El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos añade una capa de incertidumbre en el desarrollo empresarial y la adopción de tecnologías avanzadas en la región.
Michael Spence, premio Nobel de Economía no se anda con rodeos al abordar los temas más urgentes de la relación comercial y política entre México y Estados Unidos. En entrevista exclusiva con Fast Company México, Spence expuso su visión sobre aranceles, migración y crimen organizado, subrayando un panorama complicado, pero con espacio para soluciones.
Aranceles como herramienta de presión
Para Spence, la amenaza de imponer aranceles de hasta el 35% a productos mexicanos y canadienses “ciertamente no ayudará. Si realmente impone aranceles de ese nivel, perjudicará bastante a México y Canadá”, dijo; aunque no cree que esta sea la opción final.
El premio Nobel explicó que los aranceles son más una estrategia de negociación que una medida definitiva. “Es más probable que [Trump] se siente con el gobierno de México y negocie un acuerdo para frenar el flujo de drogas y migrantes a un nivel que puedan manejar”, señala.
Este enfoque destaca la interconexión entre comercio y seguridad en la relación bilateral. sin embargo, menciona que China podría jugar un rol indirecto en estas negociaciones. “Probablemente China se infiltrará en esa discusión en algún nivel”, comenta. Esto sugiere que los intereses globales de Estados Unidos podrían condicionar las decisiones en esta región.
Políticas migratorias y su alcance
Los aranceles generan inquietud, pero Spence considera que las deportaciones masivas son un problema mayor. Trump ha prometido expulsar a 11 millones de personas, muchas de ellas mexicanas. “Es difícil de entender. Muchas de esas personas han vivido en Estados Unidos por 10 años; tienen familias, son miembros establecidos de sus comunidades, y sus hijos nacieron en Estados Unidos”, explica.
El cuestionamiento de la ciudadanía por nacimiento también abre dudas sobre sus efectos económicos y sociales. Spence advierte que en muchas áreas del país ya hay falta de mano de obra, y medidas como esta podrían agravar esa situación. “Esto empeoraría dramáticamente las cosas”, afirma. Resolver la migración, incluyendo a los indocumentados, sigue siendo un desafío sin respuesta clara.
Crimen organizado y negociaciones bilaterales
El crimen organizado en México también forma parte del diálogo entre ambos países. Spence aborda el tema con un enfoque directo. “[Trump] es un nacionalista, y tal vez también un bully, pero no es realmente estúpido. No creo que pueda decir razonablemente a un gobierno soberano de otro país cómo deben resolver sus problemas internos y a qué velocidad”.
Spence propone una colaboración práctica. “Si yo formara parte de esta administración diría que lo que me interesa es el flujo de drogas hacia Estados Unidos, especialmente fentanilo. Si logran una solución satisfactoria que acordemos de antemano y funciona, en cierto sentido no es asunto mío cómo lo logren”. Reconoce que esta perspectiva podría ser optimista, pero la considera más viable que intentar controlar cómo México maneja su economía.
Para Spence, los problemas entre México y Estados Unidos tienen solución. Aranceles, migración y crimen organizado son desafíos que requieren trabajo conjunto. “No deberíamos estar ocupados diciéndole a cada país cómo manejar su economía”, insiste.
Spence asegura que las negociaciones bilaterales no deberían limitarse a apagar fuegos, sino sentar bases para una relación más estable a futuro. Dice que las políticas públicas pueden equilibrar necesidades económicas y sociales en ambos lados de la frontera.