, condiciones que, con suerte, no están presentes en un la recámara común.
La colección busca ser provocadora, de alguna manera, y llamar la atención sobre la contaminación que produce la moda y la industria textil moderna. En ese sentido, no es tan diferente de cómo empresas como Beyond Meat e Impossible Foods revolucionaron la industria cárnica, o cómo los vehículos eléctricos han sacudido el mercado automotriz en años recientes.
Liedtke espera que al menos algunos fabricantes de ropa sigan su ejemplo y empiecen a usar más materiales naturales, en lugar de plásticos, para reducir el desperdicio y la contaminación. “El futuro es regenerativo”, afirma. “La pregunta ahora es cómo escalarlo, y cómo contárselo al mundo”.