
En una era de conectividad constante, la privacidad puede parecer algo del pasado, pero el galardonado profesor Lawrence Cappello presenta argumentos convincentes de por qué todavía es importante. Con 20 lecciones prácticas y contundentes, On Privacy (Sobre la Privacidad) explora cómo la privacidad protege a las sociedades libres, mejora el bienestar personal y vale la pena defenderla. Diseñado para quienes desean mantenerse conectados sin sacrificar su espacio personal, ofrece pasos claros y prácticos para proteger la privacidad en la vida cotidiana. Práctico y conciso, este texto es es una guía imprescindible para recuperar el control en la era digital.
A continuación, Lawrence comparte cinco ideas clave de su nuevo libro, On Privacy: Twenty Lessons to Live By.
1. Por qué es importante la privacidad
Hay aspectos de tu vida que simplemente no le incumben a nadie más. No es paranoia, es simplemente ser humano. No importa si eres liberal o conservador, rico o pobre: todos, en esencia, deseamos mantener ciertos aspectos de nuestra vida en privado. La privacidad es esencial para la dignidad humana.
La privacidad actúa como un escudo contra quienes podrían sacar fragmentos de información de contexto para atacar nuestra reputación o manipularnos para su propio beneficio. Y en la era de internet, esto sucede con mucha más frecuencia.
La privacidad también crea espacio para la intimidad. Compartimos nuestros secretos con las personas que amamos y en quienes confiamos. Es un elemento fundamental para establecer la confianza necesaria para forjar y mantener vínculos profundos con nuestros amigos y seres queridos. Para muchos de nosotros, estos vínculos son lo mejor de la vida.
El pasado ya quedó grabado
Nos protege de ser prisioneros de nuestro pasado grabado. Un error que cometiste a los 16 no debería definirte a los 40. Pero sin privacidad, nuestros peores momentos nos persiguen para siempre.
También protege nuestra salud mental. Todos necesitamos tiempo a solas para pensar, recargar energías, simplemente estar. Sin privacidad, nunca descansamos del ruido.
Lo más importante es que la privacidad es un requisito previo para la libertad. Los tiranos invaden la privacidad para acumular poder, reprimir la disidencia y controlar a sus ciudadanos. Si una sociedad se considera libre, debe proteger la privacidad, porque sin ella, la libertad es solo una ilusión.
2. Cómo responder cuando alguien dice: “Si no estás haciendo nada malo, no deberías tener nada que ocultar”
Lo has escuchado antes: “Si no estás haciendo nada malo, no tienes nada que ocultar”. Ese argumento suena razonable, hasta que lo piensas durante más de cinco segundos.
Esta frase se ha repetido desde la época de los Césares, y era tan absurda entonces como lo es ahora. Si la analizamos con atención, nos damos cuenta de que este argumento es solo otra forma de decir que todos los secretos son malos. Que la privacidad es solo para criminales o personas que cometen algún pecado. Pero eso es un disparate.
“Los secretos no son pecado”.
Todos tenemos secretos, y no son solo normales, sino esenciales. Los secretos entre parejas o amigos cercanos fomentan la confianza y la intimidad. Secretos entre médicos y pacientes crean un espacio donde las personas pueden ser honestas sobre su salud y sus miedos. Los secretos entre socios comerciales protegen la innovación y evitan que las ideas creativas sean robadas.
Los secretos no son pecado. Y, en serio, ¿qué tan interesante puedes ser si no tienes secretos?
La información personal puede ser un arma contra nuestra privacidad
El problema es que hoy en día toda nuestra información personal existe en fragmentos. Y, al sacarlos de contexto, estos fragmentos pueden tergiversarse, malinterpretarse o usarse como arma en nuestra contra. En la era de internet, esto sucede constantemente .
La gente juzga precipitadamente. Los actores maliciosos manipulan las narrativas. Las filtraciones que dañan la reputación ocurren en segundos.
Así que no, no se trata de ocultar nada. Se trata de controlar cómo nos ven y asegurarnos de que nuestra vida privada no sea distorsionada ni explotada por personas que no se preocupan por nuestros intereses.
3. Tres formas rápidas de proteger tu privacidad ahora mismo
- Cubre tu cámara web
Suena paranoico, hasta que te das cuenta de que los hackers pueden piratear cámaras web constantemente. Una simple cubierta deslizante o incluso un trozo de cinta adhesiva bloquea las miradas indiscretas. Cuestan unos tres dólares.
