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5 lecciones que me dejó el ciclismo para liderar equipos

No siempre se trata de ser el más fuerte o el más rápido.

5 lecciones que me dejó el ciclismo para liderar equipos [Foto: Getty Images].

A lo largo de mi carrera de 40 años encabezando organizaciones en el ámbito empresarial, gubernamental y ahora sin fines de lucro, a menudo buscaba otras experiencias de la vida para aprender y desarrollarme como líder. Una constante a lo largo de este tiempo es mi amor por el ciclismo y las muchas oportunidades que me ha brindado para establecer paralelismos entre la vida sobre los pedales y la vida en la alta dirección.

La lista de lecciones es larga, pero a continuación, te comparto las que considero que son más relevantes para liderar un equipo en una organización, que se relacionan con mi trayecto en el ciclismo.

1. Un equipo fuerte y coordinado gana el día

Me maravilla la dinámica de precisión de los equipos en las carreras de ciclismo. Los ciclistas se mueven a solo centímetros de distancia y se comunican sin problemas. Cada elemento contribuye al ritmo y éxito del equipo. Las organizaciones de alto rendimiento necesitan que su gente trabaje en conjunto, confíe entre sí y se comunique constantemente.

Cuanto más complejos son los problemas y más agresivas las metas, más esencial es liderar a tu equipo para que se encuentre en sincronía, esto se parece mucho al ciclismo. Puedo pensar en más de una iniciativa importante (tan doloroso como es recordarlo) donde meses de esfuerzo y millones en inversiones se vieron afectados porque los líderes no se coordinaron ni comunicaron adecuadamente.

Pero cuando el equipo está realmente sincronizado, suceden cosas asombrosas. Los ciclistas más potentes crean una corriente de arrastre que ayuda a sus líderes a avanzar con menos esfuerzo.

Como CEO, me beneficio de estos “ciclistas de poder” todos los días: líderes competentes y seguros que piensan fuera de la caja, lideran grandes iniciativas, comunican sus ideas e inspiran a sus equipos. Puedo avanzar más rápido cuando me rodeo de personas de alto rendimiento que sobresalen y me desafían a diario.

2. Un entrenamiento inteligente y disciplinado construye un ciclista sano y exitoso

En mis actividades físicas, nunca fui muy equilibrado en mi entrenamiento. Era el tipo que entrenaba a una sola velocidad: al máximo, todo el tiempo. Hace unos años, comencé a trabajar con un entrenador personal porque estaba sufriendo muchas lesiones y quería desarrollar una fuerza más integral. Cuando llegó el verano, mis récords personales en Strava comenzaron a acumularse.

Luego, leí más sobre el valor de un plan de entrenamiento con diversidad para mejorar el rendimiento: paseos largos y ligeros, intervalos específicos, entrenamiento de fuerza, así como nutrición, recuperación y sueño. Liderar a un equipo en una organización de alto rendimiento es similar; existe un momento para “dar todo” en ciclismo, ante de comenzar una carrera ya sea llevar a cabo un proyecto importante, negociar una gran transacción o lanzar un nuevo producto.

Pero no todos los días son de carrera y la organización necesita una base sólida para rendir cuando la presión está al máximo. Las organizaciones necesitan tiempo para recargar energías, celebrar sus victorias y reconocer el valor que cada persona, en cada nivel, aporta a su misión. También deben desarrollar a su gente y crear una cultura que fomente la colaboración y el crecimiento. Así, cuando llegue el próximo “día de carrera”, todos podrán dar lo mejor de sí y no agotarse.

3. Es importante mirar al futuro y ser ágil en el proceso

Tenía un amigo llamado Phil, ciclista de montaña de toda la vida y excompetidor de esquí en la universidad. Con él, aprendí que al acercarse a una sección difícil, hay que mirar hacia adelante, elegir el mejor camino y superar los obstáculos con confianza. Si no lo haces, te entra el miedo, se desvanece la confianza y es mucho más probable que te caigas.

Este equilibrio entre comprometerse con confianza en una estrategia y ser ágil para ajustar el rumbo es complicado. Lo mismo se aplica en los negocios. Las estrategias empresariales respaldadas por buenos planes de ejecución nos dan un camino informado para seguir.

Nos ayudan a mantener la vista en el objetivo y gestionar los desafíos. Sin embargo, al igual que en el ciclismo de montaña, necesitas ser ágil cuando surgen nuevas circunstancias, lo que requiere ajustar el enfoque o aprovechar una mejor oportunidad.

4. Necesitas amar la escalada para ver belleza en el camino

En 2005, pasé 10 días en los Pirineos subiendo las cumbres antes de llegar al Tour de Francia. Fue difícil y maravilloso. En el trayecto, había aldeas antiguas que disfruté, vistas inesperadas y compañeros ciclistas con quienes compartir el dolor, el asombro y el aliento.

Al final de la subida, compartimos una experiencia en la cima de la montaña, con vistas asombrosas y la alegría de nuestra conquista en equipo. En la vida y el trabajo, solemos enfocarnos en el futuro. Tenemos metas por cumplir; iniciativas que completar; crisis por superar y organizaciones que construir. Pero es en el camino donde construimos relaciones, crecemos como líderes y vemos florecer a nuestros equipos. Y claro, cuando llegamos a la cima de la “montaña” que estamos escalando, todo se convierte en algo extraordinario.

5. Ser fuerte es importante, pero necesitas tener compasión para triunfar

Todos esperamos ese momento en una carrera de clase mundial. El pelotón avanza y, aunque un grupo se adelante, otros lo alcanzan. Luego sucede la magia. Alguien o un pequeño grupo toca algo más grande para despegarse del resto. Y al acercarse a la meta, algo casi sobrenatural impulsa al ganador.

Pasé muchos años de mi carrera como banquero de inversión y luego como director financiero. Entendía bien las complejidades del mundo financiero y cómo ofrecer resultados con confianza. Pero al comenzar a considerar la posibilidad de asumir el puesto más alto, no tenía la misma confianza y sentía que me faltaba algo.

En una reunión con un coach ejecutivo, me dijo: “Steve, estás actuando como si la flecha más fuerte en tu aljaba de liderazgo fuera tu intelecto, pero no lo es. Es tu corazón. Y si no lo aprovechas, nunca alcanzarás tu verdadero potencial como líder”.

Poco después, fui nombrado director de una agencia federal en medio de un gran desastre. Necesitaba emplear todas las habilidades financieras y operativas que había desarrollado durante años, pero pronto me di cuenta de que también necesitaba actuar desde el corazón. Esa perspectiva elevó mi compromiso personal y fomentó un nivel de creatividad, compasión y motivación que nunca había experimentado. Eso me enseñó quizá la lección más importante de todas: lo mejor que pude dar surgió de mí porque provino del corazón.

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  • Steve Preston

    Steve Preston es presidente y CEO de Goodwill Industries International, una de las organizaciones sin fines de lucro más grandes en desarrollo de fuerza laboral en América del Norte. Anteriormente, dirigió dos agencias federales y ocupó cargos de alto nivel en el sector privado.

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    Steve Preston es presidente y CEO de Goodwill Industries International, una de las organizaciones sin fines de lucro más grandes en desarrollo de fuerza laboral en América del Norte. Anteriormente, dirigió dos agencias federales y ocupó cargos de alto nivel en el sector privado.

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Sobre el autor

Steve Preston es presidente y CEO de Goodwill Industries International, una de las organizaciones sin fines de lucro más grandes en desarrollo de fuerza laboral en América del Norte. Anteriormente, dirigió dos agencias federales y ocupó cargos de alto nivel en el sector privado.

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