
Los directores ejecutivos ya no son solo líderes corporativos: hoy se consideran uno de los activos más valiosos en el balance de una empresa. Un liderazgo excepcional —apoyado en una comunicación ejecutiva efectiva— puede traducirse en miles de millones de dólares en capitalización bursátil, gracias a su capacidad para construir narrativas poderosas y movilizar a las partes interesadas. Pero, ¿qué pasa cuando las mismas herramientas que usan para ganar credibilidad empiezan a ponerla en duda?
Entramos a una nueva era en la comunicación con los CEO, donde los mensajes humanos se filtran cada vez más a través de la lente de la inteligencia artificial (IA). Analistas e inversionistas han recurrido durante tiempo ya a modelos de lenguaje basados en IA y análisis de sentimientos para desglosar minuciosamente presentaciones de resultados, tono, elección de palabras y la manera de expresarse de los CEO, en busca de señales sobre estrategia, riesgo o rendimiento futuro.
Ahora, los CEO y sus equipos cambian el guion: elaboran mensajes con la ayuda de la IA generativa para atraer a los mismos sistemas que los analizan.
Es un ciclo de retroalimentación de máquinas que se comunican con máquinas. Si bien la competencia tecnológica puede hacer que las presentaciones de resultados parezcan impecables y que las puntuaciones de sentimiento se disparen, también corren el riesgo de crear una brecha de sentimiento. Al final, la credibilidad todavía es la moneda más valiosa del liderazgo y la IA no puede reemplazarla.
El CEO premium se enfrenta a la guerra contra la IA
La valoración corporativa siempre tuvo visión más allá de las cifras. Los inversores incorporaron intangibles como el valor de marca, las narrativas de liderazgo y el impacto cultural en sus modelos. Como explica el profesor de finanzas de la Universidad de Nueva York, Aswath Damodaran, la valoración se centra tanto en la historia de una empresa como en las hojas de cálculo.
La labor del CEO es integrar esas historias en sus estrategias. Jensen Huang no convirtió a Nvidia en una empresa de un billón de dólares gracias a una ejecución financiera impecable; lo hizo al promover la visión de la IA como el motor del futuro; impulsó todo, desde la atención médica hasta las soluciones climáticas. Ese es el bonus del CEO en acción: la capacidad de convertir una historia estratégica en valor que impulse el mercado. Pero esto es lo que nadie dice abiertamente. Cuando esa historia se sobredimensiona con IA, se pierde algo crucial.
Considera que el indicador de sentimiento corporativo del S&P 500 de Bank of America, que se basó en el análisis de miles de transcripciones de ganancias, alcanzó un máximo histórico a principios de este año, incluso cuando los analistas redujeron las expectativas de crecimiento para 2025. La desconexión es evidente. Si bien los ejecutivos optimizan su tono y lenguaje para parecer optimistas, esto enmascara la realidad subyacente.
Estamos ante una burbuja de sentimiento, donde las comunicaciones refinadas están diseñadas para impresionar a los algoritmos, pero se distancian del rendimiento real. El resultado es un riesgo para la confianza a largo plazo de las partes interesadas y la integridad del mercado en general.
La brecha de credibilidad es real y riesgosa
Las comunicaciones impulsadas por IA son un recurso increíble. Pueden ayudar a los ejecutivos a perfeccionar sus mensajes, anticipar las reacciones de la audiencia y optimizar la entrega. Pero cuando empiezan a oscurecer la realidad, o peor aún, se utilizan como un velo, corren el riesgo de arruinar lo más importante de cualquier CEO: la credibilidad.
Los mercados prosperan gracias a la credibilidad. Los inversores valoran mucho a los directores ejecutivos que se comunican con claridad y coherencia, y que son transparentes sobre sus fortalezas y desafíos. Cuando la comunicación se diseña para algoritmos en lugar de para las partes interesadas, se crea un efecto vacío: pulida en la superficie, pero que deja preguntas en el fondo.
Esto es más que teórico. Un estudio reciente publicado en Harvard Business Review reveló que los empleados calificaban los mensajes del CEO como menos útiles si creían que el mensaje estaba generado por IA, incluso cuando no lo estaba. La percepción por sí sola era suficiente para dañar la confianza. Este hallazgo subraya que, cada día, hay un riesgo de credibilidad que enfrentan los CEO cuando hacen un mal uso de la IA o se apoyan demasiado en ella.
¿Qué deben hacer los directores ejecutivos ahora?
¿Y dónde nos deja esto? Los directores ejecutivos que triunfen en esta nueva realidad no serán quienes transmitan mensajes con IA, sino quienes equilibren la tecnología con la autenticidad. Aquí te explicamos cómo:
- Habla con las partes interesadas, no solo con algoritmos: Di lo que quieres decir. Acepta las verdades difíciles. La IA debe mejorar un mensaje, no depurarlo. Las comunicaciones generadas por IA pueden tener buenos resultados con los modelos de lenguaje, pero las partes interesadas (inversionistas, empleados, clientes) no se fijan en el acabado, buscan claridad.
- Da narrativas clave en el rendimiento: Las narrativas impulsan la valoración, pero carecen de sentido sin cifras. Si los resultados son sólidos, muestra tus cálculos. Si son débiles, explica por qué. No permita que la IA infle demasiado optimismo. En su lugar, úsala para agudizar la transparencia.
- Asegúrate de que la IA complemente, no reemplace: La IA es excelente para perfeccionar la entrega e identificar puntos ciegos, pero no puede reemplazar el juicio ni el instinto humanos. Las empresas que dependen excesivamente de clones basados en IA o de la ingeniería de sentimientos se arriesgan a perder la conexión real que impulsa la interacción con las partes interesadas.
- Anticipa el cambio de credibilidad: A medida que la inflación de sentimiento continúa, los mercados inevitablemente se ajustarán. Los inversionistas buscarán el siguiente factor diferenciador, y pasarán de una presentación pulida a señales más profundas de autenticidad. Los CEO que priorizan la comunicación directa y sin adornos destacarán.
- Adelántate a lo que viene: Las herramientas que analizan cada palabra son cada vez más avanzadas. ¿La única estrategia sostenible? Consistencia. Autenticidad. Mensajes que resistan el escrutinio, ya sea algorítmico o humano. Si tu historia de liderazgo no supera un análisis profundo, nunca fue liderazgo.
El camino a seguir: este es un juego humano
La IA transforma las reglas de la comunicación ejecutiva, pero los líderes más exitosos reconocerán que la tecnología es un elemento secundario, no la estrella principal. Al final, los algoritmos no cierran tratos, inspiran a los empleados ni construyen relaciones con los clientes; son los CEO los que lo hacen.
En este nuevo capítulo del liderazgo, los CEO que ganen no serán los que obtengan las mejores puntuaciones en los indicadores de sentimiento. Serán quienes usen la IA con responsabilidad, se mantengan firmes en el rendimiento y lideren con claridad y autenticidad. Porque cuando las máquinas se comunican entre sí, el sistema se desmorona por completo.
La credibilidad todavía es el activo más valioso de un CEO. Y ningún algoritmo puede reemplazarla.