El valor de diversificar métodos de pago en la era digital

Hace unos meses, durante una cena con colegas del sector tecnológico, uno de ellos compartió una frustración común entre emprendedores: “¿Por qué, en pleno auge digital, sigue siendo tan complejo ofrecer opciones de pago que realmente conecten y faciliten la vida de nuestros clientes?”. Su pregunta me llevó a reflexionar sobre cómo, a pesar de los avances, aún tenemos camino por recorrer para optimizar la experiencia de pago en México y Latinoamérica.

Llevamos varios años incrementando nuestra digitalización y sabemos que la pandemia de covid-19 aceleró la adopción de servicios financieros digitales en nuestra región. Según el Banco Mundial, en 2021, alrededor del 73% de la población en Latinoamérica tenía acceso a una cuenta bancaria, un salto significativo desde el 30% al 50% en 2019. Este crecimiento en la bancarización abrió las puertas a un abanico de oportunidades para empresas y consumidores, pero también reveló desafíos en la manera en que gestionamos y ofrecemos opciones de pago.

Uno podría dar por hecho que con más personas bancarizadas, la solución es sencilla: ofrecer pagos electrónicos y listo. Sin embargo, la realidad es más compleja. Un informe de PwC destaca que la popularidad de los pagos no en efectivo está en constante ascenso, lo que presenta oportunidades para bancos y empresas financieras. Pero también subraya que este crecimiento puede traer beneficios a los consumidores solo si se les ofrecen experiencias de pago mejoradas y opciones más adaptadas a sus necesidades individuales.

Necesitamos nuevas opciones

Aquí es donde en nuestra estrategia de pagos, entra en juego la importancia de diversificar y complementar los diferentes métodos. No se trata de que un sistema sea mejor que otro, sino de cómo juntos pueden crear una experiencia más completa y satisfactoria. Por ejemplo, mientras que las transferencias electrónicas inmediatas son excelentes para pagos únicos y urgentes, los pagos recurrentes automatizados ofrecen comodidad y tranquilidad tanto para el cliente como para la empresa.

Imaginemos a María, una emprendedora que ofrece cursos en línea por suscripción. Sus clientes valoran el contenido, pero algunos olvidan realizar los pagos mensuales, lo que interrumpe su acceso y afecta la relación comercial. Al implementar pagos recurrentes automatizados, María no solo garantiza un flujo constante de ingresos, sino que también mejora la experiencia de sus clientes, quienes ya no tienen que preocuparse por fechas de vencimiento o procesos manuales.

Este enfoque no es exclusivo de pequeñas empresas. Grandes corporaciones y startups por igual están reconociendo el valor de ofrecer múltiples opciones de pago. Un estudio de McKinsey revela que el uso creciente de pagos digitales se refuerza mutuamente con el uso de tarjetas de débito y crédito, en lugar de canibalizarse entre sí. Los consumidores muestran una preferencia por tener diversas alternativas, y es crucial que las empresas estén a la altura de estas expectativas.

La protección de datos es básica

La seguridad es otro factor esencial. En una era donde las transacciones digitales son la norma, proteger los datos del cliente es imperativo. Los sistemas de pagos recurrentes automatizados modernos incorporan robustas medidas de seguridad y autenticación, reduciendo el riesgo de fraude y aumentando la confianza del usuario en el proceso. Además, la integración de estos sistemas con otras herramientas financieras y operativas puede ser un diferenciador clave. La posibilidad de conectar la gestión de pagos con inventarios, contabilidad y plataformas de comercio electrónico facilita las operaciones y mejora la eficiencia empresarial. Según PwC, la integración con otros software es una consideración importante para simplificar las operaciones comerciales y mejorar la experiencia del cliente.

Pero, ¿por qué es tan relevante abordar este tema ahora? Porque estamos en un punto de inflexión. La rápida digitalización de los servicios financieros en América Latina nos presenta la oportunidad de redefinir cómo interactuamos con el dinero. Las empresas que adopten una estrategia de pagos centrada en la flexibilidad y la comodidad estarán mejor posicionadas para satisfacer las demandas de un mercado en constante evolución.

Una nueva relación con el dinero

Al ofrecer a los clientes la opción de pagos recurrentes automatizados, no solo estamos facilitando sus vidas, sino también construyendo relaciones más sólidas y duraderas. Es un ganar-ganar que beneficia tanto al consumidor como al negocio.

En última instancia, la clave está en entender que no existe un método de pago único que resuelva todas las necesidades. Es la combinación inteligente de diferentes opciones lo que crea una propuesta de valor robusta y atractiva. Al integrar métodos que ofrecen velocidad, seguridad, conveniencia y flexibilidad, respondemos de manera más efectiva a las expectativas del mercado actual.

La invitación es clara: es momento de repensar y ampliar nuestras estrategias de pago. Al hacerlo, no solo mejoramos la experiencia del usuario final, sino que también impulsamos la innovación y el crecimiento en nuestros negocios. Después de todo, en un mundo cada vez más conectado, la forma en que facilitamos las transacciones habla mucho de nuestra capacidad para adaptarnos y prosperar en la nueva economía digital.