Desde las mayores compañías de alimentos hasta los consumidores, estamos enfocados en encontrar maneras de reducir nuestro impacto en el cambio climático. Para algunos, la solución ha sido renunciar a un alimento básico en las mesas de todo el país: la hamburguesa.
Pero estoy aquí para compartirte un secreto. Puedes disfrutar tu hamburguesa sin sentir culpa. Eso es porque la huella ambiental de las vacas, y su impacto en el cambio climático, acaba de cambiar.
Algunas de las mayores compañías de alimentos del mundo han establecido importantes objetivos climáticos, pero el camino para lograrlos es uno de los mayores desafíos de la industria. Esto se debe a que es difícil medir el valor de la reducción de las emisiones de Alcance 3, es decir, las emisiones indirectas que ocurren en la cadena de valor. Estas empresas alimentarias deben considerar no solo su papel en llevar un vaso de leche a tu mesa, sino también la huella de la vaca.
RESPUESTA AL METANO
Está claro que todos queremos tener opciones sobre lo que comemos. La demanda de proteína animal no disminuye: está creciendo. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoció tanto la necesidad de una mayor producción de proteína animal para combatir el hambre mundial como la necesidad de reducir las emisiones. En el caso del ganado, han identificado nueve medidas para reducir las emisiones de metano en 25% para 2030 y aumentar la productividad del ganado en 1.7% anual a nivel mundial para 2050. Las vacas son parte clave de la solución a algunos de los mayores problemas sociales del mundo: el hambre y el cambio climático. La vaca ya no es la culpable, sino la solución.
La mayor oportunidad para marcar la diferencia en las emisiones está dentro del animal: el metano entérico. El metano dura menos tiempo en la atmósfera que el dióxido de carbono (CO2), alrededor de una década, pero es 27 veces más potente en la retención de calor. Con el metano, pequeñas reducciones pueden generar un gran impacto. Pero no se puede lograr sostenibilidad ambiental sin también crear sostenibilidad económica, lo que significa que las prácticas sostenibles también deben ser rentables para los agricultores a fin de generar una adopción generalizada.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) completó recientemente su revisión exhaustiva de varios años sobre la seguridad y eficacia de nuestro producto, Bovaer® (3-NOP), un ingrediente alimenticio pionero en la reducción del metano, para su uso en vacas lecheras en lactancia. El producto suprime la enzima que induce el metano en el rumen de la vaca. Al administrar una cucharada de Bovaer a cada vaca lechera diariamente, podemos reducir las emisiones de metano en aproximadamente 30%, lo que equivale a 1.2 toneladas métricas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) cada año. Estas reducciones crean una nueva oportunidad para que los productores de leche sean recompensados económicamente por reducir la huella de carbono de sus explotaciones lecheras. Alimentar a un millón de vacas con Bovaer reduciría las emisiones en un equivalente a retirar más de 285,000 automóviles de las carreteras durante un año.
OTRAS HERRAMIENTAS CLIMÁTICAS
La agricultura climáticamente neutra mantiene a los agricultores de Estados Unidos competitivos a nivel global, permitiéndoles producir más alimentos con una huella ambiental más baja y, en última instancia, equilibrada. El acceso a esta tecnología ahora brinda a los agricultores otra herramienta para implementar. Todo comienza con innovaciones en la alimentación, como Bovaer, y otras soluciones en las granjas, implementando herramientas como nuestra plataforma UpLook, un motor basado en información diseñado para medir y monitorear las emisiones de gases de efecto invernadero, y el mercado pionero de “insetting” de carbono para ganado de Athian, que crea el ecosistema necesario para ayudar a los agricultores a reducir, medir y monetizar sus reducciones de emisiones, generando valor en toda la cadena alimentaria.
Las granjas de ganado neutras en carbono son el futuro y serán una realidad en esta década. Esto hará que los agricultores estadounidenses sean más rentables y competitivos, ayudará a las empresas de alimentos a lograr sus objetivos de emisiones de Alcance 3 y dará a los consumidores lo que también desean: más opciones de proteínas animales conscientes del medio ambiente, como productos lácteos ecológicos, desde leche y yogur hasta queso, helado y más.