
En un mundo perfecto, los lugares de trabajo serían entornos de respeto mutuo, comunicación abierta y trato justo. Desafortunadamente, esa no siempre es la realidad. Ya sea que estés lidiando con un jefe que te hace micromanagment, un colega arrogante o una cultura laboral que subestima tus contribuciones, saber cómo afirmarte es esencial para evitar el agotamiento y desarrollarte como profesional.
Defenderse no significa volverse combativo o agresivo. En cambio, se trata de cultivar la confianza, establecer límites y abogar por tu valía. A continuación, te explicamos cómo desarrollar una columna vertebral en el trabajo mientras mantienes el profesionalismo y la integridad.
Reconoce tu valor
Esto puede ser más fácil decirlo que hacerlo, pero antes de que puedas defenderte, debes creer que te lo mereces. Muchas personas luchan con narrativas internalizadas de dudas, que pueden hacerlas dudar en hablar. Haz un balance de tus logros, habilidades y contribuciones a la organización. Si constantemente cumples o superas las expectativas, recuerda que tu opinión y tus límites son tan válidos como los de cualquier otra persona.
Fortalece tus habilidades de comunicación en el trabajo
La comunicación asertiva es clave para defenderse. Esto significa expresar sus pensamientos, necesidades y preocupaciones de manera clara y segura, sin agresión ni disculpas. Estas son algunas técnicas:
- Utiliza instrucciones en primera persona. En lugar de decir: “Nunca me escuchas”, di: “Me siento ignorado cuando mis ideas son interrumpidas”.
- Sé directo y conciso. Evita la justificación excesiva. Un simple “No puedo asumir esta tarea adicional en este momento” suele ser suficiente.
- Mantén un tono tranquilo. Las respuestas emocionales pueden socavar tu mensaje. Practica la entrega neutral y constante.
- Aprovecha el lenguaje corporal. Mantén el contacto visual, usa gestos abiertos y párete erguido para proyectar confianza.
Di “no” con confianza
Decir que no indica que valoras tu tiempo, energía y prioridades, y ayuda a los demás a aprender a respetarlos también. Sin la capacidad de decir que no, corre el riesgo de comprometerse demasiado, agotarse y diluir la calidad de su trabajo. Más importante aún, decir que “no” no significa ser difícil;,significa tener claro qué se alinea con tus objetivos y valores. Practicarlo de manera reflexiva genera confianza, gana respeto y crea espacio para el trabajo que realmente importa.
Establecer y mantener límites en el trabajo
Los límites protegen tu tiempo, energía y salud mental. Si constantemente permites que te trabajen demasiado o te falten el respeto, los demás continuarán superando tus límites. Algunos ejemplos de cómo establecer límites en el lugar de trabajo son:
- Carga de trabajo. “Estoy feliz de ayudar, pero tendré que quitarle prioridad a otra tarea. ¿Cuál debería tener prioridad?”
- Horario de trabajo. “No reviso los correos electrónicos después de las 6 p.m., pero abordaré esto a primera hora de la mañana”.
- Interacción respetuosa. “Agradecería si pudiéramos mantener nuestras conversaciones profesionales”.
Mantenerse firme en sus límites puede causar incomodidad al principio, pero la consistencia los reforzará con el tiempo.
Aborda los problemas de manera directa y profesional
Cuando te encuentres con un trato injusto, no lo ignores y espera que se resuelva por sí solo. En su lugar, aborda el problema de manera estratégica:
- Reunión uno a uno. Si un colega se excede, tenga una conversación privada antes de escalar el asunto.
- Enfócate en la solución. En lugar de limitarse a señalar un problema, sugiera una solución constructiva.
- Mantener registros. Documenta los incidentes de maltrato o expectativas irrazonables en caso de que necesite pruebas para RH o tu líder.
- Aprende cuándo escalar. Si la comunicación directa falla, involucra a un manager o a RH con una descripción clara y objetiva del problema.
Construir una red de apoyo en el trabajo
Tener aliados en el lugar de trabajo puede hacer que defenderte sea menos intimidante. Busca la tutoría de colegas experimentados, establece relaciones con compañeros de trabajo que compartan tus valores y aprovecha las redes profesionales fuera de tu empresa.
Desarrollar una mentalidad resiliente
Defenderte a ti mismo significa aceptar que no a todo el mundo le gustará tu asertividad. Algunas personas pueden resistirse a tus límites, pero eso no significa que debas retroceder. Fortalecer la resiliencia te ayudará a superar los desafíos del lugar de trabajo sin internalizar la negatividad. Las estrategias incluyen:
- Reencuadrar el rechazo. Si una idea es descartada, usa la retroalimentación para refinarla en lugar de sentirte atacado personalmente.
- Practicar el autocuidado. Prioriza el bienestar mental y físico para mantener la confianza y la energía.
- Recordarte a ti mismo el panorama general. Los conflictos laborales son temporales; el crecimiento de tu carrera a largo plazo es más importante.
Aprende cuándo alejarte
Si tu jefe y tus compañeros de trabajo constantemente no respetan tus límites, desestiman tus preocupaciones o crean un ambiente tóxico, considera si vale la pena quedarte el costo emocional. A veces, defenderse a sí mismo significa reconocer cuándo es el momento de pasar a un entorno profesional más saludable.
Defenderse en el trabajo es una habilidad que requiere tiempo y práctica. La clave es equilibrar la asertividad con el profesionalismo, asegurándote de abogar por tus necesidades sin alienar a los colegas o al jefe. Al reconocer tu valor, comunicarte de manera efectiva y establecer límites claros, puede cultivar la confianza y asegurarte de que te traten con el respeto que te mereces.
Por lo tanto, haz crecer esa columna vertebral, no para ser rígido o agresivo, sino para mantenerte erguido en tu valor y forjar la carrera satisfactoria que mereces.