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Cómo dejar de sentirte avergonzado en el trabajo

La vergüenza es un sentimiento común cuando entramos a un nuevo trabajo. Te contamos cómo superar el sentirte avergonzado en la oficina.

Cómo dejar de sentirte avergonzado en el trabajo

Imagina que acabas de empezar a trabajar en una nueva compañía y, durante las primeras semanas, escuchas todo y no dices mucho a nadie. Luego, en una junta importante, se te pide que digas algunas palabras. Empiezas con un chiste corto, con el que nadie se ríe. Inmediatamente sientes que tus mejillas enrojecen y miras el piso con vergüenza. Y se te hace imposible seguir hablando. Estás avergonzado.

Lo que experimentas en ese momento es una de las numerosas emociones negativas que la gente siente luego de haber hecho algo incorrecto. Vergüenza, culpa y pena. Las dos primeras son más fuertes que la pena y generalmente involucran acciones que tienen un fuerte componente moral. La pena se experimenta usualmente como resultado de situaciones públicas. Refleja un sentimiento de ser juzgado negativamente.

¿AVERGONZADO? ¡PUEDE SER SALUDABLE!

Aunque en el momento se sienta mal, puede haber mucho valor en la vergüenza. El éxito en el empleo se ve afectado por cuán bien haces tu trabajo, pero también se ve influenciado por lo que la gente piensa de ti. Una emoción que te pone más sensitivo a las reacciones de otros puede ayudarte a ser consciente de las cosas que pueden haber disminuido tu posición en el grupo. Así que si de vez en cuando haces algo que te lleve a la vergüenza, es un gesto saludable.

De todas formas, hay dos signos de que la vergüenza no te está ayudando. Primero, si te sientes avergonzado en muchas situaciones, debes ajustarlas. Segundo: si te cierras a hacer cualquier tipo de contribución al grupo porque tienes miedo de sentirte avergonzado, eso también es un problema.

Si quieres reducir tus sentimientos de vergüenza, hay tres cosas que puedes hacer.

MARCA A UN AMIGO/A

Tu sentimiento de vergüenza es un reflejo de tu creencia de cómo tus acciones son percibidas por otros. Pero, a menudo, eres un mal juez cuando se trata de cómo te ven los otros. Crees que todas tus inseguridades y limitaciones son visibles para todos. Pero, afortunadamente, no lo son.

La mejor manera de saber cómo la gente evalúa tus acciones es preguntar. Empieza por buscar un colega con el que te lleves bien. Pídele que te dé feedback en cosas que hayas dicho en juntas grupales. Lo más probable es que descubras que tus compañeros piensan que has hecho importantes contribuciones y que las ansiedades que sientes por cómo dijiste algo o pequeños errores que cometiste son exageradas.

En lugar de vivir con miedo, aprender a verte cómo te ven los demás realmente, puede darte más confianza para seguir tu camino.

ENGROSA TU PIEL

Claro que, cada tanto, puedes decir o hacer algo que lleve a una reacción negativa para los otros. De hecho, cuanto más subas en la cadena alimenticia de tu trabajo, lo más probable es que descubras que hay personas a las que no les gustas o que no están de acuerdo con una de tus iniciativas.

Una de las cinco características de la personalidad más importantes es ser agradable, lo cual refleja tu motivación para que a los demás les gustes. Si, por ejemplo, eres muy agradable, saber que hay gente a la que no le gustas y que te juzga severamente puede ser difícil y vergonzante.

PROMOCIÓNATE

Tal vez necesites práctica para aceptar que vas a hacer cosas que otros van a juzgar de forma negativa. Para llegar a este nivel de aceptación hay dos pasos a seguir. Primero, las emociones crean energía que te lleva a tomar acciones. Cuando estés avergonzado, vas a pasar un montón de tiempo pensando qué hiciste mal o tratarás de acercarte a otros para intentar que cambien su percepción sobre ti.

Si tu acción no amerita que te avergüences, tienes que resistir la tentación de pedir feedback a otros. También debes calmar la tendencia a rumiar mentalmente sobre lo que sea que hayas hecho. Hacer algo que te distraiga de manera saludable como practicar actividad física puede ayudar. Realizar técnicas de meditación mindfulness puede ser también efectivo para aquietar esos pensamientos.

Luego, necesitas ser consciente de las reales consecuencias de tu acción. Lo más probable es que lo que te avergüenza no tenga ningún impacto a largo plazo. Esto te ayudará a ajustar tus emociones y delimitarlas: saber cuándo deberías sentirte avergonzado y cuándo hiciste algo que molestó a otros en ese momento.

CALCULA EL COSTO-BENEFICIO

Generalmente, cuando te abstienes de actuar por miedo a la vergüenza, necesitas pensar los beneficios de la acción que vas a tomar. Luego, compárala con el costo de no hacer nada que te provoque pena.

En algunas situaciones, el miedo a la vergüenza gana. Si estás pensando en hacer un chiste arriesgado en la oficina, los beneficios de que la gente lo encuentre gracioso son pequeños. Y los costos del fracaso altos. Entonces, probablemente deberías evitar el chiste.

Sin embargo, a veces, los cálculos favorecen la acción. Si te pidieron que des una charla al grupo, hay muchas chances de que te beneficies con el éxito. Vas a ganar crédito por las ideas que presentes. Vas a ser más visible para los tomadores de decisión que podrán tenerte en mente para, más tarde, darte trabajo adicional o un ascenso. Y los costos de dar una charla mediocre son reducidos. Tal vez estés preocupada por la vergüenza, pero en general, la gente simplemente olvida una charla o discurso pobres.

Finalmente, incluso si superas los sentimientos de vergüenza que te detienen, eso no significa que deberías seguir aprendiendo de los errores. Definitivamente, da esa charla en la oficina. Pero, si resulta mal, entonces busca consejo de algún colega y encuentra formas de dar mejores charlas en el futuro.

Author

  • Art Markman

    PhD, es profesor de Psicología, Dimensiones Humanas de las Organizaciones y Marketing, así como Vicerrector de Asuntos Académicos en la Universidad de Texas en Austin. Art es el autor de Smart Thinking, Habits of Leadership, Smart Change, Brain Briefs y, más recientemente, Bring Your Brain to Work.

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    PhD, es profesor de Psicología, Dimensiones Humanas de las Organizaciones y Marketing, así como Vicerrector de Asuntos Académicos en la Universidad de Texas en Austin. Art es el autor de Smart Thinking, Habits of Leadership, Smart Change, Brain Briefs y, más recientemente, Bring Your Brain to Work.

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Sobre el autor

PhD, es profesor de Psicología, Dimensiones Humanas de las Organizaciones y Marketing, así como Vicerrector de Asuntos Académicos en la Universidad de Texas en Austin. Art es el autor de Smart Thinking, Habits of Leadership, Smart Change, Brain Briefs y, más recientemente, Bring Your Brain to Work.

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