La contaminación de la Ciudad de México es legendaria, sobre todo la relacionada a la calidad del aire. Esa famosa nata grisácea, rica en partículas tóxicas, que abraza el valle de México y que puedes apreciar en todo su esplendor cuando aterrizas una tarde cualquiera en el aeropuerto capitalino.
El problema genera –además de irritación en la garganta y frustración cuando hay contingencia y no puedes sacar tu coche– que muchas empresas busquen alternativas para la manera de transportarnos en la CDMX, como hoy lo plantea DiDi con su propuesta de electromovilidad.
La empresa de hail-riding busca poner en circulación 100,000 vehículos eléctricos como parte de su flotilla para 2030 mediante una inversión de 1,000 millones de pesos. El impacto positivo no solo se reflejará en la huella de carbono, sino en otros beneficios para conductores y pasajeros.
UN PLAN AMBICIOSO
Con la implementación del plan de electromovilidad, DiDi pretende evitará emitir 500,000 toneladas de CO2 en Ciudad de México y su área metropolitana, algo así como plantar 8.5 millones de árboles en 10 años, o 47 veces el Bosque de Chapultepec. Pero el ahorro también llegaría a los conductores, quienes gastarían hasta 60% menos en combustible; para 2030, estos ahorros sumarán más de 3,500 millones de pesos en costos de combustible y mantenimiento.
Suena espectacular. Pero, para diseñar este plan, la empresa también tuvo que recurrir a alianzas, que se basan en cuatro pilares: vehículos y flotilla, infraestructura, financiamiento y seguros, y gobierno.
Esto incluyó acercamientos con marcas automotrices cuyos autos son eléctricos, como GAC, JAC, SEV, Neta, Changan y BYD, además de las mexicanas VEMO Impulso y OneCarNow. Con ello, y de la manos de distintas entidades financieras, DiDi pretende brindar distintos modelos, descuentos y facilidades de pago para adquirir un EV.
Pero el reto más grande es la infraestructura. Con la Red de Carga de VEMO, se busca que los conductores tengan acceso a una creciente red de puntos de carga. Además, DiDi está trabajando con sus aliados estratégicos para que ofrezcan productos y servicios de carga con descuentos.
Pero esto sería el inicio, pues la idea es que el Gobierno de Ciudad de México y Estado de México ayuden a facilitar más infraestructura, toda integrada para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de carbono que pactaron en la COP26 de Glasgow.
LOS RETOS
Sacar a los automóviles de combustión y reemplazarlos por EV la evitaría más de 70% de las emisiones de Gas Efecto Invernadero. Sin embargo, en la realidad no es tan sencilla.
Hay cuestiones espinosas por abordar como el reciclaje de las baterías de litio —así cómo la manera en que se extrae—; también, que si bien todos manejaran un EV en el Valle de México, aún faltan temas de contaminación ambiental por atender, como la producida por la industria asentada en la zona así como la del aeropuerto.
También, que la electromovilidad no debe estar sujeta a los cambios de particulares como DiDi o cualquier hail-raider, sino que debe ser democratizada para los habitantes de Ciudad de México y la zona metropolitana sin importar su ingreso. Es decir, que se extienda más allá de la adquisición de unidades eléctricas que hoy operan.
Pero el panorama tampoco es negro. Hoy la oferta de EV en México es de más de 70 modelos con un rango de precios mucho más amplio. Y lo más importante: la industria cada vez más se inclina por ofrecer una mejor variedad de productos —y servicios— con menor impacto ambiental, en lugar de culpar al consumidor por usar su auto.