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Descubriendo el Club EntreSelvas y El Arte de Habitar lo Esencial

Club EntreSelvas es el primer club residencial privado de aventura y naturaleza en México, una comunidad intencional en Yucatán que redefine el lujo como pertenencia y conexión esencial con la naturaleza. Con más de 100 experiencias inmersivas y un enfoque en sostenibilidad, ofrece un nuevo modelo de vida en equilibrio para familias y generaciones futuras.

Descubriendo el Club EntreSelvas y El Arte de Habitar lo Esencial

En el corazón de Yucatán, donde la selva no es telón de fondo sino protagonista, surge un proyecto que no se alinea con ninguna categoría establecida. Club EntreSelvas —el primer club residencial privado de aventura y naturaleza en México— no replica fórmulas. Propone una nueva.

A una hora de Mérida, en un punto estratégico entre Chichén Itzá, Valladolid e Izamal, se levanta esta comunidad intencional que no solo desafía los modelos clásicos de exclusividad, sino que reimagina lo que significa pertenecer. Aquí, la idea de club no gira en torno al acceso, sino al arraigo. No al estatus, sino a los valores.

Una comunidad intencional sin precedentes

EntreSelvas no ofrece un simple inventario de amenidades. Ofrece un manifiesto. Más de 100 experiencias curadas invitan a vivir activamente la naturaleza, con el cuerpo y con el alma. Desde tirolesas entre árboles centenarios hasta baños de hielo, desde bike parks inmersos en la vegetación hasta rituales de introspección, el espectro de vivencias está cuidadosamente diseñado para provocar lo que pocas veces se permite en la vida cotidiana: presencia plena.

Las experiencias se dividen en tres tipos: permanentes, acompañadas y efímeras. Las primeras —como el canopy, el senderismo, el bike park o los circuitos de arquería— están disponibles todos los días, sin filtro. Las segundas están guiadas por expertos en bienestar, exploración o reconexión. Las últimas, los happenings, celebran lo irrepetible: noches de contemplación en la selva, encuentros con visionarios, banquetes efímeros bajo las estrellas.

Aquí, el tiempo se ensancha. La adrenalina convive con el silencio. La experiencia se vuelve método, no resultado.

Selvas que conectan con lo esencial

Lejos de centralizar su propuesta en un solo recinto, EntreSelvas construyó su narrativa espacial sobre siete selvas, cada una con una intención distinta, pero con el mismo hilo conductor: el equilibrio.

  • Selva Club concentra la arquitectura más visible del proyecto: una casa club de tres niveles, rooftop, cocina de autor y espacios pensados para reunir sin saturar.
  • Reto Selva es el motor físico del lugar: más de 28 km de bike park, tirolesas, muro de escalada, arco y canopy que no rompen la selva, sino que la recorren.
  • Ojo de Selva, con su cenote privado, es el santuario del agua: espacio de temazcal, contemplación y rituales de sanación.
  • Selva de Silencio, el corazón restaurativo: terapias integrativas, spa, respiración, quietud guiada.
  • Selva de Fuego, círculo ceremonial para encuentros familiares, danzas, palabra compartida y legado simbólico.
  • Casa Selva, la bienvenida, el cuidado, el inicio de todo.

Una comunidad construida con intención

El acceso a Club EntreSelvas es por invitación, como mecanismo de afinidad. Aquí, el perfil no lo define una cuenta bancaria, sino una serie de valores compartidos: respeto por la naturaleza, impulso hacia la introspección, voluntad de comunidad.

Los fundadores empresarios y líderes locales con trayectorias sólidas en hospitalidad, energía, cultura y desarrollo sostenible diseñaron este proyecto no como una apuesta financiera, sino como una visión generacional.

Ser parte del club no significa asistir. Significa co-crear. Los socios fundadores se integran como accionistas vitalicios, con participación directa en la evolución del proyecto. La comunidad no se gesta desde una junta comercial, sino desde conversaciones reales, caminatas compartidas, fogatas sin guión.

Conservación estructural, no simbólica

EntreSelvas no presume sostenibilidad como promesa de marketing. La ejecuta como principio operativo. Solo el 30% del terreno puede ser intervenido, y bajo estrictos lineamientos arquitectónicos: ventilación cruzada, techos verdes, materiales locales, energía solar, senderos de baja huella, paisajismo regenerativo.

La arquitectura no se impone: se retira. Se adapta. Se esconde. Como si entendiera que el valor del lugar no está en lo construido, sino en lo conservado.

Este no es un entorno donde la naturaleza se embellece. Es uno donde se respeta.

Las Familias: el verdadero núcleo

Todo en EntreSelvas fue pensado para familias. Para que los niños crezcan en contacto con lo real y lo orgánico, en el sentido verdadero. Para que los adultos se reencuentren con su rol no como proveedores, sino como figuras de acompañamiento, juego, contemplación.

Hay academias de arquería y ciclismo para los más jóvenes, circuitos seguros de tirolesa, exploración sensorial, talleres prácticos, caminos de bicicleta compartida, noches de camping y cosechas en familia. No se trata de entretenerlos: se trata de incluirlos.

Las memorias que aquí se construyen no son digitales. Son vividas.

Un nuevo modelo para América Latina

Con más de 200 terrenos, 60 villas, 80 bungalows y una comunidad cuidadosamente curada, Club EntreSelvas busca establecer un nuevo referente para los proyectos de alto nivel en la región. Uno donde el crecimiento no está reñido con la conservación. Donde el lujo se redefine como pertenencia. Donde el legado no es una narrativa, sino una responsabilidad viva.

La ubicación no es casual: cerca de Mérida, entre aeropuertos internacionales y la red del Tren Maya, pero lo suficientemente apartada para permitir una desconexión real.

Lo que se está gestando aquí no es un experimento ni una tendencia. Es una comunidad con visión clara y cimientos vivos.

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Sobre el autor

son autores externos que publican en FastCo Works, la plataforma de contenido comercial de Fast Company México.

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