La filosofía del soulshoring propone ir más allá de la eficiencia operativa y la reducción de costos. Se trata de ponerle alma a las relaciones laborales.
No se trata de una añoranza por el liderazgo “pre-IA”, sino de un llamado a que los líderes demuestren a sus equipos algo que la IA nunca podrá ser: humanos.