Con Donald Trump nuevamente en la presidencia de Estados Unidos (EU), las expectativas recaen sobre la Unión Europea para que, junto con China, lidere las negociaciones climáticas en la COP29 en Bakú. El objetivo: alcanzar un acuerdo financiero antes del viernes para enfrentar el cambio climático.
En la capital de Azerbaiyán, la UE trabaja en silencio con China en una alianza de “alta ambición”, apoyada por países del Sur Global como Kenia y Palau. Los europeos, principales contribuyentes a la financiación climática mundial, aportaron el año pasado 30,200 millones de dólares (mdd) de fondos públicos, a los que se sumaron 7,600 mdd del sector privado, según datos de la Comisión Europea.
“Seguiremos liderando y cumpliendo con nuestra parte justa, e incluso más”, aseguró Wopke Hoekstra, comisario europeo para las negociaciones climáticas.
Tensiones y reclamos en la plenaria de la COP29
Diego Pacheco, jefe de la delegación boliviana, dijo en los pasillos de la COP29 que Europa y China “deben marcar el rumbo de este proceso, no tienen elección”.
Un informe del grupo de reflexión ODI respalda que países como Suecia, Dinamarca, Francia, Alemania y Países Bajos ya aportan más de lo que les correspondería según criterios históricos, económicos y poblacionales. Pero EU, con una contribución significativamente menor, sigue quedándose atrás.
Pero el mismo Pacheco dijo en la plenaria que se niegan a que países que basaron su prosperidad en el uso de carbón y de petróleo les den lecciones. “Paren de intentar achacar [la responsabilidad] de reducir las emisiones a los países en desarrollo”, señaló.
A pesar de las expectativas, la UE no ha revelado cuánto está dispuesta a financiar a partir del próximo año. “Esperamos que Europa tome la iniciativa”, afirmó Chiara Martinelli, de la Red Acción Clima (CAN) Europa. Mientras, otros observadores apuntan a una cierta reticencia europea a asumir completamente el liderazgo esperado.
Sí hubo avances, pero. quedan muchos desafíos
Los negociadores estudian un nuevo objetivo financiero de entre 200,000 y 400,000 mdd anuales, lo que implicaría al menos duplicar el actual compromiso de 100,000 mdd. Estas cifras incluirían aportaciones públicas bilaterales, inversiones de bancos multilaterales y financiamiento privado.
Sin embargo, Europa insiste en que países como China asuman también su responsabilidad y transparencia en sus aportes, señalando que esto sería clave para avanzar en las metas globales.
La reciente decisión de China de revelar y cuantificar por primera vez sus inversiones climáticas en países en desarrollo se ve como un gesto positivo. “Es un paso importante, especialmente en una COP tan compleja como esta”, celebró un diplomático europeo.
A pesar de ello, los europeos no quieren dar marcha atrás en los avances logrados en la COP28 de Dubái, como la transición hacia energías limpias. Arabia Saudita, que aún digiere estas decisiones, representa un desafío en las negociaciones.
“En el tema de las energías fósiles, no podemos permitirnos retroceder”, advirtió Hoekstra, subrayando la necesidad de consolidar el progreso hacia una economía libre de carbono.
Europa, aunque presionada, sigue siendo la pieza clave en el tablero climático global.