
La manera en la que accedemos a plataformas digitales ha cambiado. Y con esto vienen preguntas nuevas sobre seguridad, autenticación y privacidad.
Víctor Borga, director de Okta LATAM, explica que la identidad ya no es solo un nombre de usuario y una contraseña. “La identidad de una persona en el contexto tecnológico es quién es, qué hace, a qué se dedica y qué permisos tiene. Esto aplica tanto a usuarios internos de una empresa como externos”, dice. Esa definición amplía el foco: no se trata solo de entrar a un sistema, sino de saber qué puede hacer cada quien una vez dentro.
Este enfoque más amplio exige nuevos mecanismos, como biometría, tokens, autenticación multifactor y decisiones sobre qué datos se usan y cómo. “Cuando hablamos de seguridad, no solo estamos verificando que alguien tenga acceso, sino que estamos protegiendo la infraestructura misma de los datos sensibles”, dice Borga.
Privacidad y autenticación, ¿dónde se cruza la línea?
Uno de los puntos más discutidos hoy es el equilibrio entre personalización y privacidad. Las plataformas digitales quieren ofrecer experiencias a la medida. Pero eso requiere datos. ¿Cuántos? ¿Cuáles? ¿Con qué permiso?
“Nuestro trabajo es asegurar que los usuarios estén protegidos sin que pierdan la experiencia personalizada. Nosotros no accedemos a los datos personales más allá de verificar que el usuario es quien dice ser, y esa es una de las grandes preocupaciones que tenemos”, comenta Borga. La autenticación multifactor es parte de esa garantía. Y cobra más relevancia cuando se trata de entornos con información delicada, como bancos o tiendas en línea.
“Una vez que validamos la identidad de un usuario, se aplican verificaciones adicionales si se detecta algo inusual, como una transacción fuera del límite establecido. Este sistema de múltiples capas es fundamental para garantizar que solo el usuario autorizado pueda realizar ciertas acciones”, explica. Según Borga, la clave está en dar control al usuario y que sepa qué datos se recopilan y para qué.
Las contraseñas ya no son suficientes
El trabajo remoto cambió el escenario. Lo que antes se hacía desde una oficina, ahora ocurre desde distintos lugares y dispositivos. Y eso presenta nuevos retos. “El aumento de la dependencia del trabajo remoto ha traído consigo una mayor necesidad de soluciones de autenticación robustas y seguras”, señala Borga.
Los sistemas de contraseñas ya no alcanzan. Las empresas necesitan más. “Con la expansión del trabajo remoto, se han incrementado los riesgos. Los sistemas tradicionales de acceso, como las contraseñas, ya no son suficientes. Las empresas deben implementar autenticación multifactor para proteger la información”, comenta.
La velocidad también juega en contra. Los atacantes se mueven rápido, y las empresas deben responder a ese ritmo. “En términos de seguridad, los atacantes van un paso adelante. Por eso, las empresas deben estar en un estado constante de alerta y actualización”, afirma Borga.
La inteligencia artificial se suma a la ecuación. “La inteligencia artificial no solo permite mejorar la eficiencia en los procesos de autenticación, sino que también ayuda a detectar intrusos antes de que puedan comprometer la seguridad”, explica.
En la práctica, esto significa que la plataforma reconoce comportamientos habituales. Y si algo no cuadra, activa una alerta. “La IA analiza patrones de comportamiento de los usuarios, y si algo no coincide, como una actividad fuera del lugar habitual del usuario, la plataforma puede pedir una verificación adicional”, comenta Borga.
El futuro de nuestros accesos
Mirando hacia adelante, la autenticación seguirá cambiando. Y también la manera en que se entiende la privacidad. “La tendencia en el futuro cercano será tener sistemas de seguridad que no solo verifiquen la identidad del usuario, sino que también integren más tecnologías como la biometría para hacer el proceso aún más seguro”, dice Borga.
Parte del reto estará en hacer ese proceso simple, ágil y sin pasos extra que incomoden. “El futuro está en la simplificación del proceso de autenticación, sin perder el nivel de seguridad necesario. Queremos que la experiencia de acceso sea rápida, eficiente y segura, sin que los usuarios sientan que tienen que hacer un esfuerzo adicional”, explica.
Las empresas, por su parte, deben asumir esa responsabilidad. Ofrecer soluciones seguras. Pero también transparentes. “Es necesario que las empresas implementen las mejores soluciones de seguridad, pero también es importante que los usuarios confíen en estas solucione”. Explica que si la gente no confía, no usará el sistema, y la seguridad no servirá de nada si no tiene adopción.
“El reto no es solo proteger; es hacerlo sin que se note demasiado y sin perder la cercanía con quienes están al otro lado de la pantalla”, concluye Broga.