Bienvenido a “Consultas Urgentes”, la columna de Fast Company sobre consejos para el equilibrio entre la vida personal y laboral. Cada semana, la editora adjunta Kathleen Davis, presentadora del podcast The New Way We Work, responderá las preguntas más importantes y urgentes de la oficina.
EL IDIOTA DE LA OFICINA
Pregunta: ¿Cómo puedo lidiar con un compañero de oficina idiota?
Respuesta: He dado muchos consejos sobre cómo lidiar con malos jefes, cómo lidiar con conflictos en el trabajo y cómo domar a un compañero de oficina molesto. ¿Pero qué pasa con un colega de trabajo que no solo es molesto sino que es un completo idiota?
Comenzaré con lo obvio: nadie debería tolerar el abuso o el acoso en el trabajo. Si el “idiota” con el que estás tratando cruza esa línea, ve con tu gerente y/o repórtalo a Recursos Humanos.
Pero aquí te indico qué hacer con ese compañero de trabajo que cruza la línea de molesto a idiota, sin llegar al acoso total:
¿Conoces el dicho “la gente herida lastima a la gente”? Es probable que tu compañero de trabajo idiota esté actuando de esa manera debido a una situación de estrés que desconoces. Tampoco podría ser algo personal. Nada de esto es una excusa para que trate mal a los demás, pero vale la pena gastar un poco de energía para tratar de entender las cosas desde su punto de vista.
COMIENZA CON UNA MISIÓN AMISTOSA DE INVESTIGACIÓN
Lynn Taylor, autora de Doma a tu Terrible Tirano de la Oficina, sugirió algunas posibilidades en un artículo de Fast Company de 2015: “¿Se sienten territoriales porque han perdido poder o prestigio? ¿Podrían perder autoridad o proyectos?”. Ella sugiere un café o almuerzo para investigar.
“Si bien preferirías masticar vidrio antes que compartir una comida con esta persona, primero toma el camino correcto en tu misión de investigación”, dice Taylor. “Haz que tu colega se dé cuenta de que puedes ayudar a impulsar su carrera trabajando en colaboración, y que ves tus áreas como separadas, y por qué. Haz preguntas y escucha más de lo que hablas, descubre sus necesidades, comparte las tuyas, sé humilde y mantente alegre y optimista”.
NO ERES TÚ, SOY YO
Si tu misión amistosa de investigación no funciona, intenta un enfoque amable pero directo para abordar exactamente lo que te molesta. Mi hijo de cinco años está aprendiendo a usar “mensajes yo” para calmar el conflicto. Su maestra lo explicó así: “Un mensaje ‘yo’ le permite al estudiante expresar cómo se siente y pedir lo que necesita. Por ejemplo, si dos niños están jugando y un niño le quita el juguete al otro, un mensaje ‘yo’ sonaría así: “Me siento triste/enfadado/ frustrado cuando me quitas un juguete de la mano. ¿Puedes pedir un turno la próxima vez?”.
Puede que el kinder haya sido hace muchas décadas, pero este enfoque aún puede ser efectivo. En el lugar de trabajo, podría sonar algo así como: “Siento que no estamos de acuerdo en cómo realizar este proyecto. Cuando rechazas mis ideas, siento que no valoras mi perspectiva. ¿Puedes trabajar conmigo para hacer una lluvia de ideas sobre cómo podemos superar los obstáculos que ves en mis sugerencias?”
SÉ EL CAMBIO QUE QUIERES VER
A veces, un idiota es simplemente un idiota. Si no llega al nivel en el que puedas pedirle a tu gerente que intervenga, pero tampoco están dispuestos a cambiar, tu mejor opción es limitar la cantidad de tiempo que tienes que interactuar con ellos. En cambio, puedes concentrarte en crear el ambiente de trabajo que deseas tener.
Eso puede tomar la forma de defender a otros cuando el compañero de trabajo idiota inflige su crueldad (por ejemplo, si interrumpen constantemente a los demás). Puede tomar la forma de predicar con el ejemplo y ser el compañero de trabajo cortés que desearías que fueran ellos: responder con prontitud, elogiar, compartir crédito y calmar los conflictos. Ante el mal comportamiento, es difícil dejar de lado el deseo de hacer que alguien cambie. Pero eres la única persona sobre la que tienes control.
Protege tu paz tanto como puedas y memoriza las sabias palabras de Margaret Atwood: Nolite te bastardes carborundorum (No dejes que los bastardos te aplasten).