Piensa en algunas de las cosas más íntimas que haces frente a tu portátil. Ahora, piensa en las cosas que tus hijos, tu pareja o tus seres queridos también podrían hacer. ¿Quieres que un desconocido pueda grabar eso? No conozco a nadie que trabaje en tecnología que no tenga una diapositiva sobre su portátil, y tú también deberías.
- Utiliza códigos de acceso de la vieja escuela para tu teléfono, no FaceID ni huellas dactilares
Un código de seis dígitos para tu teléfono puede parecer anticuado, pero sigue siendo una de las formas más efectivas de proteger tus datos. La seguridad biométrica, como FaceID y las huellas dactilares, puede parecer futurista, pero cada vez es más fácil de hackear. Nadie puede hackear tu cerebro. Te pueden obligar, legal o físicamente, a desbloquear tu teléfono con tu cara o huella dactilar. Es mucho más difícil que reveles tu código.
- Abre tu teléfono y verifica los permisos de tus aplicaciones
Ahora mismo, es muy probable que alguna aplicación de tu teléfono tenga acceso a tu micrófono o cámara, aunque no lo necesite. Algunas aplicaciones, por defecto, siempre escuchan y rastrean.
Tómate dos minutos para revisar tu configuración y bloquear el acceso innecesario. Te sorprenderá lo que se ejecuta en segundo plano.
Ninguna de estas medidas es drástica. Son formas de bajo esfuerzo y alta recompensa para mejorar tu privacidad al instante.
4. Si quieres un cambio, haz rentable tu privacidad
En Estados Unidos, el dinero manda. Necesitamos demostrarles a las empresas que pueden enriquecerse protegiendo la privacidad.
La buena noticia es que esto ya está sucediendo. ¿Has visto algún anuncio de Apple en los últimos dos años? Crearon una campaña publicitaria completa en torno al eslogan “Privacidad: Eso es iPhone”.
Google también publica anuncios sobre privacidad todo el tiempo.
¿Has viajado últimamente en metro o autobús en una gran ciudad? Hay anuncios ingeniosos de VPN por todas partes.
La privacidad es ahora un commodity, y el mercado está respondiendo. Los productos que priorizan la privacidad —VPN, apps de mensajería cifrada, gestores de contraseñas— están en auge. ¿Sabías que la empresa de mayor crecimiento en Estados Unidos en 2020 fue una que ayuda a las empresas a desarrollar planes de privacidad?
¿Por qué? Porque los consumidores lo exigen.
Muchas invasiones de privacidad giran en torno al dinero. Si queremos un cambio real y duradero, necesitamos que la privacidad sea rentable. Esto significa invertir en productos que prioricen la privacidad y denunciar a las empresas que explotan los datos, porque la mala prensa afecta los resultados.
Si quieres que las empresas se preocupen por la privacidad, haz que valga la pena. Si confías en que el Congreso lo solucione, tendrás que esperar bastante.
5. La privacidad no ha muerto
La gente dice todo el tiempo que “la privacidad está muerta”, y a esas personas les digo que le entreguen su teléfono desbloqueado a un extraño durante cinco minutos y traten de no tener un ataque de pánico.
Si la privacidad realmente estuviera muerta, la ciberseguridad no sería una industria multimillonaria. Las empresas gastan fortunas protegiendo sus datos. Los gobiernos protegen sus secretos. Incluso quienes afirman no preocuparse por la privacidad siguen usando contraseñas, borrando mensajes y pensándoselo dos veces antes de publicar ciertas cosas en línea.
Nunca he conocido a nadie que quiera que sus mensajes de texto, sus correos electrónicos o su historial de búsqueda sean públicos.
Lo cierto es que tenemos mucha menos privacidad que antes, y la gente está agotada. Llevan tanto tiempo diciéndoles que la privacidad está muerta que ya no saben por qué luchar.
“Nunca he conocido a nadie que quiera que sus mensajes de texto sean expuestos al público”.
Así que, seamos realistas. En lugar de convertir la privacidad en una batalla imposible, de todo o nada, necesitamos dejar de lado el ruido y centrarnos en qué tipos de privacidad realmente importan a las personas: aquello que protegen instintivamente en su vida diaria.
Y como este tema se ha vuelto tan complejo, lo último que necesitamos es jerga académica o complicación excesiva —y lo digo como profesor—. Lo que la gente necesita son soluciones claras y prácticas.
El primer paso para proteger la privacidad es poder explicar su importancia de forma comprensible para todos. De eso se trata este breve libro: una guía práctica, escrita con un lenguaje sencillo, que simplifica la complejidad.
La privacidad es importante. Y vale la pena protegerla.