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Discográficas están demandando a empresas tech por copiar canciones clásicas. Resultados definirían el futuro legal de IA generativa

Las discográficas demandan a empresas de IA por infracción de derechos de autor. El futuro legal de la música está en juego.

Discográficas están demandando a empresas tech por copiar canciones clásicas. Resultados definirían el futuro legal de IA generativa [Ilustración: con asistencia de IA]

La semana pasada, varias grandes discográficas presentaron demandas por infracción de derechos de autor en los tribunales de Estados Unidos contra los creadores de dos aplicaciones de música generativa con IA, Suno y Udio. Las discográficas alegan que las empresas de IA han cometido infracción de derechos de autor al copiar muchas grabaciones de sonido pertenecientes a las discográficas y producir resultados muy similares a esas grabaciones.

Las discográficas buscan una compensación de 150,000 dólares por cada una de las miles de pistas cuyo copyright supuestamente ha sido infringido.

Las demandas alegan que Udio produjo resultados con “similitudes notables” con canciones como “Dancing Queen” de ABBA y “All I Want For Christmas Is You” de Mariah Carey, mientras que Suno supuestamente generó canciones similares a “I Got You (I Feel Good)” de James Brown y “Johnny B. Goode” de Chuck Berry, entre otras.

Estas demandas no son las primeras que afectan a la floreciente industria de la IA generativa. Artistas visuales han demandado a los creadores de sistemas generadores de imágenes, mientras que varios periódicos están demandando a OpenAI, la propietaria de ChatGPT, por acusaciones similares. El resultado de estos litigios podría determinar la viabilidad futura de estos productos de IA generativa.

¿Cómo funcionan los generadores de música?

Para quienes no han usado este tipo de productos, funcionan de la siguiente manera. Escribes un mensaje de texto, como “compón una canción de jazz femenina sobre superar el mal humor de los lunes por la mañana”. Si lo deseas, también puedes proporcionar tus propias letras.

La aplicación luego genera una salida en forma de una canción MP3, con una combinación de voces e instrumentación, que el usuario puede descargar.

Para generar la canción, la IA ha sido entrenada con una gran cantidad de datos. Las demandas alegan que estos datos comprenden grabaciones de sonido preexistentes, propiedad de diversas discográficas, y que han sido copiadas sin permiso. Estas grabaciones de sonido están en el centro de esta disputa.

Screenshot showing the input window of the Udio website.
Udio crea canciones a partir de un simple promt de texto. [Imagen: Udio]

El litigio probablemente dependerá de si lo que Suno y Udio han hecho con estas grabaciones se considera “uso legítimo” o “fair use”.

En Estados Unidos, el “uso legítimo” es una defensa contra la infracción de derechos de autor. En Australia, existe una doctrina más limitada de “uso justo” que se refiere a usos específicos como la investigación y el estudio.

¿Cómo tomará su decisión el tribunal?

El tribunal examinará cuatro factores en relación con el uso de las canciones por parte de Suno y Udio. Estos son:

  1. El propósito y carácter del uso.
  2. La naturaleza de la obra original con derechos de autor.
  3. La cantidad y la importancia de la porción utilizada.
  4. El efecto del uso sobre el valor de mercado.

El factor más polémico es el propósito y carácter del uso. Esto implica examinar si la música generada por la IA es lo suficientemente “transformadora”, lo que significa que proporciona un nuevo significado, expresión o valor a la obra original.

El argumento central de Suno y Udio es que su tecnología es lo suficientemente transformadora. Ellos argumentan que esto es porque su IA sintetiza una nueva salida original, en lugar de copiar y reproducir canciones preexistentes.

Musical notation showing similarities between two snatches of music
La demanda de las discográficas contra Suno alega similitudes entre un track generado con el nombre “Deep down in Lousiana close to New Orle” con la famosa “Johnny B. Goode” de Chuck Berry. [Imagen: RIAA]

El tribunal también examinará la cantidad y sustancialidad de la porción de las canciones copiadas. Analizará cómo se utilizan las canciones supuestamente copiadas en el proceso de entrenamiento de la IA y en la generación de los resultados.

El elemento de sustancialidad puede ser cualitativo, en lugar de cuantitativo. Esto significa que, además de la cantidad copiada, el tribunal puede considerar si una parte distintiva de una canción ha sido copiada.

Además, se considerará el efecto del uso de la IA generativa en el valor de mercado de la grabación original. Un uso que sustituya a la canción original en el mercado es más probable que se considere sustancial. Este punto puede ser argumentado de ambas maneras.

¿Qué hay de una voz?

Una preocupación importante para la industria musical es la clonación de voces. En este caso, otras aplicaciones de música generativa con IA (no Suno ni Udio) pueden usarse para clonar la voz de un cantante famoso en cualquier canción.

Suno publicó una declaración en X, negando que la clonación de voces sea posible con su aplicación, ya que no permite a los usuarios hacer referencia a cantantes específicos. Este tema probablemente será discutido en la corte.

¿Qué pasará después? Es difícil predecir.

Tal vez se alcance un acuerdo antes de las audiencias. Quizás se desarrollen nuevos acuerdos de licencia entre las partes, similar a la reciente colaboración de OpenAI con News Corp.

Lo que es seguro es que otras innovaciones de clonación de voces mediante IA están siendo desarrolladas por empresas emergentes, para monetizar y licenciar la clonación de voces. Un ejemplo es Hooky, una plataforma de licencias para la modelación de voces con IA, que ofrece a los artistas control sobre el uso de su voz.

Si el litigio de las discográficas avanza, brindará a los tribunales estadounidenses la oportunidad de aclarar si las actividades de entrenamiento y los resultados de las aplicaciones de música generativa con IA se ajustan al uso legítimo. Esta decisión también podría sentar un precedente para las actividades realizadas por otros tipos de aplicaciones de IA generativa.

* Por Wellett Potter, profesora de Derecho de la Universidad de Nueva Inglaterra. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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