Sacar un conejo de un sombrero de copa. Teletransportarse de una jaula a otra. Encontrar una moneda detrás de la oreja de un niño de cinco años. Un buen truco de magia siempre ha inspirado asombro y maravilla, pero las personas ciegas han quedado fuera de ésta diversión.
Piénsalo. El “¡oooh!” cuando el conejo aparece del sombrero. El grito de asombro cuando alguien que creías encerrado en un lado del escenario aparece repentinamente dentro de otra jaula al otro lado. La única razón por la que estos trucos funcionan es porque engañan a tus ojos para que vean algo que, segundos antes, parecía imposible. Para que las personas ciegas puedan apreciar cualquiera truco, los magos tendrían que reinventarlos por completo. Y ahora, alguien lo ha hecho.
En noviembre, decenas de magos de todo el mundo se reunieron en Las Vegas para una conferencia de la Asociación de la Ciencia de la Magia. Allí, miembros del MAGIC Lab (siglas de Mind Attention & General Illusory Cognition), un grupo de investigación de la Escuela de Psicología de la Universidad de Plymouth en el Reino Unido, anunciaron a los ganadores de una competencia llamada Auditory Magic Challenge.
Auditory Magic Challenge fue la competencia que permitió presentar a los participantes un truco de magia que pudiera ser percibido por personas ciegas.
Unos meses antes, el MAGIC Lab había hecho un llamado para presentar un truco de magia que no dependieran de la vista, el tacto, el olfato ni el gusto, sino que evocaran asombro exclusivamente a través del sonido. Sin pistas verbales. Sin trucos de mentalismo. Un total de 11 magos de Europa, India, Japón y Estados Unidos enviaron sus trucos, pero solo uno destacó por su sorprendente ilusión auditiva.
En este truco, que podría describirse mejor como una teletransportación auditiva, el mago parece moverse mágicamente de una esquina de la sala a otra, utilizando nada más que el sonido para engañar a la audiencia. Tres magos enviaron trucos similares, por lo que el jurado, compuesto por magos, académicos y personas ciegas, decidió premiar a los tres. Por ahora, no hay planes de presentar los trucos de magia frente a una audiencia, pero la competencia demuestra que es posible crear una experiencia mágica inclusiva que todos puedan disfrutar.
La anatomía de un truco de magia
Aquellos que han visto la película de Christopher Nolan de 2006, The Prestige—donde Hugh Jackman y Christian Bale interpretan a magos rivales en el Londres eduardiano—podrían haber aprendido que todo truco de magia consiste en tres partes: el compromiso, el giro y el prestigio (estos términos son prácticas ficticias de las ilusiones escénicas, probablemente una invención de Nolan y no utilizados por magos reales, pero son útiles para comprender la estructura de un truco de magia). Por ejemplo, el mago primero muestra algo ordinario, como una paloma o una baraja de cartas. En segundo lugar, hace que ese objeto haga algo extraordinario: la paloma desaparece. En tercer lugar, hace lo impensable: la paloma reaparece.
Esta estructura es fundamental para un truco de magia exitoso, pero no tiene que involucrar pistas visuales. “Pienso en la magia como un conflicto en creencias entre las cosas que crees que son posibles y las cosas que crees que has experimentado”, dice Gustav Kuhn, profesor asociado de psicología en la Universidad de Plymouth y director del MAGIC Lab, que estudia el comportamiento humano y la cognición a través del lente de la magia. “La visión es importante en términos de establecer lo que crees que es verdad, pero no tiene por qué ser el caso”.
Kuhn fue mago antes de ser académico. “Mi vida era solo magia, aburría a mis padres hasta que se dormían”, me dijo en una reciente videollamada después de la conferencia de Las Vegas. Kuhn, miembro fundador y actual presidente de la Asociación de la Ciencia de la Magia, llegó a publicar la asombrosa cantidad de 37 artículos sobre la ciencia de la magia en unos 20 años. Es una cifra considerable por sí misma, pero especialmente considerando que el número total de artículos publicados sobre el tema asciende a unos 170.
En sus dos décadas de investigación, Kuhn dice que no encontró trucos de magia que dependieran de pistas auditivas. “En principio, la magia no depende de la visión, pero es increíblemente difícil producir un truco de magia que dependa únicamente de la percepción auditiva”, dice. “Existen ilusiones auditivas, pero han sido manipuladas para convertirse en un truco, lo cual es realmente emocionante”.
