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La ambición no es el problema, sino cómo la entendemos

La ambición con propósito es una nueva forma de vivir. Se siente como reencontrarte contigo mismo por primera vez.

La ambición no es el problema, sino cómo la entendemos [Foto: Freepik]

“La trampa de la ambición” ofrece una nueva forma de relacionarte con ese deseo de crecer y avanzar. Muchas veces creemos que ser ambiciosos significa hacer todo lo posible —sin descanso ni límites— para alcanzar nuestras metas. Pero este enfoque puede dañar nuestra salud, bienestar y perpetuar sistemas injustos. La ambición no es el problema; lo problemático son las ideas poco saludables que giran alrededor.

Este libro invita a replantearla desde un lugar consciente. Para salir del ciclo del exceso de trabajo y la insatisfacción constante, necesitamos anclar nuestra ambición en el propósito, no en el dolor.

A continuación, Amina comparte cinco ideas clave de su nuevo libro, La Trampa de la Ambición: Cómo Dejar de Perseguir y Empezar a VivirEscucha la versión en audio, leída por la propia Amina aquí o en la app Next Big Idea.

1. Necesitamos redefinir la ambición

La mayoría de nosotros solo conocemos la ambición en un sentido disfuncional: un deseo incansable de triunfar, cueste lo que cueste. Decimos: “Para que yo gane, alguien más debe perder”. Pero eso no es ambición. La ambición en sí misma es natural y neutral. En su forma más pura, es un deseo de tener más vida. Es un deseo de desarrollarse, evolucionar y florecer.

La hierba quiere crecer; los árboles se extienden hacia el sol; todos queremos prosperar. La esencia de todos los seres vivos es estar motivados para lograr más, y como humanos, somos la única especie que puede elegir cómo dirigir ese progreso. Por lo tanto, debemos ser grandes administradores. Las cosas se complican cuando nuestro esfuerzo empieza a costarnos, a nosotros y a los demás. La salud, las relaciones, la paz mental y la autoestima. Esto no es ambición en su forma natural y neutral, sino en su forma más dolorosa.

2. Dos clases de ambición

Aunque la ambición en sí misma es neutral y natural, la vemosmanifestarse de dos maneras: puede ser una ambición dolorosa o una ambición deliberada. La ambición dolorosa es el deseo voraz de progresar, sin importar el costo.

La ambición dolorosa tiene algunas características que la distinguen:

  • No somos conscientes de los sistemas que nos moldean
  • Una mentalidad estrecha
  • Impulsados a ganar a toda costa
  • Centrarse en el individualismo y el acaparamiento de poder
  • Instrumentalización de uno mismo y de los demás
  • Positividad tóxica
  • Urgencia autoimpuesta

La mayoría de nosotros creemos que encarnar estas características significa ser ambiciosos. Pero en realidad estamos mostrando una ambición dolorosa. La ambición dolorosa se crea por nuestras heridas profundas. Según Lise Bourbeau, esas heridas son el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia. Por cada herida que tenemos, usamos una máscara correspondiente. Una herida de rechazo usa la máscara de la evasión.

Una herida de traición usa la máscara del control. Todos emergemos de nuestros años de formación con una herida en la psique. Es un derecho humano o un paso, incluso si vienes de la mejor familia del mundo. Cuando la ambición se construye sobre esa herida, es un castillo de naipes.

Cuando actuamos desde una ambición decidida, el crecimiento ya no se ve impulsado por una herida punzante. En cambio, conectamos con nuestro propósito intrínseco y vivimos de una manera que tiene un impacto positivo en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea. Dejamos de intentar que la vida suceda para compensar nuestro dolor y, en cambio, nos desarrollamos desde un estado de plenitud.

La ambición intencionada tiene algunas características distintivas:

  • Cuestionar los sistemas que nos moldean
  • Crear mentalidad expansiva
  • Impulsarnos a través de un propósito
  • Colaboración y uso de nuestras habilidades para ayudar al mundo
  • Honrar nuestras necesidades
  • Satisfacción
  • Tomar medidas alineadas

Tener ambición con propósito puede ser como conocerse a uno mismo por primera vez. Muchos, sin darnos cuenta, construimos nuestras vidas en torno a nuestras heridas; de hecho, el mundo celebra tenerlas. Si no sufriéramos un golpe físico, emocional o espiritual, probablemente seguiríamos ocultándonos atrás de ellas. Si no hubiera tenido una crisis de salud al principio de mi carrera, quizá habría seguido como estaba: trabajando en exceso desde una posición de insuficiencia.

Este “golpe” es el universo invitándonos a una nueva forma de ser; es una forma de decir “basta”. Lo que estás haciendo ya no funciona y probablemente nunca funcionó. Este es el momento en que podemos quitarnos la máscara y despojarnos de las capas de protección. Es cuando podemos sanar a ese niño interior para que podamos construir nuestras vidas desde la plenitud de nuestro verdadero ser, en lugar de vivir y liderar desde una herida dolorosa. Aquí es donde las circunstancias cambian para mejor.

