
Cuando Donald Trump regresó a la Casa Blanca en 2025, muchos en el mundo tecnológico esperaban que sus promesas de impulsar la inteligencia artificial (IA) y reducir la regulación contrapesaran los riesgos de sus famosas políticas comerciales volátiles. Pero a menos de 100 días de su nuevo mandato, está claro que el impacto de los agresivos aranceles de Trump —y la respuesta global a ellos— podrían representar una amenaza importante para el auge de la IA que impulsó la innovación tecnológica en los últimos dos años.
Las empresas de IA ya sienten presión en varios frentes. Podrían enfrentar dificultades para acceder a chips, mayores costos de operación en centros de datos y, aún peor, podrían verse afectadas si las empresas —principal fuente de ingresos para muchas firmas emergentes de IA— se vuelven menos dispuestas a experimentar con nuevas soluciones en un contexto de incertidumbre económica.
Los mercados mundiales cayeron el 2 de abril, cuando la Casa Blanca anunció un arancel de 10% sobre importaciones de 90 países, además de aranceles “recíprocos” adicionales sobre 57 de ellos. Una semana después, el presidente pausó los aranceles de 10% por 90 días, pero mantuvo uno de 145% sobre productos chinos. Trump ha dicho que ese arancel podría disminuir tras negociaciones comerciales, pero ha presentado pocas pruebas de que tales conversaciones estén ocurriendo.
El efecto de las #TrumpTariffs
La industria tecnológica, especialmente las compañías de hardware, será una de las más afectadas, ya que deberá absorber los costos de los aranceles sobre componentes importados desde toda Asia, incluida China. Aunque la administración Trump habría eximido de aranceles a los chips específicos para IA, las GPU y otros procesadores podrían volverse más escasos y costosos. Las GPU de Nvidia —que alimentan los modelos de IA más potentes— se fabrican en Taiwán pero contienen componentes provenientes de países afectados por los aranceles, como Corea del Sur. Además, materiales clave como tierras raras, obleas de silicio y embalajes fabricados en Taiwán o China podrían enfrentar tarifas de hasta 30% al ingresar a Estados Unidos.
“Si bien los aranceles no están haciendo que los fondos de capital de riesgo abandonen las inversiones en IA, sí tienen un impacto total en la forma en que se evalúa el riesgo”, afirma Samir Kumar, cofundador de la firma de capital de riesgo Touring Capital. “Los inversionistas ahora hacen preguntas mucho más duras sobre las cadenas de suministro: no solo sobre el origen actual de los insumos, sino sobre la capacidad de las empresas para diversificar sus fuentes y sobre dónde están ubicadas sus fábricas”.
Camine con cuidado
Ese es el lado de la oferta. Pero ¿qué pasará con la demanda en este entorno comercial volátil? Varias fuentes señalan que, durante el auge inicial de la IA en 2023 y 2024, muchos ejecutivos estaban ansiosos por lanzar proyectos piloto. Sin embargo, al comprobar que pocos de esos experimentos alcanzaban la fase de producción y generaban valor real para el negocio, los líderes corporativos se han mostrado más cautelosos al firmar contratos con nuevas compañías de IA en 2025, especialmente con startups, afirma William Falcon, CEO de Lightning AI, cuyo entorno en la nube permite entrenar y desplegar aplicaciones de inteligencia artificial de forma ágil. Y eso fue antes de los aranceles.
“Si todavía estás en una etapa experimental y ahora se suman aranceles, esa decisión se reduce: tienes que redirigir esos fondos a otra parte”, explica Falcon. “Si ya viste beneficios reales de la IA, entonces estás más dispuesto a invertir, a asignar más presupuesto”.
Aun así, no hay que olvidar que, pese a la incertidumbre, la economía sigue siendo fuerte —por ahora— y el entusiasmo por la IA permanece alto. Kumar señala que la inteligencia artificial puede actuar como “un multiplicador de eficiencia y productividad”, lo cual podría sostener o incluso acelerar su adopción en el entorno corporativo.
Cero certeza
Por estas razones, muchos en el capital de riesgo esperaban que las salidas a bolsa o adquisiciones de empresas tecnológicas repuntaran en 2025, impulsadas por startups de IA. Pero la guerra comercial ha frenado esas expectativas. Nadie sabe con certeza cuán disruptivos serán los aranceles. Los inversionistas confían en que será un “bache” pasajero que desaparecerá tan rápido como llegó, permitiendo que el auge de la IA continúe según lo previsto. Sin embargo, incluso si se eliminaran los aranceles mañana, su impacto podría persistir: al igual que con las disrupciones de la era del covid, las cadenas de suministro de IA tardarían en estabilizarse.
En cuanto a la demanda, las empresas —los principales compradores de software y servicios de IA— podrían volverse más conservadoras con sus presupuestos tecnológicos. Estos reflejarán cada vez más el clima económico general. Y en este momento, ese clima es poco alentador: según una encuesta de Reuters a 167 economistas, 60% considera alta o muy alta la probabilidad de una recesión global en 2025.
Cambio de juego
Antes de su elección, Trump se presentó como defensor de la industria de la inteligencia artificial, prometiendo protegerla de una regulación excesiva. Pero sus políticas comerciales imprudentes están en camino de causar más daño al sector que cualquier normativa.
Paradójicamente, los aranceles de Trump podrían aumentar la demanda de IA y robótica a largo plazo. El expresidente cree que encarecer la fabricación en el extranjero obligará a las empresas a reubicar sus fábricas en Estados Unidos. Pero esas nuevas fábricas tal vez no ofrezcan los empleos tradicionales que prometió a su base electoral.
“También deberíamos esperar que los aranceles aceleren la adopción de IA y robótica, ya que las empresas buscarán formas de reducir costos al relocalizar o expandirse a mercados con mayores costos laborales”, concluye Kumar.