
Alguna vez (o tal vez muchas) llegaste a tu trabajo cansado y desvelado, estresado por el tráfico, a veces, incluso enfermo. O ves que tus compañero sufren las mismas tragedias todos los días. Lo peor de todo es que ni siquiera llegaste a la oficina y ya te pasó de todo. No se trata de falta de motivación ni de compromiso, es un reflejo de cómo se vive el trabajo en México y de un entorno que descuida el bienestar laboral y, poco a poco, contribuye al aumento del ausentismo.
Esto se suma a la mala alimentación y la obesidad, uno de los problemas de salud pública más graves del país, que también afecta el ánimo y la energía. Cuando el cuerpo y la mente empiezan a pasar factura, las personas comienzan a faltar (y eso no le conviene a nadie).
En México no se previene, se reacciona
De acuerdo con Lina Vanegas, Head de Marketing de Betterfly México, el ausentismo está relacionado con varios factores que rara vez se atienden de raíz: largas horas en el transporte, falta de hábitos saludables, exceso de trabajo y poca o nula cultura de prevención. Todo esto se traduce en licencias médicas, ausencias y una productividad cada vez más frágil.
Otra causa frecuente de ausentismo es el burnout, esa sensación de estar emocional y físicamente agotado por el trabajo. Según Vanegas, muchas empresas no cuentan con beneficios extralegales ni esquemas flexibles que ayuden a mitigar el desgaste. “La mayoría de las compañías en México ofrece solo el salario base, sin un plan real de cuidado para sus empleados y no tienen una cultura de prevención y bienestar laboral hasta que sucede algo peor”, señaló.
En este contexto, los colaboradores terminan enfermándose o renunciando, lo que representa una carga financiera y operativa para cualquier organización. Contratar y capacitar a alguien más cuesta más que cuidar al equipo actual. Un estudio de Workplace Options, señala que el burnout cuesta a las empresas 8.9 billones dólares al año (9% del PIB global), y en México se agrava por las largas jornadas laborales, que se encuentran entre las más extensas del mundo.
Las leyes existen, pero no siempre se aplican
Una de las principales fallas, advierte Banegas, es la ausencia de una cultura de prevención. Pocas empresas promueven exámenes médicos periódicos o chequeos emocionales. Se acude al médico cuando ya tenemos síntomas de la enfermedad, no para evitarlo. Eso también se refleja en los indicadores de salud mental, que están creciendo.
México es uno de los pocos países de Latinoamérica con normativas como la NOM-035, enfocadas en identificar riesgos psicosociales en el trabajo. La NOM‑035, obligatoria desde octubre de 2019 para todas las empresas en México, define requerimientos claros según el tamaño de la plantilla. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señala en varios comunicados que 75% de los trabajadores mexicanos experimenta fatiga por estrés laboral, un problema que la NOM-035 busca abordar y prevenir.
Sin embargo, Vanegas reconoce que aún falta educación empresarial para que estas medidas se apliquen de forma genuina y no solo como un requisito legal. “El reto es cambiar el chip y dejar de ver el bienestar como un gasto”, explicó. “Entender que invertir en las personas tiene un retorno de inversión claro y medible”.
Aunque no existen cifras oficiales de cumplimiento divulgadas por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) o el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), más de 70% de las empresas mexicanas que identifica el estrés y riesgos psicosociales, solo 30–35% cumple con la NOM‑035 en toda su extensión —incluyendo planes de intervención y seguimiento—, según estudios recientes. En la mayoría de pymes, la implementación es mínima.
Liderar desde la empatía es el reto de las nuevas generaciones
En medio de este panorama, hay una buena noticia y es que las nuevas generaciones están cambiando la forma de trabajar. Millennials y Gen Z están tomando roles de liderazgo con una visión más empática.
“Los millennials, que ahora están liderando equipos, vienen de una escuela muy ruda: trabajaron en entornos exigentes, con líderes poco humanos, y eso los marcó. Pero hoy, muchos están cambiando la forma de hacer las cosas, liderando con más empatía y promoviendo culturas más flexibles”, agregó Banegas.
Este cambio cultural podría ser clave para reducir el ausentismo y crear espacios laborales donde las personas no solo cumplan con su trabajo, sino que también puedan estar bien.