3. Identidad y ambición están unidas

La ambición no existe en el vacío. La identidad la moldea y la limita. Para quienes pertenecen a comunidades vunerables (mujeres, personas negras, indígenas y de color, LGBTQIA+, personas con discapacidad), la ambición suele ser un dilema. Por un lado, la sociedad espera que demuestres lo que vales. Por otro lado, en cuanto expresas una ambición visible y sin complejos, te castigan.

Esto se conoce como “la penalización de la ambición”: el costo social, económico y de reputación que los grupos subrepresentados suelen afrontar por simplemente querer más. Una mujer que pide un aumento puede ser vista como agresiva. Una persona de color que expresa una visión audaz puede ser considerada intensa o no encajar en la cultura. Un emprendedor con discapacidad y grandes aspiraciones se percibe con una duda condescendiente. Estos no son defectos de personalidad, sino dinámicas sistémicas que sustentan los desequilibrios de poder.

“La Trampa de la Ambición” revela cómo se internalizan estos mensajes, lo que lleva a muchos a esforzarse al máximo para obtener aprobación o a suprimir su ambición por completo para mantenerse a salvo.

En definitiva, recuperar la ambición es más que un acto personal: es una intervención cultural. Cuando los más marginados toman poder y control para definir y perseguir sus ambiciones en sus propios términos, todo el sistema comienza a cambiar.

4. No renuncies a la ambición, permite que la amibición dirija tus habilidades

A muchos nos enseñan a perseguir la ambición a toda costa o rechazarla por completo, sobre todo si sentimos su impacto en la salud, las relaciones o la autoestima. Creo que para que la ambición sea nutritiva, no peligrosa, debe centrarse en nuestras habilidades.

Para trabajar de una manera que sea un beneficio personal, que exprese quiénes somos y genere el cambio que queremos ver en el mundo, necesitamos aprovechar lo mejor de nosotros mismos. Todos tenemos una forma única de inteligencia, un talento o habilidad excepcional que nos hace sentir cómodos, que nos representa y que vinimos a este planeta a compartir. Para algunos, son habilidades poderosas como la escucha profunda, la empatía y la comunicación. Para otros, puede ser una habilidad más tangible, como tocar el trombón o destacar en física.

Entrené a algunas de las personas más legendarias, desde medallistas de oro olímpicos hasta fundadores y líderes revolucionarios. En casi todas las sesiones, llega un momento en el que mi cliente inevitablemente dice: “No soy un genio ni tengo talento para nada”. A muchos nos enseñan que el genio es para unos pocos, pero creo que es un mito patriarcal que apoya a algunos y contribuye a la opresión de otros. Cuando compartimos nuestra inteligencia con el mundo, finalmente podemos dejar atrás el ajetreo y trabajar con nuestro flujo natural.

Otro beneficio de reconocer nuestros dones es que nos libera de la mentalidad de escasez. Cuando creemos que el genio está reservado para unos pocos, luchamos por competir y ser vistos. Pero cuando nos damos cuenta de que todos tenemos habilidades únicas y excepcionales que vale la pena compartir, queda claro que no hay competencia. Todos estamos al servicio de los demás y nadie está por encima ni por debajo de nadie.

5. La ambición es cíclica

Uno de los desafíos en nuestra relación con la ambición es que creemos que tiene una trayectoria ascendente sin fin: necesitamos “ser más” todo el tiempo. Más dinero, más poder, más logros. Este enfoque es costoso para nosotros y para el planeta.

La ambición se trata de cultivar, mantener el ritmo, reponer fuerzas, nutrir, descansar y crecer. La ambición se desarrolla en ciclos, como una flor. Comienza con una semilla de deseo: “quiero crecer”. Nutrimos y regamos ese deseo nutriéndonos a nosotros mismos. Acompañamos nuestro crecimiento y, poco a poco, nos elevamos.

Alcanzamos la máxima altura posible en cada momento, según nuestro estado interior y exterior. Nuestros dones florecen por completo y alcanzamos un punto álgido estacional. Es glorioso. Entonces, los vientos cambian y sentimos que ya no podemos crecer más. Así que hacemos una pausa, reducimos el ritmo y volvemos a la tierra para prepararnos para otra temporada. El ciclo se repite una y otra vez.

Uno de los aspectos más importantes de esta reformulación de la ambición es que no es un deporte individual. Una carrera hacia la cima en solitario es una carrera hacia el abismo. La ambición no se trata solo de maximizar el potencial individual. Debemos trabajar juntos y apoyarnos mutuamente si queremos vivir en culturas más sanas. Debemos navegar juntos las olas de la ambición cíclica. Animándonos mutuamente a aprovechar las épocas de crecimiento y las de descanso.

Este artículo apareció originalmente en la revista Next Big Idea Club y se tomó con permiso.


Amina AlTai es coach ejecutiva, capacitadora de liderazgo y defensora de las enfermedades crónicas. Colaboró con empresas como Google, Snap, Outdoor Voices, Chief y Roku y ha aparecido en publicaciones como Goop, Forbes, Well+Good , NBC, CBS y The New York Times. Es experta residente de la revista Entrepreneur, colaboradora de Forbes y fue nombrada una de  las Mujeres Influyentes de la revista Success .

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