El cono de confusión
El truco ganador se basa en un fenómeno psicológico auditivo conocido como el “cono de confusión”, mediante el cual una persona no puede determinar la ubicación exacta del sonido que está escuchando. Si alguna vez te has encontrado al volante, buscando nerviosamente esa sirena de ambulancia para averiguar si necesitas detenerte o no, entonces has experimentado el cono de confusión.
Pero eso por sí solo no es un truco de magia. Las ilusiones auditivas, como el tono de Shepard, o esta inquietante ilusión del “Virtual Barber Shop”, no cuentan. Para que una ilusión sea considerada un truco de magia, los magos deben crear lo que Kuhn llama “la ilusión de imposibilidad”. ¡No puede ser! es lo que el público necesita sentir para que una mera ilusión auditiva se gradúe a truco de magia.
Ed Brims, quien realizó uno de los trucos ganadores, convirtió el cono de confusión en un truco de magia al simular una teletransportación auditiva para su hijo Felix, de 10 años, quien estaba sentado en el centro de una habitación, usando una venda en los ojos. Primero, Brims rodea a Felix mientras golpea una cuchara contra una botella de vidrio. Felix debe señalar hacia dónde proviene el sonido. Luego, Brims guarda silencio y circula nuevamente alrededor de Felix, golpeando la botella mientras camina suavemente sobre un piso alfombrado. Golpea la botella una vez detrás de Felix, y Felix señala hacia atrás. Golpea nuevamente frente a él, pero Felix sigue señalando hacia atrás. Brims luego revela su posición real emitiendo un sonido de “fwoomph”, que da a su hijo la ilusión de que su padre se teletransportó de atrás hacia adelante.
El sonido “fwoomph” es crucial, dice Brims, porque asegura que el truco de magia permanezca inclusivo hasta el final. En el video, Felix puede ser visto quitándose la venda para asegurarse de que su padre está donde dijo que estaba, pero el sonido “fwoomph”, que es diferente al tintineo, asegura que las personas ciegas puedan entender la revelación sin tener que depender de la vista.
Brims está muy sintonizado con las necesidades de las personas con baja visión. Hace varios años, antes de su trabajo como ingeniero de software en Bloomberg, en Londres, trabajó en Google, experimentando con formas de convertir gráficos de barras en música y ayudando a hacer que “leer” gráficos fuera mucho más interesante que escuchar una voz que relata números.
Dice que el mago brasileño Antonio Bourgeois le presentó el fenómeno del “cono de confusión” en una convención de magia en 2022. En ese momento, Brims no sabía cómo convertirlo en un truco de magia, pero cuando escuchó sobre esta competencia, comenzó a jugar con la idea y llegó al truco de teletransportación auditiva.
El futuro de la magia
El truco es un desarrollo emocionante, pero viene con algunos desafíos. Por un lado, es probable que este truco en particular solo pueda realizarse una vez, ya que el cerebro podría aprender qué esperar y negarse a ser engañado dos veces. Brims dice que Felix, al principio, no tenía idea de qué esperar. El truco puede no ser completamente confiable tal como está, tampoco. Cuando Kuhn intentó recrear el truco de Brims en su MAGIC Lab, tuvo que adaptarlo trayendo a una segunda persona porque sus estudiantes podían escucharlo claramente caminando la primera vez. Aun así, funcionó. “No pensé que sería sorprendente, y me sorprendió lo sorprendidos que estaban”, dice Kuhn.
Técnicamente hablando, Brims y los otros dos magos que enviaron trucos similares—Kent Cummins de Estados Unidos y Clément Le Roux de Francia—también rompieron algunas reglas al usar una buena cantidad de lenguaje para construir la narrativa y preparar la escena (un recurso que los jueces habían prohibido estrictamente). Le pregunté a Kuhn sobre la necesidad de medidas tan draconianas, y respondió de la única manera en que lo haría un mago: recogió un pequeño patito de goma que (naturalmente) tenía en su escritorio, lo hizo rebotar entre sus manos una vez, dos veces, y luego ¡poof! El patito de goma desapareció sin que Kuhn hubiera abierto siquiera la boca.
Aun así, Kuhn reconoció que su equipo fue demasiado lejos con las restricciones, por lo que están planeando una segunda competencia que ampliará un poco el alcance e invitará a los magos a idear trucos que puedan involucrar cualquier sentido que no sea la vista, y tal vez también un poco de lenguaje.