La manera en que percibimos la calidad del contenido audiovisual ha cambiado más rápido que un video viral de gatitos. Antes, todo se medía por lo nítida que era la imagen o lo impresionante de los efectos, pero ahora, lo que realmente nos engancha es lo que nos hace sentir.
El informe Why We Watch 2.0 nos lleva de la mano por este cambio, explorando cómo las emociones y la autenticidad se han convertido en las verdaderas estrellas del show.
El mundo digital ha dado un giro de 180 grados a la creación de contenido. Gracias a plataformas como YouTube, cualquiera con un móvil puede convertirse en el próximo fenómeno de internet. Ya no necesitas un estudio gigantesco o cámaras carísimas. Solo hace falta una buena idea, ganas de compartir y, por supuesto, algo que toque las fibras sensibles de tu audiencia.
¿El resultado? Un cambio radical en lo que consideramos “contenido de calidad“. Antes, bastaba con que fuera un video viral o que se viera bonito. Ahora, lo que buscamos es que nos haga reír, llorar o sentirnos identificados.
La emoción es el nuevo estándar.
Ser tú mismo nunca fue tan popular
Según el estudio, 91% de los espectadores afirma que para que un contenido sea de alta calidad, tiene que ser auténtico. Sí, tal cual. Nada de fingir o tratar de ser perfecto. La gente quiere creadores que sean reales, que compartan sus historias y pasiones sin filtros (bueno, con filtros de Instagram si quieres, pero ya me entiendes).
Lo que genera esta autenticidad es una respuesta emocional mucho más fuerte. Ya no nos impresiona tanto una producción de película; nos gana la sensación de estar viendo algo sincero, algo con lo que podemos conectar.
La tecnología puede hacer maravillas, pero lo que sigue siendo el alma del contenido es la capacidad de contar una buena historia. 94% de los encuestados dice que lo que realmente marca la diferencia es una narrativa que atrape. Y no solo eso, 89% busca contenido que resuene emocionalmente. ¡Ahí está la clave!
No se trata solo de entretenimiento superficial; lo que queremos es algo que nos inspire, que nos deje pensando o que, en el mejor de los casos, nos dé un buen tema de conversación en la próxima reunión.
La batalla entre técnica y emoción en un video viral
Aunque el toque emocional es lo que realmente nos engancha, la calidad técnica no ha perdido su lugar. 89% de los espectadores todavía espera que el video se vea y se escuche bien. Pero la buena noticia es que, hoy en día, tener una cámara decente o un micro que funcione no es tan complicado ni caro. Lo difícil está en lograr ese equilibrio perfecto entre lo técnico y lo emocional.
Porque, seamos sinceros, puedes tener el mejor equipo del mundo, pero si no logras tocar la fibra emocional, tu video será viral, quizá no pase de la segunda reproducción.
El informe también nos cuenta algo interesante sobre las diferencias de edad en la percepción de calidad. Los jóvenes entre 18 y 34 años valoran la creatividad y la relevancia personal por encima de todo, mientras que los mayores de 35 prefieren contenido que les enseñe algo nuevo y sea confiable.
Pero hay algo en lo que todos están de acuerdo: el contenido debe ser interesante y tener algo que ver con sus vidas. O sea, si no nos hablas a nosotros, ¡no te escuchamos!
La confianza es más importante
En un mundo donde las fake news están a la vuelta de la esquina, la confianza en el contenido se ha vuelto crucial. 82% de los espectadores cree que un buen contenido debe ser preciso y confiable.
Y sí, en comparación con otras redes sociales, YouTube se lleva la medalla de oro en cuanto a ser percibido como más confiable. Así que, si eres creador, no solo te enfoques en entretener, asegúrate de que lo que dices sea cierto.
Al final, la transparencia y la autenticidad no solo generan confianza, sino que también te convierten en alguien digno de seguir.
Los anuncios que sí queremos ver
En cuanto a la publicidad, el informe suelta una sorpresa: 60% de los usuarios de YouTube está dispuesto a ver anuncios si eso significa apoyar a sus creadores favoritos.
¿La lección aquí? Las marcas deben enfocarse en anuncios que conecten emocionalmente, que no se sientan como interrupciones molestas, sino como algo relevante y hasta útil. Si el anuncio toca alguna fibra, es más probable que capte la atención y deje una impresión duradera.
Lo que antes se definía como “calidad” en un video ha cambiado drásticamente. Hoy, la autenticidad, la relevancia personal y las emociones pesan tanto como la calidad técnica, si no más.
Para los creadores y las marcas, entender este nuevo panorama es clave para no solo captar la atención de la audiencia, sino también conectar con ella de manera profunda.
¿El secreto del éxito? Ser auténtico, contar historias que importen y, sobre todo, nunca olvidar que al final del día, lo que nos mueve son las emociones.