El gigante automotriz alemán Volkswagen, enfrentando una dura competencia de rivales tecnológicos en Estados Unidos y China, se ha asociado con un fabricante de vehículos eléctricos de California para desarrollar software y salvar su estrategia de electrificación.
El mes pasado, el mayor fabricante de automóviles de Europa, que enfrenta una caída en las ganancias y una ola de huelgas laborales en Alemania, selló una alianza con Rivian, una empresa con sede en Irvine.
Juntos planean desarrollar el sistema operativo para los autos eléctricos de Volkswagen a partir de 2026, un proyecto que hasta ahora ha drenado las finanzas de la empresa alemana.
La alianza entre el gigantesco grupo VW y la startup californiana, fundada en 2009, es un movimiento “de alto riesgo” para Volkswagen, señaló el Centro de Investigación Automotriz (CAR). Sin embargo, refleja los tiempos cambiantes, donde los componentes intangibles y cada vez más complejos, como las pantallas de realidad aumentada y las funciones de conducción asistida, han tomado mayor relevancia que el hardware clásico.
Competidores como Tesla, de Elon Musk, y los fabricantes chinos de vehículos eléctricos han basado gran parte de su éxito en los sistemas computacionales y las innovaciones digitales integradas en sus autos.
Los fabricantes tradicionales han tenido que decidir entre externalizar el desarrollo de software, como hizo la sueca Volvo, o contratar ingenieros para construir sus propios sistemas desde cero.
Colaborar con empresas más consolidadas como Alphabet, la matriz de Google, “reduce el riesgo” del desarrollo de software, que se ha convertido en un elemento clave en la industria automotriz, explicó Dudenhoeffer a AFP.
Volkswagen busca pasar de la inercia a la innovación
Volkswagen inicialmente optó por la segunda estrategia, fundando en 2020 su unidad de software Cariad, una subsidiaria que ahora emplea a unas 5,500 personas en Europa.
Sin embargo, los problemas de Cariad se convirtieron en una carga para el fabricante con sede en Wolfsburgo. Los retrasos en el desarrollo le costaron el puesto al exdirector general Herbert Diess y provocaron pérdidas de decenas de miles de millones de euros al grupo, según Dudenhoeffer.
Diess erróneamente pensó que podía transformar “a un fabricante de autos clásico en una empresa tecnológica”, señaló.
Reestructurar un conglomerado tan grande como Volkswagen, con sus 10 marcas y una estructura corporativa compleja, es una tarea especialmente difícil, explicó Andreas Nienhaus, de la consultora Oliver Wyman.
La “inercia” de estos grandes grupos limita la innovación, comentó Nienhaus.
Oliver Blume, quien asumió como director general de Volkswagen en 2022, puso fin a la “revolución” interna.
No obstante, el nuevo líder de VW tiene prisa por realizar cambios, ya que la automotriz está perdiendo cuota de mercado frente a nuevos competidores tanto en casa como en el extranjero, especialmente en China.
Una estrategia más clara que nunca
Volkswagen enfrenta, posiblemente, la mayor crisis en sus 87 años de historia. La dirección anunció este año planes para cerrar fábricas en Alemania, un paso drástico e inédito. El anuncio de cierres desencadenó una ola de huelgas, con los sindicatos prometiendo una “férrea” resistencia a los recortes.
En cuanto a Cariad, la subsidiaria de software ya ha reducido un 30% su personal administrativo este año, con el objetivo de recortar los costos de desarrollo en un 20%.
Aunque se han tomado estas medidas, la unidad seguirá desempeñando un “papel importante”, según Blume, encargándose de las actualizaciones tecnológicas en muchos modelos del grupo.
Unos 300 empleados de Cariad en China continuarán desarrollando un sistema de software personalizado en colaboración con su socio local XPeng.
Otros 150 trabajadores se unirán a la empresa conjunta con Rivian, según un portavoz de Cariad.
En esta asociación, estarán bajo la dirección de Wassym Bensaid, jefe de software de Rivian, quien tiene la tarea de hacer los sistemas de Volkswagen más ligeros, rápidos y competitivos.
Aunque Rivian es mucho más pequeña que Volkswagen —su producción anual es de decenas de miles de vehículos frente a los millones de VW—, está menos limitada por la burocracia que su socio alemán.
Si esta alianza logrará a tiempo salvar la estrategia eléctrica de Volkswagen aún está por verse. Sin embargo, según el portavoz de Cariad, la estrategia de software del grupo es ahora “más clara que nunca”.