
El turismo internacional ha demostrado ser uno de los pilares económicos más poderosos a nivel global. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), en 2023 generó más de 1.4 billones de dólares en ingresos y representa cerca de 10% del empleo mundial. Pero mientras los beneficios económicos son evidentes, su distribución equitativa –y su impacto ambiental– siguen siendo temas críticos para el futuro del sector.
Uno de los nombres que ha apostado por transformar esta narrativa desde la práctica diaria es el de Héctor “Kala” Zapata, fundador de Tripping Cool. Lo que comenzó como una pequeña operación en puertos turísticos mexicanos, pronto se convirtió en un modelo alternativo de viaje: uno que busca reconstruir la relación entre quienes visitan y quienes habitan un destino. Más allá del disfrute momentáneo, su visión propone experiencias con propósito, donde el turismo actúe como catalizador de vínculos humanos, regeneración ambiental y beneficio compartido. En lugar de imponer una fórmula, apuesta por integrarse, escuchar y trabajar desde el respeto.
“Trabajar es mi forma de multiplicar lo que puedo hacer por los demás”, afirma Kala. Esta convicción se refleja en la estructura de Tripping Cool, que desde su origen ha priorizado los vínculos con productores, artesanos, anfitriones y guías locales. Estas personas no son una parte secundaria de la experiencia, sino su esencia.
La propuesta es clara: para que el turismo tenga sentido a largo plazo, debe involucrar a quienes habitan los destinos. Esto implica compartir responsabilidades, construir desde el respeto mutuo y valorar el saber local. Tripping Cool no llega a operar, llega a integrarse.
Un ejemplo de este enfoque es el trabajo que la empresa realiza en localidades del interior de Yucatán, donde ha llevado apoyos directos, activaciones educativas y procesos continuos de colaboración. Todo desde una lógica que privilegia la escucha antes que la intervención.
Turismo como acto educativo
“Lo sucio no es cultura”, reflexiona Kala, recordando sus primeros viajes, cuando le impactó ver entornos naturales degradados por la basura o el descuido. Aquella imagen se convirtió en impulso para crear un modelo distinto, donde cada experiencia turística funcione también como un canal educativo.
Hoy, Tripping Cool promueve el uso de bloqueadores minerales, evita plásticos de un solo uso, capacita a su equipo en prácticas sostenibles y trabaja únicamente con aliados que comparten esa visión. El cuidado ambiental es una práctica transversal, no una etiqueta.
Y no es un asunto menor. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) , el plástico representa 85% de los residuos que llegan a los océanos. Para 2040, se estima que la cantidad anual podría alcanzar hasta 37 millones de toneladas: el equivalente a 50 kg por cada metro de costa del planeta.
Este impacto ha motivado a Tripping Cool a actuar como una plataforma de concientización para quienes viajan: no solo mostrando la belleza del entorno, sino enseñando cómo cuidarlo. Pero también ha impulsado algo más profundo: el desarrollo de espacios diseñados desde el origen para coexistir con la naturaleza, y no para explotarla. Así nació Parque Habita.
Una de las iniciativas más representativas de esta filosofía es Parque Habita, una reserva de cenotes y rutas ecológicas creada desde cero bajo criterios de bajo impacto ambiental. Aquí, el foco no está en el entretenimiento, sino en la exploración respetuosa y el aprendizaje.
El parque fue diseñado con la participación de biólogos, expertos en sostenibilidad y habitantes de la zona. Lo que allí sucede —desde el trazado de los senderos hasta el uso de materiales— responde a un principio de regeneración. Habita no busca deslumbrar: busca restaurar, conectar, enseñar.
En un contexto donde muchos espacios naturales son explotados sin planificación, este proyecto propone una vía alternativa. Una donde el turismo puede ser parte de la solución, no del problema.
Una expansión con conciencia
Aunque Tripping Cool ha llevado sus operaciones a otros países —como Francia, España, Portugal e Islas Caimán— su crecimiento no ha alterado su esencia. Cada nuevo destino representa un proceso de adaptación, entendimiento y colaboración. No hay una fórmula exportable; hay una sensibilidad que se ajusta a cada territorio.
El modelo de “Kala” representa una manera de hacer empresa con los pies en la tierra. Su visión no se impone: se propone. Y eso, en un momento donde la industria del viaje busca reinventarse, puede ser el punto de partida para algo más grande.
Tripping Cool es el reflejo de esa visión: un proyecto que no gira alrededor del turista, sino de los vínculos que pueden crearse a través del turismo. No busca posicionarse por encima de nadie, sino entrelazarse con quienes comparten territorio, valores y esperanza.
Pensar el turismo desde esta perspectiva no es solo deseable. Es urgente.